PARA ESCRIBIR SOLO HAY DOS REGLAS, TENER ALGO QUE DECIR Y QUE TE DEJEN DECIRLO. (Rafael F. Condill)
18 de noviembre de 2016
2260- LA TORRE INVERTIDA.
Cosas curiosas las hay en cualquier parte, pero... Los seres humanos somos extraños, ególatras, inescrutables, imprevisibles, locos por destacar sobre los demás. Puestos en ello, si tuviéramos dinero, no tendría ningún mérito mandar que nos construyeran una torre, moderna o incluso con apariencia medieval pero, ¿invertida?. En fin, los hay locos de atar y de éstos hubo uno en Portugal, como hubiera podido haberlo en la China, o en Madagascar.
Junto a la villa de Sintra (Portugal) está la 'Quinta da Regaleira' o Palacio do Monteiro dos Milhôes. Esto último (dos Milhôes) significa 'el de los millones', con eso está dicho todo... Allí a las afueras de esta localidad portuguesa está este palacio clasificado como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Antonio Augusto Carvalho Monteiro, hijo de padres portugueses nació en Río de Janeiro en 1848. Tras la muerte de sus padres heredó una gran fortuna y en 1892 se marchó a Portugal comprando a los Barones de Regaleira esta vasta propiedad de 40.000 m2. y allí, en las colinas de Sintra, mandó construir este palacio. Todo allí está relacionado con la alquimia, la masonería y los Templarios. La mayor parte de la construcción que hoy podemos contemplar, quedaba terminada en 1910.
Hay pocos datos sobre lo que fue esta finca antes de la aparición de Monteiro. Tan solo que un tal José Leite era propietario en 1697 de una gran finca en los alrededores Sintra y que la Quinta da Regaleira formaba parte de ella. A partir de ese momento la finca pasó por diferentes manos y, como se ha dicho, no fue hasta 1892 cuando los Barones de Regaleira se la vendieron a Monteiro por veinticinco 'contos de réis'. Para que tengamos una clara idea del valor real que se pagó por la finca, hay que tener en cuenta que 'un conto' equivalía a 1,4 Kg. de oro de 22 quilates, lo que supone algo más de 10 millones de euros actuales el total que se pagó por la hacienda, con todas sus construcciones y contenido. Claro que a nuestro protagonista aquello le pareció una baratija y de inmediato se pudo a demoler y a reformar para dejarlo todo a su gusto.
Con este palacio Monteiro quiso resucitar el pasado glorioso de Portugal, enriquecido con elementos góticos y neoclásicos, además de símbolos esotéricos que guardan relación con la alquimia y la masonería. Nada de lo que allí se puede ver es producto de la casualidad. Cada piedra, cada árbol está ordenado con algún propósito y sorprende a todos los visitantes el Pozo de la Orden Rosacruz, o Torre Invertida, una galería subterránea a la que se accede por una escalera en espiral y nueve rellanos circulares, con quince peldaños entre cada uno de ellos. Son los nueve círculos que llevan al Purgatorio, al Infierno y al Paraíso. En el fondo del pozo, una rosa de los vientos de mármol puro sobre cruz templaria, emblema heráldico de Carvalho Monteiro. El pozo se utilizaba en rituales masónicos de iniciación.
La simbología del pozo quiere indicar que la Tierra, de cuyo útero proviene la vida, es también la sepultura que nos acogerá al final. El fondo del pozo está comunicado por medio de túneles con diferentes partes de la finca. Anteriormente plagado de murciélagos, en la actualidad están limpios y deshabitados por los miles de turistas que lo visitan en cualquier estación del año. Como no podía ser de otra forma la finca tiene también su capilla, adjunta al palacio y con un bello estanque en su parte trasera. La capilla tiene una cripta, también comunicada con el pozo iniciático o Torre Invertida, de 27 metros de profundidad.
A fin de poder disfrutar el descanso eterno que a todos nos aguarda, Monteiro mandó al mismo arquitecto que le construyó su palacio que le preparara también su tumba en el cementerio 'dos prazeres'.
La tumba se abría con la misma llave que su palacio de Lisboa, situado en la Rua do Alecrim. La tumba tiene forma de templo masónico y en su puerta un llamador de hierro en el que hay grabada una abeja que sostiene un cráneo. Nadie llamó, por si alguien respondía. La abeja representa a los masones por ser el insecto más trabajador y mejor organizado. Las gradas exteriores decoradas con los símbolos del pan y el vino (cuerpo y espíritu) así como búhos y amapolas que son símbolos de la sabiduría y el sueño eterno.
Un excéntrico, el amigo Antonio Augusto Carvalho Monteiro, el de los millones...
La villa de Sintra, a unos 30 Km. de Lisboa, bien vale una visita, puesto que también en los alrededores hay decenas de sitios interesantes para visitar. ¡Anímense!.
RAFAEL FABREGAT
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