La muerte (1547) no le permitió ver apenas nada de tan magna obra cuya profundidad no llegó a vislumbrarse hasta 1.546 de la mano de Pierre Lescot. Las obras siguieron bajo el mandato de Enrique II y Enrique IV. Sería Catalina de Médicis, viuda de Enrique II quien en 1.564 anexaría al conjunto arquitectónico el Palacio de Tullerías y dos años después (1566) la galería que uniría éste con el Louvre. La muerte de Enrique IV (1610) todavía dejaría inacabada la obra que seguiría su hijo Luis XIII pero el hijo de éste, Luis XIV, optaría por paralizar las obras en 1.678 destinando el edificio a Academia Real de Pintura y Escultura al tiempo que iniciaba la construcción del fastuoso Palacio de Versalles donde trasladaría su corte real en 1.682.
Luis XIV no se desentendió por completo del antiguo Palacio del Louvre y en 1.692 todavía ordenó la instalación de numerosas esculturas que hicieron aumentar notablemente su belleza.
A raíz de ello en 1.699 se llevó a cabo la primera de una serie de exposiciones que atrajeron a multitud de visitantes.
En 1.756 su hijo Luis XV retoma los trabajos inconclusos de su padre y lo deja con el aspecto que conocemos actualmente. Su heredero Luis XVI ya no pudo hacer nada más al respecto.
El 14 de Julio de 1.789 el pueblo parisino, dirigido por un grupo de desertores, ocupó la Bastilla pero el regreso del rey neutralizó momentáneamente la Revolución.
Siguieron un par de años de incertidumbres y finalmente, el 13 de Agosto de 1.792 Luis XVI fue detenido y el 21 de Septiembre nacía la República Francesa. A las diez y veintidós minutos de la mañana del 21 de Enero de 1.793 la guillotina caía sobre su cuello. Aquel mismo año se abriría oficialmente el palacio como Museo del Louvre y en la época del Imperio tomaría el nombre de Museo Napoleón. A todo el material acumulado durante siglos se sumaría rápidamente el robado por Bonaparte en todos los lugares conquistados, convirtiendo al Louvre en el museo más grande del mundo. Como era de esperar, a la caída de Napoleón en 1.815, las naciones expoliadas recuperaron buena parte de las obras robadas y el Museo fue desmadejado por completo.
El Arco del Carrusel, construido frente al Louvre en honor de las numerosas victorias napoleónicas, contenía numerosos bajorrelieves y en lo alto caballos de bronce robados de la Plaza de San Marcos en Venecia que también fueron devueltos a sus legítimos dueños en 1.815. Durante más de treinta años se estuvo trabajando en la reorganización del Museo, al tiempo que se presentaban nuevas salas con interesantes secciones. Napoleón III completa en 1.861 las obras que unen el Louvre a las Tullerías aunque, siendo símbolo de la antigua monarquía, este último es incendiado en 1.871. En 1.882, no pudiendo recuperar el edificio, las Tullerías son demolidas por completo y el poder político abandona definitivamente el lugar que queda en exclusividad para la actividad cultural. Durante la II Guerra Mundial el cierre y traslado de las obras es obligatorio pero en 1.940, aún estando la ciudad ocupada por los nazis, el Museo reabre sus puertas. Empieza el esplendor del museo que ya no puede admitir tanta obra y hay que crear museos satélite.
En 1.981 el entonces presidente François Miterrand anuncia una reestructuración del Museo del Louvre y la construcción de la gran pirámide acristalada que es hoy el acceso principal del Museo.
Verdadera barrera entre el norte y sur de París el antiguo castillo, el Museo del Louvre, es hoy punto de partida de la línea que de oeste a este de la ciudad cruza el Arco del Carrusel, el obelisco de la Plaza de la Concordia, el Arco del Triunfo en los Campos Elíseos y el nuevo Arco de la Defensa, algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad de París. Nadie pensó sin embargo hasta el siglo XXI, que la función definitiva de el Louvre pudiera ser la de un museo, pero no un museo cualquiera sino el más importante del mundo.
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
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