5 de noviembre de 2013

1173- LA ESTAMPIDA.

Ignoro el motivo por el cual la gente de la capital espera con ansiedad el fin de semana y especialmente si es largo. 
Ya no te digo si se trata de un "puente" de cuatro días o un "acueducto" de semana entera. Será sin duda para alejarse del mundanal ruido, está claro, pero ¿no es eso lo que al fin y al cabo les gusta?. Porque los que somos de pueblo a la segunda hora en la ciudad estamos hartos, como los de ciudad al segundo día en el pueblo también están aburridos. Entonces, ¿para qué tanta ansiedad?. A un servidor, que por lo visto no es de este mundo, nada le gusta más que la vida cotidiana. Me imagino que muchos no podrán entender estas palabras, pero aseguro hablar en serio cuando las digo. Estoy tan bien en mi casa y en mi tierra que cuando salgo de viaje -porque, a pesar de todo, yo también viajo- tengo más ganas de volver que tuve a la hora de salir. 

Claro que nuestro pueblo (Cabanes) aunque es de montaña, está a tan solo 12 Km. del mar, donde también tenemos casa. Como todo el mundo, tenemos ganas de ver cosas nuevas y especialmente conocer otras culturas pero, a los cuatro días ya tenemos ganas de volver. ¿Les pasa a ustedes algo parecido?. Pues eso. Este verano pasado invitamos a nuestras hijas, maridos y nietas a un crucero por el Adriático y el Egeo (Venecia-Estambul) con ida y vuelta en avión y las hijas, agradecidas, nos regalaron para este largo fin de semana de "Todos los Santos" dos días de estancia en el Hotel-Bodega-Spa Finca Arandinos****, de La Rioja con todos los gastos pagados a los que, por mi cuenta, sumé un día más para visitar San Sebastián con hospedaje y comida en el Hotel Karlos Arguiñano****, de Zarautz. Fue una sorpresa que le dí a mi mujer, pues ella no sabía nada. 

La autopista AP-8 tiene salida en Zarautz por lo que mi mujer no sospechó nada al salir por ese punto. La salida se prolonga en lo que es la calle principal de la población, por tratarse de la antigua carretera N-634 a Burgos y estábamos atravesando la población cuando salió el indicador de hoteles con el rótulo en cuestión.
- ¡Mira!. Esa paleta indica el Hotel-Restaurante de Arguiñano -dijo ella sorprendida.
- ¡Vamos a verlo! -le dije yo aparentando sorpresa y dando volantazo.
Después de cuatro cambios de calle vi al fondo el palacete donde está ubicado el hotel. Sin embargo no había plaza de aparcamiento y tuve que pasar de largo. Al llegar a la esquina giré a la derecha y rodeé la manzana aparentando equivocarme y entonces ya había plaza para aparcar.
- Vaya, hemos salido al mismo sitioVoy a parar y te haré una foto frente a la puerta del hotel. -le dije. Ella no quería, pero yo insistí.
- Voy a pedirle a esa chica que viene por la acera que nos la haga a los dos.
La chica amablemente nos hizo la foto y regresamos al vehículo.

Mientras mi mujer se metía en el coche, yo me dirigí hacia la puerta del maletero y cogí una de las maletas preguntándole:
- ¿Qué haces ahí sentada?. ¡Ayúdame a descargar las maletas!.
- Pero... ¡Aquí no hay ningún hotel! -dijo ella mirando en todas direcciones.
- Pues claro que lo hay -respondí riendo- ¿Acaso el restaurante de Arguiñano no es también un hotel...?.
 Ella me miraba incrédula, pensando que se trataba de una broma, pero pronto se dio cuenta que la cosa iba en serio.
- Pero, ¿es aquí donde veníamos? -preguntó sorprendida.
- Aquí es. ¿Te gusta? -le dije viendo que no se lo acababa de creer.


Naturalmente tenía también mesa reservada y comimos el Menú Degustación que suelen variar con bastante frecuencia para no aburrir a los clientes asiduos: unos estupendos entrantes, un plato de pescado, otro de carne y unos excelentes postres preparados por Eva Arguiñano, la hermana de Karlos. Todo buenísimo. Por la noche tenía reservada también mesa en el mejor restaurante de pescado del País Vasco. Se trata del Asador ELKANO de Getaria, a 5 Km. de Zarautz. Sin embargo al final no pudimos cenar allí puesto que fuera de temporada veraniega y no siendo fin de semana (jueves) hubiéramos cenado prácticamente solos debido a los elevados precios del local. Al acudir a la hora convenida el comedor estaba a oscuras por no haber otras reservas. Nos volvimos a Zarautz y cenamos unos pinchos y unas cervezas en el Bar que Arguiñano tiene en el mismo edificio del hotel.

Por la mañana estábamos tomando el desayuno buffet del Hotel, cuando de repente entró Karlos Arguiñano en el comedor. Sin mediar palabra mi mujer se levanta de la mesa y se va hacia él contándole la sorpresa que le había dado su marido y pidiéndole que le firmara la Tarjeta del Menú-Degustación que habíamos comido el día anterior, a lo que el famoso y televisivo cocinero accedió gustoso. Me saludó a mí también y marchó a sus quehaceres pues los genios, aunque tienen mucho tiempo, también tienen muchos sitios donde invertirlo. 




Acabado el desayuno partimos
 hacia el nuevo destino.
Ya próximos a Logroño visitamos la catedral de Santo Domingo de la Calzada, allí donde cantó la gallina después de asada, destino que había quedado pendiente en un viaje anterior. 
Había poco tiempo pues la comida era ya en el Hotel-Bodega riojano y no teníamos claro el itinerario de llegada. 
Por la tarde teníamos circuito de dos horas en el Spa y cena de bienvenida. 
Excelente cocina de corte moderno dirigida por el chef Diego Rodríguez, antiguo camarada del eminente cocinero vasco Martín Berasategui

En cuanto al Spa... Para que los clientes no se amontonen, el circuito se realiza previa reserva de horario. Elegimos de 18,30 a 20,30 de la tarde y a la hora convenida nos personamos allí en bañador y enfundados en nuestros albornoces. Habría una docena larga de clientes y cada cual iba a lo suyo. Nosotros jamás habíamos pisado un Spa y no sabíamos muy bien qué hacer. De repente salió una joven de una de las cabinas de masaje y nos preguntó si teníamos turno para esa hora. Le dijimos que si y ella nos dio dos tangas minúsculos diciéndonos que nos quitáramos todo lo demás. Se confundió al pensar que queríamos un masaje...

Quedamos sorprendidos puesto teníamos entendido que el circuito se hacía en bañador. 
Mi mujer subió a consultarlo en recepción y bajó acompañada de una señorita que aclaró el equívoco, pues la primera joven era la encargada de los masajes y pensó que íbamos allí. 
Duchas, saunas, hidromasaje, piscinas de agua caliente y fría, etc.
Después una ducha rápida y a las 21,00 h. nos sirvieron una estupenda cena, acompañada naturalmente de un viño excelente de la propia bodega. 


El segundo día en el famoso Hotel teníamos visita de la Bodega y Cata de sus especiales vinos pero eso era a las 12,00 h. Para completar la mañana hicimos un par de horas de turismo por los pueblitos de alrededor visitando la Bodega-Cooperativa del pueblo (Entrena) al que pertenece la Bodega-Hotel. Allí compramos una caja de 12 botellas a mitad del precio que pedían en el hotel. Por la tarde, tras una breve siesta salimos con el coche nuevamente a recorrer la comarca. Al pasar por uno de esos pequeños pueblos vimos a un hombre arrancando de su mata las vainas de pochas (judías tiernas) mientras la mujer iba desgranándolas. 

Es algo que me encanta y que no podemos comprar pues en nuestra tierra no se vende este producto. 
Paré el coche y fuimos a preguntar si nos podían vender unas pocas. 
Apenas hacía un momento que la mujer se había puesto a desgranarlas y solo tenía unos 3 Kg. que accedió a vendernos. Un viaje bien aprovechado...

RAFAEL FABREGAT

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