Está claro que el mundo no camina por la mejor senda posible y las consecuencias, más pronto que tarde, acabarán llegando a nosotros. Hay superpoblación y exagerado gasto de energía fósil. Sin embargo lo de dar fechas concretas para determinado evento que tenga que ver con la naturaleza es harina de otro costal. Tanto es así que, contra todo pronóstico, este año 2013 el hielo ártico tiene una superficie muy superior a la habida en los últimos años por estas fechas. El motivo no es otro que el largo invierno 2012/2013 y la primavera inexistente. La costra de hielo (banquisa) y su grosor se han recuperado hasta límites inimaginables y es previsible que en Septiembre de este año la superficie de hielo sea superior a la del año pasado. Puede -y lo digo con cierta sorna- que la crisis y la desconexión de muchos aparatos de calefacción o aire acondicionado (por falta de dinero) hayan contribuido al ahorro energético y por lo tanto a la emisión de CO2.
¿Por qué no?. Quizás sea poco lo que nosotros podamos hacer al respecto, pero todo ayuda. Desde luego una nueva tecnología industrial no contaminante podría parar un problema que desde luego no admite retrasos. Siempre, naturalmente, que el dichoso efecto invernadero sea algo provocado por la humanidad y no un ciclo natural del planeta... De todas formas, aunque así fuera, no nos vendría mal a los humanos respirar aire limpio o menos contaminado.
Como siempre y con toda la razón del mundo me diréis que este no es el asunto que nos ocupa, pero justamente el Océano Ártico es el detonante de la explosión que se avecina si no aunamos nuestras fuerzas hacia el objetivo de disminuir la contaminación. En Septiembre de 2007 había en el Ártico 4,17 millones de Km2. de hielo. En Septiembre de 2012 había 3,41 millones de Km2. ¿Cuantos Km2. habrá este año?. Todos creen que más, pero habrá que verlo...
Por lo pronto diremos que el Océano Glacial Ártico es, con 14,1 millones de Km2. el más pequeño del planeta y que tiene una profundidad media de 1.500 metros. Está separado del Atlántico por el estrecho de Fram y por el mar de Barents, de los que recibe ingentes masas de agua. Conecta también con el Pacífico por el estrecho de Bering. El resto está limitado por las tierras del norte de Europa, las de Asia y por el norte de Alaska y Canadá, pertenecientes al continente americano. En el centro del casquete polar es fácil encontrar grosores de hielo superiores a los cuatro metros de espesor. Las temperaturas de esta parte del mundo suelen oscilar entre los 0ºC del verano a los -50ºC del invierno aunque en puntos de la plataforma continental se han registrado temperaturas de hasta 30ºC.
La vida en esta zona tan fría del planeta es mucho mayor de lo que cabría esperar (400 especies) y la mayor parte de las especies necesitan el hielo para sobrevivir. El mayor de todos ellos es el oso polar, con un peso que puede llegar a los 800 Kg. así como varias especies de focas y por supuesto ballenas. Los investigadores predicen la posibilidad de navegar este océano durante el verano, en un máximo de 50 años. Una gran preocupación mundial es la contaminación radiactiva que ello podría acarrear por haber sido, durante décadas, depósito ruso de resíduos nucleares. Muy especialmente en el mar de Kara y Nueva Zembla donde, durante los tiempos de la Guerra Fría, se llevaban a cabo pruebas nucleares de gran potencia. Algo positivo es que dentro de este perímetro se encuentra el 25% de las reservas petrolíferas mundiales y gran cantidad de minerales.
En el caso de la desaparición temporal del hielo sería posible la explotación de los recursos minerales de esta parte del océano.
Supongo que el mundo ya tiene suficientes problemas como para que, pensando en un futuro que no sabemos si llegará, tengamos que reclamar derechos sobre lo que (de momento) es tan solo una quimera.
Mejor sería para todos que tal eventualidad se quedara en eso, en una realidad que nunca pudiera llevarse a efecto.
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario