Con las chicas, lo máximo a lo que uno podía aspirar de no haber compromiso oficial de por medio, era "hacer manitas" y pare usted de contar. Las chicas, incluso las había que llegaban al altar tan puras como la Virgen María, después de varios años de relaciones oficiales.
Los chicos, ya se pueden figurar... Los más lanzados buscaban el alivio esporádico de alguna meretriz, entonces todas viejas y entradas en carnes.
Lanzados o no, todos con más callos en las manos que los condenados a galeras...
De pronto vino la explosión, la hecatombre. Las viejas gramolas de cuerda con manivela dieron paso a los pick-up y en tan solo un par de años no había ninguna pandilla de jóvenes que no dispusiera del famoso aparato. Incluso algunas marcas de bebida, como el brandy Fundador, regalaban un disco de cualquier famoso grupo del momento por la compra de cada botella. Calló el pasodoble y el cha-cha-cha, naciendo el rock&roll, el twist, la yenca y otros muchos ritmos que hicieron furor en esa década de 1960-1970.
Para obtener el interés de las chicas no era suficiente tener el interesante aparato reproductor, sino que había que tener siempre a mano el éxito musical del momento.
- QUISIERA SER. Duo Dinámico.
- FLAMENCO. Los Brincos.
- 500 MILLAS. Los Mustangs.
- MIS MANOS EN TU CINTURA. Adamo.
- LA MAÑANA. Albano.
- YO SOY AQUEL. Rafael.
- LAS PALMERAS. Alberto Cortéz.
- YO SOY AQUEL. Rafael.
- LAS PALMERAS. Alberto Cortéz.
- VOLARE. Doménico Modugno.
- NO TENGO EDAD. Gigliola Cinquetti.
- CASA DEL SOL NACIENTE. Lone Star.
- LA CHICA YE-YE. Concha Velasco.
- SARGENT PEPPERS. The Beatles.
y un larguísimo etcétera de cientos de canciones imposible de resumir.
"canutos" de marihuana, llegó el "cuba-libre", el "gin tonic" y otros muchos combinados hasta entonces desconocidos en esta tierra de Dios y dictadura. Hasta entonces el canabis solo lo fumaban los carteristas, chulos y prostitutas, amén de algún legionario que había quedado enganchado a la "yerba africana" durante el servicio militar obligatorio. Los grupos de "fumetas" o "grifotas" era muy reducido y de escaso poder adquisitivo por lo que la yerba era escasa pero barata al mismo tiempo.
Sus grandes adeptos fueron el movimiento hippie, mayormente instalado en la isla de Ibiza, o algunos "modernos" de padres liberales. Aquel movimiento se hizo pronto famoso y eran muchos los jóvenes que, aún sin poder adquisitivo, se escapaba a la desconocida isla en busca de aventuras, carne fresca y amor facilón al amparo de alguna de las muchas "comunas" que abundaban en cualquier "agujero" de una isla sin ordenación urbana.
La novedad y las libertades que aquellas gentes traían a una España de represión y muchas oscuridades, hicieron famosa y mundialmente conocida a la isla ibicenca.
Para los mayores, curiosos pero no participantes de estas liberalizaciones políticas y sexuales, quedaba el magnífico sol de la isla, los buenos precios y la multitud de terrazas y mercadillos hippies que al final de la tarde llenaban las calles de Ibiza del color blanco de transparencias nunca conocidas por los isleños ni por los peninsulares y que ofrecían al comprador sus creaciones de bisutería artesanal, no chinas como ahora. Los jóvenes cuerpos sin protección alguna, mecidos por el ir y venir de las olas de interminables baños matinales en playas de arena blanca y aguas transparentes, se cubrían al atardecer por aquellas prendas hasta entonces desconocidas por los españoles, que pasábamos a ser "voyeurs" forzosos; esclavos ante la novedad de esculturales sirenas apenas cubiertas por unos escasos gramos de gasas o algodón blanco impoluto, más atractivo si cabe que la propia desnudez.
Después de 40 años de metamorfosis ya no queda nada de aquella Ibiza de agricultura de supervivencia y rebaños de cabras que descubrieron los primeros hippies. Nada de aquellas libertades prohibidas.
No queda más que una discoteca, que nada tiene que ver con la que entonces dominaba la noche ibicenca. No es que la citada discoteca haya fracasado, sino todo lo contrario. Si entonces ya era un fenómeno de masas, hoy los es más aún de muchedumbres enfervorizadas. Si entonces se fumaba algún "porro" esporádico, hoy se hinchan a cocaína hasta las cejas; en festiva apuesta por ver quien es capaz de meterse más rayas en una sola noche. Ibiza ya no es la fiesta de las libertades, sino el desmadre de ver quien llega más lejos. El que tiene el coche más caro, el barco más largo y lujoso, la casa más grande y mejor situada. El sexo ni siquiera mentarlo, pues carece de toda importancia siendo como es lo cotidiano. Uno pide sexo y el otro lo concede o no, pero no en base a mojigatería alguna, sino a si gusta o no lo que tienes delante y si apetece o no en ese momento.
En cuanto a la Ibiza propiamente dicha... Lo de acampar en cualquier parte ha pasado a la historia, como ha pasado también la oportunidad (para los pobres, claro está) de adquirir un apartamento o una parcela en dicha isla. Ibiza ya no tiene cabida para los curiosos y menos aún para los hippies del siglo XXI. Las barracas, clandestinas o no, han sido eliminadas y las cuevas de sus acantilados vaciadas de vagabundos. Ya nada es auténtico en Ibiza. Todo cuanto se vende en sus mercadillos es Made in China. La isla al completo ha sido limpiada de desarrapados. Los escasos hippies de los años 60, verdaderos artífices del progreso imparable de esta isla, ya tienen 70 años. Triunfaron, murieron o desaparecieron de la misma forma que desaparecen tantas cosas y ni siquiera nos damos cuenta de ello. Forman parte de la historia de esta isla, pero son un referente que nadie quiere recordar.
Lujosas villas y parcelas millonarias es lo único disponible y a la venta. No hay cabida para gente de bajo poder adquisitivo, no hay vida y lugar para los hippies de épocas pasadas ni futuras.
Los viejos hippies han muerto. Los mató la Ibiza que ellos forjaron. Por increíble que parezca, la madre se comió a sus hijos...
RAFAEL FABREGAT
Te felicito vivamente!
ResponderEliminarAs descrito a la perfección la realidad de Ibiza.
La lástima es que vista la explotación esta destinada a caer en el olvido.
Pero junto a todas las grandes obras.
Una pena haber echado a perder un paraíso natural!
Luca Costa.
Gracias por tu lectura. En cuanto a las felicitaciones, no se merecen pues no he hecho otra cosa que reflejar lo vivido. Tengo ya la edad suficiente y la suerte de haber vivido aquella etapa en la que, como en cualquier otra, hubo de todo. La madre del movimiento hippie es hoy cuna de millonarios, pero nada es para siempre... Un abrazo.
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