
Un juego (un timo) en el que año tras año caemos (casi) todos, pareciendo estar tontos. No es que yo alucine, no. Es que alucinamos todos aquellos que hemos tenido la curiosidad de averiguar de qué va esto del juego y cuales son sus posibilidades. Nadie ignora que casi la mitad de lo que gasta el ciudadano en las apuestas, sea cual sea el juego, va a parar a la Hacienda Pública por lo que, entonces...

Claro, como premio Gordo solo hay uno, lógicamente parece mucho dinero, pero... ¿Qué posibilidades hay de que nos toque el Gordo en la Lotería?.
Depende de las veces y los números que juguemos claro pero, para aquellos que no tenemos afición al tema y solo jugamos en el Sorteo de Navidad, la cosa está tan "chunga" que, si no fuera porque somos tontos de solemnidad, no jugaría nadie. Los apostantes, en un 99% de los casos, no se han parado a averiguar cuales son las posibilidades reales de que nos toque el Gordo y el 1%, que sí lo sabe, juega igualmente porque de lo que aquí se trata no es de creer que nos pueda tocar, sino de una tradición que permite soñar.
De todos es conocida la frase: "De ilusión también se vive".

Pero, no nos equivoquemos, se trata de una ilusión CO-MER-CIAL. Antiguamente y alrededor de esta fiesta habían más sentimientos de cariño, familiaridad, recogimiento, religiosidad e incluso generosidad. Buena parte de todo aquello está desapareciendo o ha desaparecido ya. Sin embargo son muchos a quienes "no interesa" que esto acabe y lo fomentan bombardeándonos con píldoras (publicidad) de ilusión. Sin embargo, para gran parte de la sociedad (ancianos, pobres, enfermos, etc.) que por imposibilidad física o material no pueden acceder a esta ilusión ficticia de la moderna Navidad, para la que (siempre) hace falta dinero y juventud, la fiesta de la "ilusión" se convierte en la fiesta del mal humor, de las lamentaciones y de los sollozos desconsolados. Habrán oído en más de una ocasión el comentario de personas que dicen abiertamente que no les gusta la Navidad. Sin embargo la fiesta, esta Fiesta, no tiene nada de malo. El mal lo lleva consigo la sociedad material en la que vivimos, el abandono de la familia, la soledad, acrecentada notablemente cuando va acompañada de la pobreza.

Quizás sea ese el motivo de la gran tradición que tenemos los españoles de jugar a la Lotería de Navidad a pesar de ser un juego en el que, aún tocándonos el Gordo, no podemos hacernos millonarios, ya que son 300.000 € al décimo.
Sin embargo tener una sola opción entre 85.000 hace prácticamente imposible alcanzar el premio mayor, lo cual no hace que nos neguemos a comprar décimos y participaciones como si no hubiera un mañana.
No tenemos remedio. A pesar de saber que es dinero lanzado por la ventana, por diferentes compromisos sociales y también con el fin de aumentar nuestras posibilidades, en este sorteo solemos jugar varios números, hasta el punto de tener una media de 10 números diferentes por cada jugador. Caso de tocarnos el Gordo en el Sorteo de Navidad el premio es de 15.000 € por cada UNO que juguemos. En cuanto a las probabilidades que tenemos (en el caso de jugar diez números diferentes) baste decir que habría que jugar 8.500 años. Ahora bien, si somos jugadores empedernidos y JUGAMOS TODAS LAS SEMANAS UN DECIMO, solo habrá que esperar 1.635 años. Claro que eso es la media, quiere decirse que a unos les podría tocar tres veces y a otros no tocarles ¡ni en un millón de años!. ¿Como se les ha quedado el cuerpo?.
RAFAEL FABREGAT
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