11 de noviembre de 2010

0196- VISITA DE BENEDICTO XVI A ESPAÑA.

Corta y cara.
Esa es la definición general que se dio de esta visita del Papa Benedicto XVI a nuestro país y a la que el presidente Zapatero dio más espalda que cara, puesto que esperaba de S.Santidad más reprimendas que alabanzas.
En un momento de crisis y recortes presupuestarios, la Xunta de Galicia, para poner broche de oro al Año Santo Compostelano (Xacobeo) se supone que gastó alrededor de los 2,5 millones de euros en la visita de siete horas y cuarenta y cinco minutos del Papa. 
Nada menos que 5.376 €/minuto.
Lo mismo ocurrió con Barcelona cuya visita y bendición de la Sagrada Familia, supuso para las arcas de la Generalitat un gasto aproximado de un millón de euros, claro que allí estuvo algo más de 24 horas y el precio por minuto resultó mucho más económico...
De todas formas, se diga lo que se diga, los viajes del Papa generan más ganancias que pérdidas puesto que hoteles y restaurantes incrementan precios y no dan abasto. El asunto está en mirar quién paga los gastos y quién se beneficia de ello. También del dinero de todos se financian películas y espectáculos de nulo interés general y por la que ningún productor apostaría un solo céntimo. Eso es más vergonzoso todavía. 

Al fin y al cabo el coste de una visita papal no es el gasto que este personaje realiza, sino el que ocasiona su movilidad y especialmente la seguridad de los miles de asistentes al evento.
Los españoles llevamos muchísimos años sufragando el coste de cintas y obras de teatro. Unas culturales y otras que no lo son tanto, comercialmente nefastas y para el solo beneficio de un sector que, gracias a la aportación de los dineros de todos, da rienda suelta a una imaginación que no necesita ser plural y, muchas veces, tampoco "cultural". Van a su bola y viven (como reyes) riéndose hasta de su sombra. Sin embargo sí es plural el origen del dinero que ellos se embolsan y si nadie se queja, tampoco yo quiero hacerlo en este momento. 

Para eso está el gobierno y para eso todos quieren mandar. Para gastar lo de otros de la forma que les viene en gana a ellos. ¡Mamá, quiero ser artista!. No te jode... y yo también.
Que nadie piense que yo estoy a favor del gasto que producen estas visitas papales. Para nada, pero si hay presupuesto para la farándula, mejor puede y debe haberlo para la seguridad de los ciudadanos, vayan al fútbol, a un macro-concierto o a ver al Papa. El dinero público se supone que es de todos y ya que la caja la llenamos entre todos, que entre todos se gaste. Yo he luchado tanto para tener lo poco que tengo, que no puedo evitar el opinar que ¡el que quiera algo, que-se-lo-pa-gue!. Y el que quiera oír misa, que pague su entrada. 

El que vaya al cine o al teatro, que pague también lo que valga el acceso, con respecto a los costes. 
Y cuando una cosa no sea rentable que cierren la puerta, como hacemos los demás. 
Si pagaran los costes de su bolsillo, el 90% de las producciones de cine, teatro, etc., ahora respaldadas con dinero público, no verían la luz. 
No hace falta decir el por qué. 
Quizás pondrían entonces algo más de imaginación y responsabilidad a la hora de escribir un guión, llevar a cabo el rodaje y a la de derrochar en el montaje y vestuario. Sin embargo el Gobierno sí declaró visita de interés especial la que el Pontífice realizó el mes de Agosto de 2.011 a Madrid, con motivo de la "Jornada mundial de la juventud" sufragando, con el apoyo de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, los 50 millones de euros que costó el evento. 

No obstante se cree que la mitad del coste corrio a cargo de las grandes empresas colaboradoras. Me parece estupendo. ¡Allá ellos!.
En contrapartida se presupone que estas empresas contarán con beneficios fiscales de hasta el 80%, para lo que el Ejecutivo socialista presentó una enmienda en este sentido a la Ley de Presupuestos de 2.010.
¡Qui mana, fa el que vol...! O, al menos, eso dicen en mi tierra. Por eso todos quieren mandar.

RAFAEL FABREGAT

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