Sobre todo, libertad. Que cada cual haga lo que quiera, sin soliviantar la libertad de los demás, pero hay cosas que rozan el ridículo y hasta casi el esperpento. Llegados los intensos calores del verano y como todos los años por estas fechas, salen a la luz los impedimentos o la libertad del "topless", es decir, lucir senos al aire en playas o piscinas sin que llame la atención. A la mayoría de los mortales y especialmente a los varones, la idea nos parece fantástica por dos motivos fundamentales: por la aplicación de la simple libertad y porque las tetas de las mujeres nos gustan a rabiar. El ridículo más espantoso lo hacen aquellas mujeres que piden esta libertad, pero pretenden que los hombres cerremos los ojos. No, señoras, no. Libertad para enseñar y la misma libertad para mirar, si apetece y con un cierto recato.
Nos estamos ya cansando de tanta tontería política. Machismo no, pero feminismo tampoco. La libertad es y tiene que ser para todos. Ya que esgrimen y con razón que ellas tienen derecho a ir con el torso desnudo igual que los hombres, que no pretendan también que cerremos los ojos a su paso y nos demos un encontronazo con cualquier pared dejándonos allí clavados los "piños". Vamos, anda. Libertades todas, pero para todos. ¿Acaso a los hombres con un buen torso les parece mal que los miren?. Claro que las mujeres que tal cosa pretenden, son aquellas que superan los 50 y les llegarían las tetas a la cintura si no fuera por la extraordinaria calidad de los sostenes que llevan. Como jóvenes colegialas quieren ir por lugares públicos sin sostén, pero que nadie les mire sus colgajos. Es la gravedad señoras, los senos tienden a caer.
En cuanto a lo de ir mostrando "lo que hay", no pasa nada. Al fin y al cabo, lo de mostrar las tetas en público es más viejo que Noé. Las señoras que piden esa libertad, que nadie les niega, hubieran hecho bien en pedirlo en la década de los años 60, que era cuando merecía la pena que las mostraran pero, cincuenta o sesenta años después no hay necesidad, ni para ellas ni para los sufridos viandantes, todos propensos al infarto o al ictus galopante. No, por favor. Por el bien de todos, absténganse. Ésto, lo del "topless", lo inventó la francesa Brigitte Bardot en la década de los sesenta, pero ella apenas tenía veinte años y nunca se le ocurrió poner limitaciones. Asi sí, queridas. Asi sí. Sin embargo resulta curioso que son justamente las "señoritas de cierta edad (50/60)" las más dispuestas a mostrar lo que ya nadie quiere ver.
Las jóvenes francesas, pioneras del "destape", ya pasan de tales prácticas y solo cuatro carcamales persisten en ir con los colgajos al viento. Entre los 15 y los 30 años verás pocos senos expuestos al sol, entre otras cosas porque se sabe de buena tinta que es bastante peligroso hacerlo. Esa parte del cuerpo, normalmente tapada, se quema rápida y peligrosamente, a riesgo de propiciar algún cáncer de piel o tumor. Como todo, fue una moda que ya está de capa caída, nunca mejor dicho. Después resulta que el 35% de las mujeres que van por playas y piscinas sin la parte superior de su biquini, dicen sentirse molestas por las miradas concupiscentes de los varones del lugar. Mentira podrida. A las mujeres más jóvenes, que todo lo tienen en su sitio y de buen ver, no les molesta en absoluto. Es más, se sienten satisfechas de llamar la atención.
Resulta chocante que sean justamente a las que nadie apetece mirar, las que pretenden que nadie las mire. ¿Acaso no se dan cuenta que ese material ya no interesa al personal?. Repetimos que el tema de los senos está pasado de moda. Ahora lo que prima es la silueta en general. Lo que llama la atención, tapado o destapado, es el cuerpo de hombres y mujeres "de gimnasio". Es el llamado "culto al cuerpo". Gente, normalmente joven, que cuida dietas y ejercicios para lograr un cuerpo agradable, para ellos y para los demás. Cada día más, los gimnasios captan la atención de hombres y mujeres de todas las edades. En dichos locales hay dos tipos de clientes: el 90% son jóvenes entre 20 y 40 años que gustan de cultivar cuerpos y mentes. Después hay un 5% que van de los 50 a los 70 años, gente con problemas de toda índole que buscan mejorar su salud. El 5% de 40 a 50 años, no van... ¡No tienen tiempo!.
RAFAEL FABREGAT
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