13 de agosto de 2019

2831- AMOR FRATERNO.

¿Qué es? -se preguntarán algunos. No porque desconozcan el término, sino porque en pleno siglo XXI cada cual va a su bola y apenas hay tiempo para dedicar a los demás. Muchos sin duda pensarán que se refiere al amor entre hermanos y así debería de ser, puesto que ese es el verdadero significado de la frase, pero no es eso. De todas formas para afinar en el concepto hay que señalar que el amor fraterno es el que se prodiga entre iguales. ¿Qué más igual que un hermano?. Pues no señor. No hay dos hermanos iguales y por lo tanto el amor fraterno no puede prodigarse, en toda la extensión de la palabra. Solo por el hecho de la obligada convivencia, en las primeras etapas de la vida, ya debería originarse y mantenerse de por vida, pero lamentablemente no es así.

Ya mayores solemos formar nuestra propia familia y desentendernos de la vida de nuestros hermanos de sangre. Si vivimos en lugares separados el encuentro, previsto o fortuito, es gratificante y evocador pero si vivimos en un mismo barrio o pueblo pequeño, el trato apenas difiere del que pueda dispensarse a cualquier vecino con el que tengas una buena relación. Tengamos en cuenta que nuestras parejas ya no llevan nuestra sangre y la palabra amor significa afecto y cariño universal, mientras que fraternal indica que es propio de hermanos. Ese tan ansiado amor fraternal, es un conjunto de sentimientos y acciones que ¿se dan? de forma desinteresada a nuestros hermanos y a todos los indivíduos que hay a nuestro alrededor. Claro que para eso debe existir la empatía, sin la cual es imposible.

Sin empatía ni el amor ni la amistad son posibles. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, intentando comprender sus sentimientos y emociones. La empatía hace que las personas experimenten de forma objetiva lo que sienten los demás, poniéndose en su lugar y despertándose en ellos el deseo de ayudar. Como pez que se muerde la cola, esto "obliga" a los demás a ofrecer el mismo comportamiento, creándose un círculo vicioso de amor fraterno. Lamentablemente esta idílica situación no suele ser duradera puesto que cada cual tiene sus ideas y costumbres y el distanciamiento suele imponerse tarde o temprano, incluso entre hermanos. Saber escuchar y entender los problemas de los demás, es el primer camino para mantener viva la amistad.

En un mundo tan complejo y competitivo como el actual, todo son dificultades a la hora de 
mantener una sana y duradera amistad. Cada cual tiene carácter, gustos y opiniones diferentes por lo que pretender que sean siempre los demás quienes se adapten a ti, es el mejor camino para que esa idílica situación se deshaga como terrón de azúcar. Solo por conveniencia puede resistirse esa situación pero, eso ya no es amor fraterno, sino utilidad o provecho. Ese es el motivo de que, como se ha dicho en la primera parte de esta entrada, la empatía y la amistad funcionen mejor entre iguales. Cuando dos indivíduos piensan de manera parecida la conversación es fluida y agradable, generándose placer y satisfacción entre ambos. Esa es la relación saludable y con futuro entre indivíduos.

Por el contrario esa relación jamás será idílica entre personas que piensen de modo distinto y ninguna de las partes se avenga a ceder. Ya apartándonos del concepto de amor fraterno, estas diferencias de criterio suelen darse entre la pareja, pero no en las relaciones externas. En el matrimonio alguno de los miembros tiene que ceder para mantener la paz y las cosas en su sitio. No tiene que ser siempre el mismo, pero alguien tiene que replegarse y esperar mejor ocasión para ganar esa batalla que hoy se muestra perdida. Claro que, en un mundo en el que todos somos prescindibles, cada vez es más difícil dar la razón a quien se sabe con seguridad que no la tiene. La mayoría de las separaciones conyugales y entre amigos son por este motivo. Hay que hablar menos y escuchar más. El que siempre tiene la razón, todavía no ha nacido.

RAFAEL FABREGAT

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