10 de agosto de 2019

2828- APRENDIENDO DEL HORROR.

Todos conocemos los hechos y consecuencias del horror nazi, liderado por el criminal alemán Adolf Hitler y sus secuaces. Nada menos que alrededor de 18 millones de muertos en los doce años que duraron los hechos que se desarrollaron antes y después de la II Guerra Mundial. Lo que no sabíamos es que muchos de esos muertos eran españoles y también de nuestra provincia y hasta de nuestro pueblo. El Boletín Oficial del Estado publicó ayer mismo, 9 de Agosto de 2019, la lista de españoles muertos entre 1940 y 1945 por el Tercer Reich en los campos de exterminio de Mauthausen. Se dice que fueron 4.427 republicanos. Idiologías aparte que no conocemos, lo que sí se sabe es que 106 de estos prisioneros eran originarios de la provincia de Castellón y dos de ellos de nuestro querido pueblo de Cabanes. 

Los reclusos de Cabanes fueron Victorino Montoliu Segarra y Vicente Mulet Reula, los dos recluidos en el Campo satélite de Gusen. Con esta publicación el gobierno provisional del PSOE pretende homenajear a aquellos cuya vida les fue arrebatada por la barbarie nazi alemana. A este reconocimiento se suman ayudas económicas por valor de 318.000 euros destinadas a los Ayuntamientos de procedencia de estos vecinos asesinados en su día, aunque no sabemos muy bien el destino final de estas ayudas sin sentido, después de transcurridos casi 75 años del bochornoso crimen de guerra. Nos preguntamos el por qué de no haber llevado a cabo esta publicación apenas llegada la Democracia a nuestro país y con más de veinte años de gobiernos socialistas en España, ya que con la dictadura era imposible teniendo en cuenta la amistad de Franco y Hitler, ambos de ideas totalitarias.

Más vale tarde que nunca, pero no podemos obviar que el informe y las ayudas llegan tarde y mal. Gente de derechas también fueron a la División Azul y murieron a miles en los frentes rusos y en los campos de concentración de países como Polonia y otros. Estamos cansados de que todo se deje llevar por las ideas políticas de quien gobierna en cada momento. No olvidemos que el partido político de Hitler era el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, un partido totalitario conocido como el Tercer Reich. Hitler se afilió a este partido político en 1919 y en apenas dos años lo lideró hasta el final de la contienda. En 1923 llevó a cabo una insurrección fracasada que le condenó a cinco años de prisión, pero de la que salió liberado ocho meses después. Gran orador y apoyado por la propaganda nazi, fue nombrado canciller imperial en 1933 y un año después, con la muerte del entonces presidente Paul von Hindenburg, se autoproclamó líder del pueblo alemán y jefe supremo del Estado germano. 

A partir de ahí, la paranoia de conseguir una nueva Europa basada en la hegemonía física e idiológica. Violando el Tratado de Versalles, que puso fin a la I Guerra Mundial, la primera ficha a mover fue la invasión de Polonia a la que siguieron buena parte de los países europeos, Rusia y países norte-africanos. En todo ese entramado bélico persiguió a las razas por él consideradas arcaicas. Se calculan alrededor de 17 millones de muertos Seis millones de judíos y millón y medio de gitanos fueron asesinados solamente por motivos raciales. Finalmente los países aliados fueron ganando terreno y el ejército alemán fue totalmente derrotado, hasta el punto de repartirse Berlín, la capital del Imperio Alemán. Durante la Batalla de Berlín, ya en los últimos estertores de la guerra, Hitler se escondió en el búnker de la Cancillería. 

Enterado de la ejecución de su aliado Benito Mussolini, viendo próximo su final y no queriendo correr la misma suerte, el día 30 de Abril de 1945, se casó con su antigua amante Eva Braun y al día siguiente, para evitar ser capturados por el las fuerzas soviéticas del Ejército Rojo, ambos se suicidaron poniendo punto final a todos los horrores provocados. Hitler murió de un disparo en la cabeza, mientras que su ya esposa Eva Braun lo hizo tomando una cápsula de cianuro. También tenía previsto darse un tiro en la cabeza pero la rapidez del cianuro no le dio tiempo a empuñar el arma. Para evitar cualquier tipo de represalia a sus cuerpos, los cadáveres fueron subidos al jardin de la Cancillería y quemados con un bidón de gasolina por sus propios ayudantes Otto Günsche y Heinz Linge.

RAFAEL FABREGAT

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