28 de agosto de 2019

2845- ¿ESTAMOS SEGUROS?.

Nuestra única seguridad es que, de momento, no hay alternativas a una vida más allá de la Tierra. No hemos encontrado recambio a nuestro planeta, ni forma de alcanzarlo. Claro que esa es la opinión de la calle, que sabe bien poco o nada del momento que viven los actuales astrofísicos y los ingenieros de la NASA. Menos aún las técnicas que están probando países menos propagandistas como Rusia, China, etc. pero que todos sabemos que no paran de hurgar en el espacio. Las grandes potencias tienen claro que, más pronto o más tarde, el planeta Tierra será destruido y no por circunstancias ajenas a la humanidad. El fin del mundo vendrá y lo hará de la mano del hombre, no por inspiración o maldición divina.

Nos matarán aquellos que votamos para que nos gobiernen. Ellos serán los destructores del mundo. Lo tienen tan claro que buena parte de los presupuestos, engordados con nuestro trabajo, son destinados a buscar un nuevo destino espacial que les permita escapar de la barbarie que ellos mismos causan. Inventan nuestra comodidad y nos "obligan" a trabajar para obtenerla. Por otra parte nosotros, los tontos de la película, fabricamos esa comodidad a mitad de coste, para que la otra mitad sean beneficios para ellos. Todo está inventado para que trabajemos gratis y que lo hagamos con alegría, creyendo que lo hacemos para lograr nuestro bienestar y el de nuestras familias. Así de inocentes somos y así de tontos estamos...

Claro que esto solo será mientras nuestro trabajo les sea necesario para enriquecerse. Cuando los robots lo invadan todo, que ya falta poco, dejaremos de ser imprescindibles y por lo tanto ya no tendremos para ellos razón de ser ni de estar. Actualmente, en las fábricas asiáticas, los empleados solo tienen concedido un descanso de un cuarto de hora después de comer, pero sin abandonar el puesto de trabajo. Una cabezadita, sobre la misma mesa de montaje, que un potente timbrazo interrumpirá quince minutos después. ¿A quien le extraña pues que nos manden a todos a la m... cuando se les antoje?. Para ellos no somos nada. ¿O es que alguien lo duda todavía?. A la pregunta ¿estamos seguros? solo hay una respuesta válida: ¡Rotundamente no!.

De momento somos necesarios; para fabricar y para adquirir, pero no está lejos el momento en que se pueda hacer (casi) todo de forma automática o robótica, sin necesidad de mano de obra. Llegados a ese punto la gente ya no servirá para producir, pero sí para comprar. Me pregunto de donde saldrá el dinero que vaya a nuestras cuentas y que nos permita adquirir lo que fabricarán las máquinas... La mecanización ya ha llegado también al campo y a las granjas, pero hay muchas partes del trabajo que siguen precisando mano de obra. Esa puede ser nuestra salvación. Comer hay que comer y, aunque exista la posibilidad de ser alimentados con una simple pastilla, mejor es comerte una buena tortilla de patatas o un chuletón de buey a la brasa con pimientos de Padrón. Eso los robots todavía tardarán en hacerlo.

Los investigadores no paran de escudriñar el espacio, buscando planetas o satélites que les permitan a esos facinerosos escapar, pero el asunto no es fácil. Todo está demasiado lejos y sin las debidas condiciones. ¿Se imaginan, que descubrieran un planeta con estas mismas condiciones que tenemos en la Tierra y a una distancia relativamente cerca como para poder llegar hasta él?. ¡Con sus montes y sus ríos, llenos de caza y frutos de toda índole, pero sin humanos con los que competir...! Claro que, me pregunto yo si eso sería tan idílico como pueda parecer... Por de pronto nadie les prepararía la comida, ni les plancharía la ropa, nadie les proporcionaría todas las comodidades que aquí tienen gracias a nosotros ¡los currantes de turno!. Llegados a este punto creo que sí, si que estamos seguros. Pero no por su honradez, bondad y buen hacer sino porque, por muchos robots que inventen, siempre les haremos falta. ¡Aunque solo sea para cortarles las uñas de los pies...!

RAFAEL FABREGAT

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