1 de mayo de 2019

2761- EL SÉPTIMO CAMIÓN.

La historia legendaria del "séptimo camión" forma parte del famoso "oro de Moscú" que el gobierno republicano de España utilizó para hacer frente a las tropas franquistas sublevadas. La noche del 22 de Octubre del año 1936 operarios españoles y rusos se citaron en el puerto de Cartagena para proceder a la carga y traslado a Rusia de 510 toneladas de oro en monedas, procedentes de las reservas de oro del Banco de España que suponían un 70% del Tesoro, en aquel momento el cuarto más grande del mundo. Se trataba de varios camiones que el presidente Francisco Largo Caballero y su ministro de Hacienda Juan Negrín ponían a disposición de las autoridades rusas para su venta e intercambio de todo tipo de armamento y ayuda, expolio conocido como "el oro de Moscú"

El 30% restante, unas 190 toneladas, se trasladaron a Francia y también fueron vendidas en su mayor parte, a cambio de armamento, conociéndose como "el oro de París"Solo las remitidas a Moscú valdrían actualmente unos 20.000 millones de euros al peso y más de 30.000 millones como valoración numismática, a los que tendría que sumarse el equivalente remitido a Francia. Lo más curioso, por abusivo, era que el Banco de España y sus reservas no eran estatales, sino una Sociedad Anónima con 177 millones de pesetas de capital social distribuido en 354.000 acciones nominativas de 500 pesetas cada una. Una nacionalización arbitraria del ahorro de cientos de miles de familias y el expolio de todo ese capital a fin de financiar la defensa de sus políticas. 

Buena parte de los consejeros y ejecutivos del Banco fueron cesados y sustituidos por representantes institucionales. Sin embargo las 7.800 cajas de oro que Negrín vendió a los rusos a cambio de su ayuda y armamento, con los que combatir al llamado "Movimiento Nacional" del general Franco, poco o nada tienen que ver con "el séptimo camión" cuya historia se narra en esta entrada al blog. 
Este misterioso camión cargado de oro y riquezas de toda índole desapareció más tarde, ya al final de la Guerra Civil, mientras las autoridades republicanas huían de las tropas franquistas. Claro que la historia de todo esto se planeó al principio de la contienda... 
El 6 de Noviembre de 1.936 el gobierno central, viendo difícil para los pies al enemigo que estaba a las puertas de Madrid, trasladó su sede a Valencia esperando organizar desde allí una posible victoria. La realidad no era esa, sino que vieron imposible evitar la entrada de Franco puesto que no contaban con las suficientes tropas preparadas para repeler al enemigo. La caravana partió de Madrid con todo el gobierno y Largo Caballero al frente, pero no viajaban solos. Los mayores tesoros de la capital española también estaban allí. Además de todo el oro, no vendido a los rusos, viajaban también varios lienzos del Museo del Prado a fin de que no cayeran en manos enemigas. 

Concretamente fueron 37 obras de los más famosos pintores, sacadas del Museo y un número indeterminado de otras instituciones públicas, todas ellas de un enorme valor histórico y crematístico. La decisión parecía lógica, pero gustó poco o nada a la dirección del Museo del Prado. Se podría pensar que el gobierno pretendía poner a salvo de los bombardeos todas estas obras, pero en realidad mantenía el control directo del Tesoro que le quedaba al país. El total de lo trasladado fueron más de 2.000 cuadros, la colección real de tapices, miles de libros de gran valor, documentos y multitud de objetos histórico-artísticos. El efectivo incautado a todos aquellos que, a su entender, habían tenido algo que ver con el movimiento rebelde, partía hacia la ciudad de Figueras (Gerona) desde la cual viajaría a Francia para atender las necesidades del gobierno en caso de huida al país vecino, como así sucedería más tarde.

Como anécdota decir que, en la carga del material, quedó olvidada una caja de brillantes, hecho que indigno notablemente a Manuel Azaña. El Tesoro quedó pues repartido en tres lugares distintos: la parte que quedó en Madrid, la ubicada en Valencia con el gobierno y la trasladada a Figueras, muy especialmente la guardada en una mina de las inmediaciones. En este último lugar, a 20 Km. de Figueras, parte de la mina fue habilitada como búnker y vigilada permanentemente por centinelas. Allí permaneció esa parte del Tesoro hasta que la caída de la República fue inminente, lo que sucedió en Febrero de 1.939. Se dice que "toda" Cataluña y buena parte del resto del territorio español estaban huyendo. La frontera tenía decenas de kilómetros de atasco. Otros se decidieron por la costa o por senderos de montaña, en ese momento casi impracticables por la nieve o el frío.

Adueñándose los franquistas de buena parte de Cataluña, el gobierno republicano pidió ayuda internacional para salvar al menos las obras de arte. 
Setenta y un camiones cargados salieron hacia Perpignan con los cuadros y una parte del Tesoro. Allí fueron cargados en tren hasta Suiza. El 17 de Febrero parte de la preciada carga llegó a Ginebra. 
Por causas que se desconocen, los siete últimos camiones del convoy se separaron en dirección a Maureillas las Illas, localidad francesa perteneciente a la comuna de Pirineos Orientales de la región de la Occitania. Sin embargo solo llegaron seis camiones. 
Se dice que el séptimo transportaba de 10 a 12 toneladas de oro y varias obras de arte, como el cáliz del Papa Luna y documentos históricos de la catedral de Tortosa. ¿Qué sucedió con el séptimo camión?. Nadie lo sabe, aunque hay respuestas para todos los gustos... 
- El séptimo camión fue hacia la costa para ser cargado y trasladado a México.
- Los soldados que iban con el camión escondieron la carga y se deshicieron del vehículo.
- El séptimo camión nunca cruzó la frontera puesto que el puente de Agullana había sido destruido por los hombres de Líster y volvió a Figueras. 
- El séptimo camión nunca existió
Lo único cierto es que el séptimo camión y su carga nunca aparecieron. 

RAFAEL FABREGAT

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