22 de mayo de 2019

2774- EXCESO DE RUÍDOS.

No se trata solamente del ruído infernal que nos ataca cada día en pueblos y ciudades, sino la multitud de todos ellos que, desde hace ya un montón de años a esta parte, nos impide escuchar a la naturaleza. Sí amigos, porque la naturaleza también emite ruídos, pero dulces y antiestresantes, motivo por el cual no podemos calificarlos como ruídos, sino más bien como música celestial de la naturaleza. 
Hace unos años atrás tenía yo un amigo, todavía lo tengo aunque ya no es el mismo, al que unos amigos extranjeros le encargaron que pusiera en alquiler una casa desaprovechada, por sus ya escasos viajes a España. Aquel amigo, dotado de buen humor y especial clarividencia, no se le ocurrió otra cosa que insertar en la prensa un anuncio que decía, entre otras muchas bondades de la casa, que en ella solo podrían despertarles el canto de los pájaros. El mismo día en que salió el anuncio en prensa ya empezaron a llamarle.
El petirrojo es el más tonto y el más listo de todos los pajaritos que tenemos en la Península Ibérica. Mil veces cazado y 999 soltado, atrae a los demás pero cuando es mucha la clientela se marcha, seguro de que irán a por ellos. Aún así, pobrecito, también cae con mucha frecuencia en las redes del cazador. En fin, ya lo he contado otras veces pero lo volveré a contar...

Mi padre era cazador, de escopeta y de todo tipo de pájaros con el sistema de "filat" (hilado) en piqueta, en aquellos tiempos de posguerra permitido e incluso con licencia de caza correspondiente. En este momento está totalmente prohibido puesto que este sistema de caza no es selectivo. El método consistía en una pequeña red abatible que rodeaba una piqueta con agua que actuaba como cebo. Dicha caza se llevaba a cabo en época invernal y en días de viento del norte, por ser el clima en el que los pájaros suelen tener más sed y se acercan a beber a cualquier fuente de agua sin pararse a pensar que pueda haber peligro alguno en ello. La piqueta de agua, en tierras valencianas denominada "aveall" (costumbre) se ponía en su lugar muchos días antes del momento de cazar para que los pájaros se acostumbraran a encontrar allí el agua para satisfacer su sed.

Cuatro estacas sujetaban la red semienterrada que salía disparada al tirar de la cuerda el cazador, escondido en una pequeña barraca situada a 3-4 metros de distancia. Sin tiempo para levantar el vuelo, los pájaros quedaban atrapados dentro de la red y el cazador salía corriendo para cogerlos antes de que escaparan por alguno de los muchos agujeros que tenía por el uso. Era una caza de supervivencia en la que mayoritariamente se buscaba la caza del zorzal o tordo, aunque tampoco se desdeñaban los pájaros más pequeños, en aquellos tiempos muy abundantes. Para llevar a cabo este tipo de caza era también necesario madrugar bastante, puesto que los zorzales duermen entre la maleza de los montes y salen a comer al clarear en día, antes incluso de que salga el sol. Cuando esto sucede la trampa ya tiene que estar preparada y el cazador dentro de la barraca.

Los zorzales son un pájaro muy inteligente. El cazador oye su canto en los árboles próximos a la trampa, pero ninguno de ellos se acerca a beber. Como comentaba antes, los también madrugadores petirrojos son los primeros en llegar al "campo de batalla". Este lindo pajarito no tiene la inteligencia de un zorzal. Mira, canta y si no ve nada raro va a la piqueta a beber. Cuando el zorzal ve que el petirrojo bebe tranquilamente y no le pasa nada, es cuando se anima a ir también a beber y es justamente ese primer zorzal el que llama la atención de los muchos otros que hay observando en las proximidades. La red cuesta un poco de despejar y enterrar nuevamente, motivo por el cual no puede dispararse a un solo zorzal y tampoco a dos o a cuatro, cuando escuchas que hay otros muchos alrededor. Hay pues que tener paciencia y saber cuando vale la pena levantar la red, ya que los que hay en las proximidades escapan y no vuelven en varios días.

Con escopeta se caza de todo, puesto que es negocio con muchos millones en juego, pero en este momento las trampas están prohibidas. Los pobres, como siempre, ¡que se jodan!. Volviendo a la "utilidad" del petirrojo, decía siempre mi padre que a estos pajaritos era obligado perdonarles la vida puesto que gracias a ellos se podían coger otros ejemplares mayores, entre ellos el zorzal. Se dice con razón, que el cebo de esta modalidad de caza era la piqueta de agua, pero no hay que olvidar la excelente colaboración de los petirrojos para conseguir que las piezas mayores, más inteligentes, entraran también a beber permitiendo su caza. Petirrojos también se cazaban puesto que había bastantes y no tenía sentido dejarles escapar a todos, pero también eran muchos los que se soltaban de nuevo. Decía mi padre que eran tan tontos que al poco rato de soltarles volvían a beber... ¡Como si llevaran matrícula y pudiera comprobarse que eran los mismos que había soltado anteriormente...!

RAFAEL FABREGAT

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