28 de mayo de 2019

2781- SCHADENFREUDE. (Ángeles o demonios)

Es el "octavo" de los siete pecados capitales y uno de los peores. ¿Que no sabes de qué se trata?. Pues no te preocupes, yo te lo digo. Se trata de alegrarte de las desgracias ajenas, estén o no justificadas. Desgraciadamente es algo que pasa con más frecuencia de lo que pensamos. ¿Somos malos?. Pues sí, lo somos y mucho. Siempre tenemos una justificación para el mal y nunca para el bien.
- Se venía venir -dicen algunos malpensantes.
Ese sentimiento endemoniado de regodearnos con las desgracias ajenas es más común de lo que podamos pensar. Solo con ver que otro tropieza ya te hace esbozar una sonrisa y ya no te digo si el sujeto cae al suelo y se hace un chichón. Siempre, naturalmente, daños de escasa importancia...
- ¡Ay, ay, ¿te has hecho daño? -pero la mayoría piensan: ¡vaya cazurro!.

Interesantes estudios han demostrado que, en realidad, es un signo de baja autoestima. Curioso, sí señor. Todos debemos admitir que nos hemos reído al ver películas en las que alguien se cae de manera inesperada. También cuando alguna pareja tuya anterior ha sido burlada por su nuevo compañero. Lo mismo en el colegio cuando el empollón que todo lo sabe, suspende. Somos así y no podemos hacer nada por evitarlo. Es algo común entre los humanos. De hecho ya se nace con esos sentimientos, pues niños de dos años ya reaccionan así. Que otro se caiga te hace pensar que tu eres mejor. Los españoles no tenemos una palabra para definir este comportamiento, pero sí la tienen los alemanes. Lo llaman Schadenfreude. Es una palabra compuesta. Schaden (daño o desgracia) y Freude (alegría), es decir: Nos alegramos de la desgracia de los demás.

Es una sensación placentera del mal ajeno, pero no es igual en todos los casos. Una cosa es la burla y otra diferente el sentimiento de venganza. Cuando la persona caída en desgracia te ha dañado anteriormente ,el sentimiento pasa de la comicidad a la intensa alegría por dicho mal. Es el instinto agresivo de todos los mamíferos que lo catalogamos como un restablecimiento de la justicia que el sujeto merece. Los psicólogos consideran que el Schadenfreude forma parte de las emociones morales y de nuestra comparación con los demás. Al final se trata de baja autoestima, ya que ver el mal ajeno nos hace sentir más fuertes, más seguros de nosotros mismos. Normalmente se trata siempre de un sentimiento oportunista, puesto que el mal no ha sido causado por nosotros. Es también una sensación secreta y furtiva, ya que el exceso podría considerarse maldad. Alguna vez lo sentimos sin remordimiento porque creemos que dicha persona lo merece. No siendo así, siempre aflora la compasión. Tan malos, no somos...

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario