20 de mayo de 2019

2772- LINO, EL SEGUNDO PAPA.

San Lino, segundo Papa de la Iglesia Católica.
Según el Liber Pontificalis el segundo Papa de la Iglesia Católica fue Lino de Volterra, personaje cercano al círculo de Pablo de Tarso (San Pablo). Lino nació en Tucsia entre el año 29 y el 31 d.C., hijo de Herculano y por lo tanto ya cristianizado. Se cree que sus primeras predicaciones fueron en Volterra y que posteriormente pasaría a Roma pero, siempre perseguido por Nerón. 
Parte de su papado (67-76) fue ejercido en la primigenia Iglesia y en el apogeo de las persecuciones cristianas.
Epifanio de Salamis, en el capítulo 27-6 de su Panarión hace notar que Lino de Volterra y Clemente de Roma fueron coetáneos de San Pablo. A la muerte de Simón Pedro, primer obispo de la Iglesia Católica de Roma, fue elegido para sucederle Lino de Volterra. 

Las persecuciones romanas le impusieron un pontificado difícil y muy poco llamativo, siempre en las penumbras de una iglesia subterránea y todavía en construcción. Los cristianos de su tiempo eran considerados una secta judía y por lo tanto fueron perseguidos, muchas veces hasta la muerte. De hecho se considera que su muerte, ocurrida entre los años 76 o 78 d.C., fue causada por las heridas producidas en su martirio. También los evangelistas Marcos y Lucas fueron martirizados hasta la muerte durante el pontificado de Lino. Eran tiempos muy duros para la religión cristiana y sus seguidores. El recuerdo de Lino fue olvidado durante años, hasta el punto de que el historiador y teólogo Tertuliano (160-220) dio como seguidor de Pedro a Cleto,o Anacleto, también mártir y tercer obispo de Roma, tras Lino de Volterra.

San Clemente I, en cuarto Papa de la Iglesia.
En la obra de Adversus Aereses, Ireneo de Lyón, escribió (174-189) la relación de Obispos de la Iglesia Católica y, obviando a los fundadores San Pedro y San Pablo, Lino aparece como primer obispo de Roma, seguido de Cleto (Anacleto) y de Clemente de Roma. Los tres habían tratado directa y personalmente con los apóstoles Pedro y Pablo, fundadores de la Iglesia Cristiana de Roma y eran conocedores de primera mano por tanto del contenido de sus evangelios. Al igual que Pedro y Pablo, los tres fueron martirizados hasta la muerte. San Lino ordenó a 15 obispos para que le ayudaran a divulgar la palabra de Jesucristo en medio de tanta persecución y martirio. Fue también quien ordenó que las mujeres solo podían entrar en la iglesia con la cabeza cubierta. Al igual que sucediera con varios de los primeros papas, se cree que el obispo Lino fue enterrado en Roma, muy próximo a la tumba de San Pedro.

RAFAEL FABREGAT

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