4 de septiembre de 2013

1117- BOSQUÍMANOS AFRICANOS.

Quizás es reiterativo lo de bosquímanos africanos pero, para los que no somos eruditos, la coletilla ayuda a ubicar a primer golpe de vista a estos pueblos que son probablemente los más primitivos del planeta. Por increíble que parezca, ya en el siglo XXI de nuestra Era y cuando esta forma de vida la tienen muchos por extinguida 5/6 mil años atrás, resulta que al sur del continente africano todavía sobreviven casi 100.000 indivíduos a los que poder aplicar esta ancestral denominación de cazadores recolectores. Los estudiosos del tema determinan su presencia en el planeta desde 20.000 años atrás y, a pesar de los numerosos avances que la humanidad ha experimentado en todo este tiempo, ellos permanecen allí impasibles "viendo pasar el tiempo" como decía la canción (la Puerta de Alcalá) de Ana Belén y perdón por la irreverencia ante un tema tan serio.

Son varias las denominaciones genéricas las que se aplican a estas tribus (basawua, khwe, sho, etc.) pero todas ellas se refieren a un mismo tipo de indivíduos que viven dispersos en el sur de Angola, en el Desierto de Kalahari o en los pantanos de Okavango. Nada que ver con poblados como los masais o los datoga, unas décadas atrás guerreros míticos y en parte desconocidos que en la actualidad buscan la llegada de visitantes para venderles artesanías y para que les den una buena propina a cambio de fotografiarles y enseñarte sus costumbres. Los bosquímanos son punto y aparte, gente menuda, esquiva. Seres que hasta ahora han huido de la civilización como quien huye de la peste. Quizás no vayan tan descaminados. ¿Somos nosotros acaso más felices con nuestra abundancia?. Siendo imposible desear lo que no se conoce, creo que es muy probable que ellos sean más ricos que nosotros.

¿Para qué necesitan ellos nuestros ordenadores, tablets o el ifon5?. Absolutamente para nada. Tienen sus cabañas, sus familias, agua y comida abundante. ¿Qué más necesitan?. Quizás medicinas pero, ¿no es acaso verdad que conocen remedios naturales para todos aquellos males benignos del ser humano y que los malignos también a nosotros nos matan?.
No vamos a decir aquí y ahora, que la medicina y todos los adelantos farmacéuticos que tenemos en el primer mundo no sirven para nada... Sirven para evitar dolores y sufrimientos en problemas de salud o traumatológicos que son molestos y de forma natural tardan mucho en curar. También la cirugía aisla o elimina "piezas" deterioradas y ya inservibles. Son las únicas ventajas que tenemos frente a ellos. Ya comenté en una entrada anterior que recuerdo perfectamente que, en mi niñez pueblerina, las mujeres iban por las casas pidiendo unas brasas para encender el fuego... Habían cerillas, pero eran caras.

Llegaron las cerillas a bajo precio y después los encendedores; primero de gasolina y después de gas. Se acabó el ir a buscar brasas a la casa de la vecina pero, ¿somos más ricos por eso?. Muchos dirán que sí, que lo de mendigar las brasas era un atraso inconcebible, pero eso y otras muchas cosas parecidas llevaban aparejada una sana convivencia con el vecindario que actualmente no se disfruta. ¡Ni se sufre!, pensarán algunos... En fin, son las ventajas y desventajas de la civilización. Los bosquímanos, está claro, tienen los días contados como raza de costumbres prehistóricas. Naturalmente los culpables seremos nosotros que, con nuestra natural curiosidad y los medios de los que disponemos, estamos acabando con su silencio y anonimato. Ellos no vinieron a buscarnos sino que somos nosotros quienes estamos turbando su paz.

Pocos son ya los que no son visitados cada semana por occidentales que con cualquier pretexto y baratija como cebo, buscan compartir unos momentos de su tiempo. Fotografiarles y darles alguna copia es para ellos el mejor de los regalos. Muchos no se habían visto hasta entonces y miran alucinados sus caras y atuendos plasmados en la foto. Es la inocencia de la ignorancia. Supongo que estaremos de acuerdo en que (nosotros) poco podemos darles que pueda merecerles la pena. Queriendo o sin querer, una vez más se repetirá la triste historia de que es la humanidad la que acaba con ella misma. Con una pequeña indemnización o sin ella, autoridades o particulares, les expulsarán de sus tierras en breve plazo con el pretexto de ampliar una reserva animal, o por simples intereses mineros o generales de cualquier índole. La raza humana es (somos) así. 

Despertaremos su curiosidad y con ella la apetencia por cosas que nunca echaron en falta. Esa será su desgracia mayor.  Nos fijamos metas y voluntaria o forzosamente, arrastramos detrás a todos aquellos que se interponen en nuestro camino. ¿Civilización o despropósito?. Allá cada cual con su opinión, pero lo de que nos estamos cargando el planeta es una realidad incuestionable, como lo es que tamaña barbaridad es tan solo para beneficio de muy pocos.  Vaya... ¡y yo que me creía de derechas!. Pues, en fin, es lo que hay. ¿Donde está la libertad que tanto pregonan?. Aunque hay muchos que creen vivir en ella, no conozco a nadie que viva en libertad. ¿Es tener libertad tomarte una cerveza si tienes dinero?. Hombre, ¡si es así!. Adelantos... ¿Cuales son nuestros adelantos, si cuanto más corremos más necesitamos correr?. Está visto que el ser humano no aprende de sus errores.

Apenas unas décadas atrás un labrador y su mulo araban en un día un campo de 4 hanegadas y todos los campos del término municipal estaban cultivados y perfectamente limpios de malas hierbasAhora, el más barato de los tractores del mercado, ara ese mismo campo en 40 minutos y la mayor parte de la tierra está sucia o abandonada por completo... ¿Donde está el adelanto de la civilización?. Como sigamos a este ritmo creo sinceramente que más pronto que tarde, pero ya sin posibilidad de dar marcha atrás, nos daremos cuenta que estos bosquímanos que quedan en el sur del continente africano son y serán los últimos pobladores del planeta que viven en el auténtico primer mundo; el de las libertades absolutas. ¿Qué será entonces de estos niños?. Cuando eso suceda, también ellos se darán cuenta del error cometido al haber seguido nuestros pasos, pero ya será tarde. También para ellos...

RAFAEL FABREGAT

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