Son varias las denominaciones genéricas las que se aplican a estas tribus (basawua, khwe, sho, etc.) pero todas ellas se refieren a un mismo tipo de indivíduos que viven dispersos en el sur de Angola, en el Desierto de Kalahari o en los pantanos de Okavango. Nada que ver con poblados como los masais o los datoga, unas décadas atrás guerreros míticos y en parte desconocidos que en la actualidad buscan la llegada de visitantes para venderles artesanías y para que les den una buena propina a cambio de fotografiarles y enseñarte sus costumbres. Los bosquímanos son punto y aparte, gente menuda, esquiva. Seres que hasta ahora han huido de la civilización como quien huye de la peste. Quizás no vayan tan descaminados. ¿Somos nosotros acaso más felices con nuestra abundancia?. Siendo imposible desear lo que no se conoce, creo que es muy probable que ellos sean más ricos que nosotros.
¿Para qué necesitan ellos nuestros ordenadores, tablets o el ifon5?. Absolutamente para nada. Tienen sus cabañas, sus familias, agua y comida abundante. ¿Qué más necesitan?. Quizás medicinas pero, ¿no es acaso verdad que conocen remedios naturales para todos aquellos males benignos del ser humano y que los malignos también a nosotros nos matan?.
No vamos a decir aquí y ahora, que la medicina y todos los adelantos farmacéuticos que tenemos en el primer mundo no sirven para nada... Sirven para evitar dolores y sufrimientos en problemas de salud o traumatológicos que son molestos y de forma natural tardan mucho en curar. También la cirugía aisla o elimina "piezas" deterioradas y ya inservibles. Son las únicas ventajas que tenemos frente a ellos. Ya comenté en una entrada anterior que recuerdo perfectamente que, en mi niñez pueblerina, las mujeres iban por las casas pidiendo unas brasas para encender el fuego... Habían cerillas, pero eran caras.
Llegaron las cerillas a bajo precio y después los encendedores; primero de gasolina y después de gas. Se acabó el ir a buscar brasas a la casa de la vecina pero, ¿somos más ricos por eso?. Muchos dirán que sí, que lo de mendigar las brasas era un atraso inconcebible, pero eso y otras muchas cosas parecidas llevaban aparejada una sana convivencia con el vecindario que actualmente no se disfruta. ¡Ni se sufre!, pensarán algunos... En fin, son las ventajas y desventajas de la civilización. Los bosquímanos, está claro, tienen los días contados como raza de costumbres prehistóricas. Naturalmente los culpables seremos nosotros que, con nuestra natural curiosidad y los medios de los que disponemos, estamos acabando con su silencio y anonimato. Ellos no vinieron a buscarnos sino que somos nosotros quienes estamos turbando su paz.
Apenas unas décadas atrás un labrador y su mulo araban en un día un campo de 4 hanegadas y todos los campos del término municipal estaban cultivados y perfectamente limpios de malas hierbas. Ahora, el más barato de los tractores del mercado, ara ese mismo campo en 40 minutos y la mayor parte de la tierra está sucia o abandonada por completo... ¿Donde está el adelanto de la civilización?. Como sigamos a este ritmo creo sinceramente que más pronto que tarde, pero ya sin posibilidad de dar marcha atrás, nos daremos cuenta que estos bosquímanos que quedan en el sur del continente africano son y serán los últimos pobladores del planeta que viven en el auténtico primer mundo; el de las libertades absolutas. ¿Qué será entonces de estos niños?. Cuando eso suceda, también ellos se darán cuenta del error cometido al haber seguido nuestros pasos, pero ya será tarde. También para ellos...
RAFAEL FABREGAT
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