A principios del siglo XII, la búsqueda del Santo Grial se convirtió en una meta de todos puesto que eran muchos los documentos y las leyendas que lo situaban en España.
La casa donde se llevó a cabo la última cena y el propio cáliz eran propiedad de la familia de San Marcos el Evangelista y éste se la dio a Pedro para usarla en la liturgia. Documentos antiguos afirman la llegada de Pedro a Roma y que era portador del cáliz de Jesucristo.
El historiador Lactancio (241-320) cuenta las persecuciones de los cristianos y al respecto afirma que dicho cáliz estuvo en Roma hasta que San Lorenzo lo mandó a la casa de sus familiares en Osca (Huesca) España, para preservarlo de la codicia del emperador Valeriano (200-260).
Laurentius (San Lorenzo) fue uno de los siete diáconos del papa Sixto II el cual, al sentirse amenazado, le encargó la custodia de los bienes de la Iglesia y en especial el Cáliz de Jesucristo.
Laurentius (San Lorenzo) fue uno de los siete diáconos del papa Sixto II el cual, al sentirse amenazado, le encargó la custodia de los bienes de la Iglesia y en especial el Cáliz de Jesucristo.
Lorenzo era natural de la Hispania Tarraconensis y más concretamente de Huesca.
El papa (Sixto II) fue decapitado el 6 de Agosto del año 258. En su camino al martirio se cruzó con Laurentius que le dijo:
- ¿A donde vas padre, sin tu hijo?.
- Dentro de tres días me seguirás -profetizó el papa.
En la cueva romana de Hepociana Lorenzo acudió a una reunión de cristianos encontrando al compatriota Precelio, originario de Hippo (Toledo) a quien entregó parte de las reliquias (entre ellas el Cáliz) para que las hiciera llegar a la casa de sus familiares en Huesca, pues sus padres también vivían en Roma.
Sabiendo que era el hombre de confianza de Sixto II, el prefecto de Roma conminó al diácono Laurentius a que le entregara las riquezas de la Iglesia y éste le pidió tres días para poder reunirlas.
- ¿A donde vas padre, sin tu hijo?.
- Dentro de tres días me seguirás -profetizó el papa.
En la cueva romana de Hepociana Lorenzo acudió a una reunión de cristianos encontrando al compatriota Precelio, originario de Hippo (Toledo) a quien entregó parte de las reliquias (entre ellas el Cáliz) para que las hiciera llegar a la casa de sus familiares en Huesca, pues sus padres también vivían en Roma.
Sabiendo que era el hombre de confianza de Sixto II, el prefecto de Roma conminó al diácono Laurentius a que le entregara las riquezas de la Iglesia y éste le pidió tres días para poder reunirlas.
De inmediato convocó a cuanta gente necesitada pudo reunir y repartió entre ellos los bienes que no habían marchado hacia España. Al tercer día llegó el prefecto y no siendo capaz de mentir, presentó Lorenzo a los pobres que había reunido y le dijo que enfrente suyo tenía los tesoros de la Iglesia.
Sintiéndose objeto de burla, el prefecto se lo llevó preso.
Aquel mismo día fue asado sobre una parrilla hasta la muerte.
La tradición cuenta que a la llegada de las reliquias a los familiares de Lorenzo, éstos las depositaron en la Iglesia de San Pedro el Viejo, en Huesca (España) y allí quedaron guardadas hasta la invasión musulmana.
Fue alrededor del año 715 cuando, huyendo de los invasores islámicos, el obispo Acilso de Huesca marcha a las montañas pirenaicas con el Santo Grial y otras reliquias.
La tradición cuenta que a la llegada de las reliquias a los familiares de Lorenzo, éstos las depositaron en la Iglesia de San Pedro el Viejo, en Huesca (España) y allí quedaron guardadas hasta la invasión musulmana.
Santuario de la Cueva de Yebra. |
Comienza entonces un largo periodo itinerante para el Cáliz y para los servidores de la Iglesia que cambian frecuentemente su sede episcopal para evitar el castigo musulmán.
Primeramente el Santo Grial es escondido en una cueva del monte Yebra de Basa (Babia).
Todavía hoy se conservan en dicha iglesia reliquias que demuestran que efectivamente fue sede episcopal en aquellos tiempos de persecución islámica.
Sin embargo, como se ha dicho antes, en aquellas primeras décadas de invasión morisca las sedes episcopales fueron cambiantes y unos años más tarde el Cáliz llegó al Monasterio de San Pedro de Siresa donde se cree que los obispos permanecieron por un periodo no inferior a cien años.
San Pedro de Siresa. |
Siete obispos fueron sepultados en esa solitaria iglesia, hoy prácticamente abandonada; situada bajo el nivel de las aguas del río, siempre inundada y a merced de cualquier delincuente.
A principios del siglo XI se traslada la sede episcopal a la Iglesia de la Corte, en Bailo y allí permanece el cáliz hasta 1.045 cuando se traslada a la catedral de Jaca.
En realidad el Santo Cáliz se ubica en un Monasterio próximo hasta finalizar las obras de la nueva catedral de Jaca en 1.063.
Una ubicación provisional puesto que en 1.071 el rey de Aragón Sanchez Ramírez considera más seguro que el Cáliz se ubique en el Monasterio de San Juan de la Peña a cuya reforma a colaborado generosamente.
Una ubicación provisional puesto que en 1.071 el rey de Aragón Sanchez Ramírez considera más seguro que el Cáliz se ubique en el Monasterio de San Juan de la Peña a cuya reforma a colaborado generosamente.
El Santo Grial encuentra en San Juan de la Peña la ubicación perfecta para la adoración de los peregrinos que viajan a Santiago y en ese lugar permanece hasta 1.399 cuando el rey Martín I el Humano se lleva la reliquia a la Aljafería de Zaragoza, donde permanece durante algo más de 20 años.
Acompañando al rey, en su traslado de la corte a Barcelona, viaja también el Cáliz y así queda inventariado a la muerte del rey en 1.410.
Acompañando al rey, en su traslado de la corte a Barcelona, viaja también el Cáliz y así queda inventariado a la muerte del rey en 1.410.
Sucedido por su sobrino Fernando de Antequera, en virtud del Compromiso de Caspe, el hijo de éste Alfonso V se lo lleva a la capilla de su Palacio Real en Valencia.
El rey Alfonso V recibió de la catedral de Valencia un préstamo de 136.430 sueldos para sufragar las campañas militares de Nápoles poniendo como garantía la devolución de todas las reliquias de la Iglesia que la Corona poseía, entre ellas el famoso Grial.
No pudiendo abonar la cantidad prestada al vencimiento, el 18 de Marzo de 1.437 su hermano Joan, lugarteniente del Reino, en ausencia del rey cumplimentó la entrega a la Catedral de Valencia de aquellas riquezas que habían servido de garantía al préstamo recibido y entre ellas el Santo Cáliz, todo lo cual quedó plasmado en el documento expedido al efecto.
Naturalmente el Santo Grial, que se tiene por utilizado por Jesucristo en la Última Cena, es tan solo el breve cuenco de piedra calcedonia de color rojo oscuro que hay en la parte superior. Un conglomerado de cristales de cuarzo llamado cornarina semejante al ágata que se cree procedente de algún taller oriental helenístico-romano, ubicado entre Egipto y Palestina. El Vaso está datado por los expertos entre el siglo IV a.C. y el siglo I de nuestra era. Utilizado con regularidad en las fechas más señaladas, sufrió una caída accidental el Viernes Santo día 3 de Abril de 1.744 y tiene una pequeña rotura, de lo que se levantó acta notarial procediendo seguidamente a su restauración. Esta copa, o parte superior del conjunto, es el Cáliz original. Bajo la copa están las asas y el nudo en oro en orfebrería gótica del siglo XIII.
El pié es un vaso ovalado invertido de color similar a la copa, reforzado con armadura de oro y adornada con 2 rubíes, 2 esmeraldas y 26 perlas. Inicialmente tenía 28 perlas pero se perdieron dos. Los tirantes del pie que lo aseguran a la copa se creen posteriores puesto que son de muy inferior calidad.
La piedra de la base también es de calcedonia y se cree vaso califal del siglo XI originario posiblemente de talleres cordobeses y usado inicialmente como incensario. Lleva una inscripción en árabe que dice: "para la más floreciente", en alusión (se cree) a Medina Azahara.
Con motivo de la invasión napoleónica tuvo que salir de Valencia, pero regresó sano y salvo cuatro años después. Quedaría una última peripecia que pasar a este reliquia singular...
Fue en la Guerra Civil española cuando el 21 de Julio de 1.936, el canónigo archivero Elías Olmos Canalda, viendo el inminente asalto de la catedral y su incendio posterior, consiguió llevárselo y trasladarlo al pueblo de Carlet, donde estuvo escondido hasta el final de la contienda. El pedestal (cuatro ángeles alados de plata) sobre el que se apoyaba, quedó en la catedral y fue destruido por los asaltantes.
Esta es la historia resumida del periplo por el que pasó el Santo Grial que está expuesto en la Catedral de Valencia. Si es o no el utilizado por Jesucristo, en la última cena es ya otro cantar, pero no puede negarse la gran historia que lo precede.
Ahora, juzguen ustedes mismos...
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
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