La imaginación de los visitantes vuela por el paraje de "Pobiti Kamani" que es el nombre de este complejo de más de 70 Km2. que acoge siete grupos de hasta 70 columnas de piedra cada uno.
Este complejo se ubica cerca de la ciudad de Varna y su tierra es básicamente arenosa pero de procedencia marítima y 50 millones de años de antigüedad.
Las inclemencias del tiempo y los miles de años transcurridos han moldeado estas chimeneas dándoles formas caprichosas que llaman la atención de los visitantes y que, al igual que sucede en la visita a las grutas subterráneas, los guías "ven" soldados, leones y camellos allí donde solo hay piedras y arena.
Visto desde una cierta distancia y debido a la natural erosión milenaria, estás chimeneas otrora subacuáticas, pues formaban parte del fondo marino de antiguos océanos, toman la apariencia de un bosque de viejos troncos de árboles muertos.
Las grietas y recovecos de las piedras se rellenan en algunos casos de musgo que ayuda a aparentar justamente a esos troncos inertes que nunca lo fueron.
La zona es por lo visto hábitat de pájaros, roedores e insectos que aprovechan la oquedad de estas piedras para buscar cobijo y establecer nido para sus crías.
El suelo arenoso está plagado de fósiles mumulites, organismos unicelulares en forma de disco que determinan la antigüedad de ese extraño lugar.
El paraje es un tesoro para los amantes de la geología.
A medida que uno se acerca ve de inmediato que tales columnas nada tienen que ver con la mano del hombre y que solo la naturaleza es la que propicia su presencia.
Por lo visto, del centro del planeta emergieron en su día los citados gases que buscaron salida hacia la superficie entonces cubierta por las aguas del mar.
La traducción del nombre búlgaro Pobiti Kamani, no es otra cosa que "Bosque de Piedra", nombre con el que se ha conocido este paraje desde tiempo inmemorial, pero que no fue descrito y documentado hasta principios del siglo XIX.
Como suele ocurrir en estos casos, el fenómeno tiene diferentes interpretaciones que se dividen entre los que apuntan a un origen mineral u orgánico. Según las primeras podrían ser consecuencia de la actividad coralina o el fenómeno de erosión de rocas prismáticas. Estudios de campo y científicos petrográficos han llegado a la conclusión, antes apuntada, de que se son estructuras de filtración de paleo-hidrocarburos.
Los procesos de migración de fluidos y la interferencia microbiana en la precipitación del carbonato están todavía en estudio en la Universidad de Lovaina, pero todo apunta a que es esta sin duda la explicación de este fenómeno. Ayuda también el hecho de que este fenómeno no sea único, pues columnas similares se encuentran en otros puntos de Asia y África.
RAFAEL FABREGAT
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