17 de noviembre de 2025

3276- LAS DROGAS Y SU HISTORIA.

Las drogas, esa palabra que tanto pavor produce en los mayores del siglo XXI es, sin embargo, algo tan antiguo como la humanidad. La única diferencia es que antes eran (o se pretendía que fueran) curativas y actualmente se interpretan exclusivamente como "recreativas" o eliminadoras de traumas de todo tipo. Esas son las que nos traumatizan, más que nada por la adicción que pueden producir. La historia es larga. Ya en tiempos prehistóricos las drogas habían sido descubiertas y usadas por aquellas gentes, quizás medio monos todavía, pero con capacidad para discernir y aprovecharse de ello. Los más inteligentes la usaron según su capacidad y, como ahora, los más torpes morirían ante su toxicidad. Todo es cuestión de saber dosificarla y abandonarla mientras puedas.


Al parecer, todo empezó con el alcohol. Las vides híbridas, aunque de racimos pequeños, abundaban en ciertas zonas. Como buenos recolectores, las uvas serían sin duda uno de los frutos que llevarían a sus lugares de cobijo. El problema, por así decirlo, surgió al pretender almacenarlas. En pocos días las uvas se mustiaron y en las vasijas que las guardaron había una pequeña cantidad del jugo de aquellos racimos de uva ya inservibles como fruta. Si las uvas estaban buenas, estaba claro que aquel jugo tampoco podía estar mal -pensaron ellos- pero el jugo ya había fermentado y el azúcar se había transformado en alcohol. Ya no era dulce, pero sabía bién y les puso contentos así que, para la siguiente cosecha, pensaron hacer más cantidad de aquel jugo que tan bien les había sentado y que se podía almacenar fácilmente. Se había inventado el vino y el alcohol.


El opio ó adormidera fue otro de los productos a descubrir. Era un especimen más raro, pero lo encontraron y les sirvió para múltiples remedios, que ellos incluso llegaron a creer que servía para todo. Poco faltó para que tuvieran razón puesto que, con el tiempo, se inventaron multitud de remedios que aquel producto curaba ó, al menos, aliviaba. Por lo menos te adormecía y, mientras tanto, no sentías el dolor. Lo mismo ocurrió con el cannabis, aunque bien refinado no llegó al mercado mundial hasta el siglo XVIII de nuestra Era. Fué William Brooke, un irlandés afincado en Calcuta, quíen publicó sus múltiples propiedades. Lo que no publicó, fue el efecto negativo de las drogas y su adicción incontrolable.


A su regreso de Londres, William Brooke contactó con el farmacéutico Peter Squire y fabricaron el primer extracto comercial de cannabis. De todas formas México, unos de los principales países productores, implantó novedades sobre esta planta. El avispado traficante Rafael Caro inventó una técnica de cultivo a finales de 1970 que le hizo millonario ya que con ese nuevo método la planta produce mucha más semilla y de más potentes efectos. Se calcula que los Hippies de la década de 1960-70 fumaban marihuana con un THC (tetrahidrocannabinol) del 1 al 2% mientras que la que se fuma actualmente está entre el 17% y el 35%, lo que supone un peligro real de trastornos psicóticos y deterioro cognitivo.


Este sistema de cultivo obliga a la planta a producir menos cantidad de semillas y más resina y por consiguiente más cantidad de THC, con la consecuencia de aumento de trastornos de adicción y ansiedad. El consumo de esta marihuana no tiene nada que ver con aquella que fumaron nuestros mayores en la época Hippie de "los 60" ya que aquella jamás sobrepasó el THC del 4% y actualmente esto ha sido ampliamente sobrepasado. Se estima que la marihuana actual menos dañina, sobrepasa en más del 212% la resina perjudicial de las plantas que fumaron nuestros padres y abuelos, con aquellas técnicas más antiguas de producción. Ojo pués. La Universidad de Colorado (EEUU) ha realizado un estudio actual y ha determinado que hay variedades que superan el 35% de THC.


Más peligrosas aún son las gominolas y otros preparados (líquidos) actuales del cannabis ya que pueden contener dosis mucho más altas de THC. En su preparación se puede añadir una cantidad indeterminada de resina e incluso disolverse en las bebidas. Llegados a ese punto ya poco o nada se puede hacer para frenar la adicción a una sustancia que te permite evadirte de ti mismo, ya que trastorna tus neuronas cerebrales. Ya no eres tú, sino un muñeco al servicio de los narcotraficantes. Ya no digamos si te pasas a la Cocaína, Heroína 
u otros productos similares, cuyo resultado puede afectar a la personalidad del indivíduo e incluso acabar con tu vida. Mejor pasar de esas sustancias, pues se puede ser mucho más feliz alejado de mentes mediocres e insatisfechas.

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