| MARZUELO. Seta de principios de Abril. |
Lamentablemente, aún teniendo a tiro de piedra la mejor zona setera de España, raro es el año que podemos disfrutar de la afición micológica. Esa zona que yo califico como de muy especial es, como no, El Maestrazgo turol-castellonense. Amplio en especies comestibles, escaso o nulo en especies mortales y grande en cantidad de setas de todo tipo, si el tiempo acompaña. Sin embargo este último apartado es "la pata coja" de esta mesa en la que ya casi nunca se puede comer. El tiempo ha cambiado en todo el mundo y hace ya algunos años en los que llueve poco y mal. Yo esperaba que este año fuera diferente, puesto que esta pasada primavera llovió copiosamente en nuestra zona y a lo largo del año no han faltado lluvias que han mantenido la sazón en zonas cultivables y montañas seteras.
Quien más, quien menos empezamos a pensar que este año 2025 nos quitaríamos de encima la espina de la sequía setera y así hubiera sido si el tiempo no hubiera vuelto a sus andadas. El tiempo se ha potado bien a lo largo del año, con profusión de Marzuelos y otras epecies primaverales pero, llegados al verano se impusieron nuevamente los fuertes calores y la falta de tormentas veraniegas. Llegamos así a un mes de Agosto seco y caluroso que impidió la salida temprana del Robellón y los tan deliciosos Boletus, que permiten una apertura temprana de la temporada micológica. En septiembre llovió, pero ya a final de mes, lo que implica que la temporada de Boletus sea casi nula y muy corta la de Robellones.
En la parte costera de la provincia de Castellón, donde las setas salen 15-20 días más tarde se ha disfrutado bastante en cuanto a hallazgos, pero seguramente con una temporada muy corta ya que, justamente anteayer ya arreció el viento del norte, frío e intenso, que es probable que impida la salida de nuevos ejemplares y por tanto dará fin a una temporada que hace menos de 15 días que había comenzado. Menos mal que ha sido un solo día. Ya veremos. En fin, ójala no sea nada pero... si no es así, un año más habrá de cerrarse la temporada de los micólogos cabanenses, que apenas han podido disfrutar una semana de su afición favorita. Una verdadera lástima puesto que estas últimas semanas había llovido y se presagiaba un año de variedad y cantidad de hallazgos. Un año más habrá que esperar al año próximo, que mucho nos tememos sea para quedarnos con la miel en los labios.
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