Con este título denominan los británicos al Castillo de Dover. Ya antes de construirse el castillo, en dicho lugar los romanos habían construido dos faros, de los cuales todavía podemos admirar uno de ellos. También los Normandos celebraban sus conquistas en este lugar.
Muchos siglos después Guillermo I construyó en aquí un castillo de fuerte carácter defensivo.
No era pues una casualidad, sino un punto estratégico por su proximidad al mar y altura suficiente para controlar a cualquier enemigo que llegara navegando.
Se trata del castillo más grande y más impenetrable de Inglaterra, aunque fue durante el reinado de Enrique II cuando este castillo empezó a tomar la forma que actualmente podemos contemplar.
Pertenecen a esta época las explanadas interna y externa, así como la Torre del Homenaje. En 1066 Guillermo I y su ejército pasaron por aquí hacia la Abadía de Westminster para su coronación y el lugar llamó la atención del futuro rey.
A su regreso ordenó la inmediata construcción de este castillo, aunque en aquel momento se trataba solamente de una fortificación. En 1216 Luis VIII de Francia acudió a Inglaterra invitado por un grupo de barones rebeldes para usurpar la corona inglesa pero, aunque logró penetrar en el castillo, no llegó a conquistarlo. Durante el asedio, los ingleses excavaron un túnel hacia el exterior y atacaron a los franceses por la retaguardia que les obligó a renunciar a su empeño.
Durante la Guerra Civil de 1642 fue defendido por Enrique VIII sin disparar un solo tiro, gracias a una treta parlamentaria, lo que hizo que se pudiera sobrevivir hasta nuestros días sin daño alguno. A finales del siglo XVIII y con motivo de las Guerras Napoleónicas, nuevas defensas fueron añadidas. El tejado del torreón fue sustituido por bóvedas de ladrillo a fin de poder instalar piezas de artillería. En 1803 se construyeron túneles adicionales en el acantilado con capacidad para más de 2000 hombres. Finalizada la guerra sirvieron para controlar el contrabando, siendo posteriormente abandonados durante más de un siglo al trasladarse este control a la misma costa.
El Castillo de Dover jugó también un papel importante en las dos guerras mundiales y muy especialmente en la segunda, al ser equipado con armas antiaéreas e importantes radares. En Mayo de 1940 se llevó a cabo la evacuación de 338.000 soldados aliados de los campos de batalla próximos a Dunquerke, lo que provocó la construcción de nuevos túneles y la de un hospital para atender a los heridos. Tras el final de la guerra, estos soldados permanecieron en el castillo hasta 1958.
Actualmente dispone de tiendas, aseos y restaurantes, siendo visitado cada año por miles de turistas.
RAFAEL FABREGAT
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