2 de octubre de 2020

3026- SAN ISIDORO DE LEÓN.

Con este título presento, ni más ni menos, a la principal joya del románico español. Se trata de la Real Colegiata y Basílica de San Isidoro, el monumento más valioso que tenemos en España del estilo románico, ubicado en pleno centro de la ciudad de León, cuya construcción se remonta al año 956. El exterior ya es majestuoso, pero es en el interior donde encontramos maravillas poco vistas en este tipo de construcciones, casi siempre parcas en su ornamentación. Especialmente interesante el Panteón Real de San Isidoro que se tiene como "Capilla Sixtina" del arte románico en Europa. Tampoco es baladí el gallo de plomo y cobre sobredorado con el que se fabricó la veleta que corona la Torre románica situada a los pies del templo.

Sobre el Panteón Real dijo Cayetano Luca de Tena que "allí reposa toda la historia del medievo español". No es de extrañar puesto que León está situado dentro de la ruta de peregrinación a Santiago y por allí pasaron los principales personajes y los más prolíficos pensadores. Es indudable la atracción medieval que hubo en tiempos pasados por las reliquias de santos insignes como San Isidoro de Sevilla, doctor de las Españas y que en su momento fue trasladado a este emblemático templo leonés. No es pues de extrañar que, a partir de ese momento, la Colegiata de San isidoro se convirtiera en centro de peregrinación dentro la Ruta Jacobea.

Contrariamente a lo que sucedía en los condados catalanes, lindantes con Francia y Europa, en las regiones interiores, como la leonesa, los edificios religiosos se conservaron sin modificar aunque la liturgia ya estaba aconsejada e impuesta desde Roma.
La construcción ocupó un solar aledaño a la muralla romana de la Legio VII Gemina, de tal manera que toda la parte occidental del edificio está adosado y superpuesto a ella. En obras de restauración se han encontrado numerosos vestigios romanos pero, sin embargo, nada se encontró del periodo visgodo ni tampoco del musulmán; tampoco del periodo de la Reconquista. Sancho I de León fue el propulsor de la obra, aunque son muchas la restauraciones y modificaciones llevadas a cabo a lo largo de los más de mil años que nos contemplan.

RAFAEL FABREGAT

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