10 de marzo de 2014

1291- LA PIRÁMIDE DE HAN YANGLING.

Construidas con tierra apisonada, en lugar de los enormes bloques de piedra egipcios o sudamericanos, las tumbas o Pirámides chinas fueron olvidadas y, con los siglos, confundidas con pequeños cerros naturales llenos de árboles y vegetación.

Algunas, como la de Han Yangling que protagoniza esta entrada, fueron localizadas y tras su estudio preservadas para la posterioridad, pero otras muchas no tuvieron esa suerte y siguen desaparecidas. Porque quien ordenó su construcción quería descansar, seguro y para siempre, pero sin duda no pretendía quedar en el olvido como nos sucede a la mayor parte de los mortales y a ellos mismos, hasta ahora. Claro que, más pronto o más temprano, el descubrimiento puede significar la retirada del lugar decidido por el emperador para su descanso. Así es este mundo, donde todo no se puede tener. En ese caso el emperador será recordado eternamente sí, pero en una vitrina acristalada, a la vista de propios y extraños. 

Esa extensa llanura, a una veintena de kilómetros de Xian, fue elegida por los emperadores de la dinastía Han como lugar de su eterna morada y descanso. La que nos ocupa en el día de hoy es concretamente la del emperador Jing Di (168-141 a.C.) de la dinastía Han. Su biografía nos cuenta que era ferviente admirador de las filosofías de Lao Zi y Huang Di así como de políticas benevolentes con el pueblo. Disminuyó impuestos y trabajos al estado, permitiendo que sus súbditos se recuperaran de los estragos de las guerras y prosperaran. La construcción de la pirámide-mausoleo de Han Yangling comenzó en el año 153 a.C. y destaca especialmente porque incluye el mausoleo de la emperatriz y a miles de animales que les alimenten en la otra vida...

La inclusión de la tumba de la emperatriz Wu Zetian indica un acercamiento a la igualdad de la mujer en esos años. Muestra de ese acercamiento es también la presencia de abundantes figuras de amazonas en el interior de la pirámide, lo que sin duda se hizo en su honor. Como sucede en otras culturas del mundo, más que objetivo monumental, la pirámide juega un papel protector de la tumba. Alrededor del mausoleo, cientos de personajes de la corte, guerreros y animales, que protegían la paz de los reales personajes. Las figuras, ya trasladadas al museo adjunto, aparecían desnudas y con brazos articulados de madera que en el momento del enterramiento vestían ricas telas de seda pero, después de más de dos milenios, solo la terracota ha permanecido.

Por su condición de "Hijo del Cielo" el túmulo real ocupa el lugar central del mausoleo y 
tiene una superficie de 170 m2. y 31 metros de altura, de los 96.000 m2. que tiene el complejo en total. El de la emperatriz es de menor tamaño y está alineado con el suyo. Por cuestiones técnicas preventivas, las tumbas todavía no han sido excavadas. Actualmente solo una 13ª parte de los 9,6 Km2. del complejo han visto la luz. Suficiente para ver que se trata de una ciudad palaciega, con sus animales, soldados, sirvientes y corte, en miniatura. Jing Di fue el sexto emperador de la dinastía Han (206 a.C.-9 d.C.) y en toda la dinastía imperó la costumbre de construirse sus tumbas. Con la erosión estas interesantes pirámides se ven como una simple colina, pero en su día serían espectaculares y codiciadas por los ladrones. 

Estas pirámides acababan con una cima plana, similar a las pirámides aztecas mexicanas. A diferencia de la tumba de Qin Shi Huang, cuyos guerreros de terracota son de tamaño real, en esta de Jing Di son de tamaño 1/10 aunque con un acabado muy interesante. La comida que no falte. Una serie de pozos, repletos de animales de todo tipo, forman parte del recorrido del visitante. Un largo corredor permite ver los diferentes lugares a visitar. La tumba de la emperatriz está a unos 500 metros de la del emperador, en una especie de plaza dentro del recorrido subterráneo. Para los amantes de la Historia en general y la china en particular, hay otros tres mausoleos en el área: mausoleo Qinling, de la dinastía Tang; mausoleo Qin Shi Huang, primero de la dinastía Qin, y mausoleo Zhaoling, también de la dinastía Tang.

El turismo es un pilar importante en todas las economías y por extraño que parezca este mausoleo es ya visitable. En principio un suelo de cristal transparente permite a los viajeros bajar al lugar donde se encuentra la tumba en excavación y ver a los arqueólogos trabajando, así como los diferentes objetos descubiertos hasta hoy. Todavía queda mucho por hacer, pero ese no es impedimento para que todos los que allí acceden se queden maravillados de ver las tumbas y las riquezas allí depositadas. Adjunto se encuentra el museo donde admirar los diferentes objetos encontrados; figuras y personajes que acompañaban a los emperadores en su viaje al más allá. Para finalizar el recorrido, en una pequeña sala de proyección se recrea la vida que se supone vivían estos personajes en aquellos tiempos.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario