5 de marzo de 2014

1285- EL MISTERIO DE YUCATÁN.


Ichmul
es una pequeña localidad del municipio de Chikindzonot, departamento de Yucatán, en México. En siglos pasados perteneció a la jurisdicción maya de Cochua, de la que Nacahum Cochuac era su máximo gobernante. Pero hoy no estamos aquí para hablar de los mayas, sino de lo acontecido en esta localidad el 27 de Septiembre de 2013.


En principio el hecho nada tendría de particular, a pesar de que la caída de un meteorito de tamaño considerable no es algo que suceda todos los días. Pero en éste había elementos de interés suficiente, para llamar la atención de propios y extraños. Nos referimos a su composición. Ficción, realidad, o broma de algún desaprensivo, pero allí estaban las huellas del impacto y los restos. Nada de materiales naturales, sino especie de maquinaria destrozada y restos de lo que parecían dos cuerpos chamuscados. Se dedujo que el artefacto había caído del cielo envuelto en llamas, sin que se pudiera achacar a ningún vehículo aéreo conocido. 

Tras enfriarse, los restos encontrados fueron llevados al pueblo. En apariencia, restos de un aparato o maquinaria y dos cuerpos chamuscados. ¿Qué eran y de donde procedían?. Se pensó que, al entrar en la atmósfera, el artefacto se incendió por la fricción y se desintegró, siendo pocos los restos que llegaron a impactar en el suelo. Los más curioso del caso es que de inmediato se personaron gentes diciendo ser del Gobierno que, mostrando su identificación, dijeron ser científicos que necesitaban muestras para analizarlas. Más del 70% de los restos, todo lo que pudiera tener interés, desapareció con ellos. 

También los restos calcinados de lo que parecían ser humanoides de pequeño tamaño. Unos hablaban de posibles restos de un satélite que perdió su órbita, otros de un OVNI, pero nadie sabía nada. Sea lo que fuere, las autoridades no habían dado explicación alguna al suceso. ¿Para qué?. La gente normal, no pintamos nada. Las gentes de la comarca poco tenían que contar. A las 8 de la tarde una bola de fuego se precipitó en la montaña, a menos de medio kilómetro del pueblo, seguida de un fuerte ruido, quizás por el impacto. De inmediato el pueblo quedó a oscuras, puesto que lo que fuera había afectado a los cables del tendido eléctrico. 

A las 10,30 de la noche, el policía local Cecilio Couoh y siete voluntarios más, se internaron en el monte hasta el lugar del impacto que seguía llameando. 
- Vimos que aquellos restos seguían quemando y soltando ruidos y destellos extraños que lo iluminaban todo. Tuvimos miedo y no nos acercamos más. Más que nada porque los cables de alta tensión rotos en el impacto seguían llevando corriente y dando chispazos. 
Hacia las 3 de la madrugada el ruido y los destellos fueron cesando y los vecinos volvieron al pueblo. Nadie durmió aquella noche. A la mañana siguiente, ya con la luz del día, volvieron al lugar del impacto. Ya no había fuego alguno y solo una pieza grande estaba clavada en el suelo, además de algunos pedazos sueltos. 

Todavía estaba caliente, pero lo sacaron de la tierra pues ya no quemaba. Escarbaron en un radio de unos diez metros y aparecieron otros fragmentos del supuesto aparato. Todo lo encontrado se llevó posteriormente a la comisaría del lugar y depositado sobre una mesa, para que nadie pudiera coger, ni siquiera fotografiar, nada de lo que allí estaba depositado. 
Nadie sabe cual era el origen de todo aquello. Al día siguiente los cables de alta tensión que llevan la electricidad al pueblo fueron reparados y restaurado el servicio. Unas semanas después los análisis del laboratorio de geofísica llevados a cabo con los materiales recogidos en el lugar, revelaron que no hubo impacto de meteorito ni de nave de ningún tipo.

Después de que los périódicos de medio mundo lanzaran la noticia de un posible aterrizaje espacial, ha resultado que los materiales encontrados son resultado de la fusión de piedras y tierra provocada por la descarga eléctrica ante la caída de los cables de alta tensión en el suelo. Esta amalgama se conoce como "fulgorita" y son el resultado de los chispazos provocados por la caída de dos cables de 13.000 voltios sobre la tierra arcillosa del lugar, rica en carbono, óxido de silicio y aluminio. La histeria colectiva por el ruido producido con la descarga y las llamaradas hicieron suponer a los vecinos que algo había caído del cielo pero, nada de nada. Todo terrenal. No sabemos si es verdad pero, al menos, eso es lo que nos han contado...

RAFAEL FABREGAT

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