Mileto no es solamente el nombre de una antigua ciudad griega, sino también del héroe legendario que la fundó. Parece ser que este personaje huyó de Creta escapándose de las intenciones del rey Minos de convertirlo en su amante. La leyenda cuenta que durante la invasión dórica, los jónicos mataron a todos los hombres de Mileto y se casaron con sus viudas.
En el año 545 a.C. esta región fue incorporada al Imperio Aqueménida como satrapía de Karkâ, cuya capital quedó situada en la cercana Halicarnaso, actualmente Bodrum. Para situarnos, hay que decir que esta ciudad está (estaba) ubicada en la costa occidental de Anatolia, muy próxima a la desembocadura del río Meandro, en la antigua Caria, hoy provincia turca de Aydin. Los amantes de la Historia y sus ruinas, todavía tienen mucho que ver de aquel antiguo Mileto y la fotografía adjunta de su teatro lo dicen claramente.
Aunque mucho menos visitada por los turistas que la cercana Éfeso, también Mileto cuenta con históricos rincones que merecen nuestra atención. Situada a la desembocadura del río Meandro llegó a tener cinco puertos que la convirtieron en ciudad más grande y rica de las doce ciudades jonias situadas en el Egeo. El comercio marítimo y especialmente el procedente de Venecia, traía cada día la riqueza y el poder a Mileto. Hacia el año 500 a.C. Mileto fue destruida por los persas, pero logró recuperarse con la llegada de Alejandro Magno y su victoria contra éstos, llegando incluso a ser una de las ciudades romanas más importantes de Asia Menor. Sin embargo con los siglos su puerto fue perdiendo importancia, el comercio desapareció de Mileto y finalmente, ya sin mantenimiento alguno, fue encenagado por los aluviones del río Meandro.
Como no podía ser de otro modo a partir de ese momento Atenas pasó a ocupar el lugar de Mileto y de todas las ciudades jónicas. Si algún día tenéis la suerte de visitar Mileto, la primera imagen que os sorprenderá es la de la Mezquita de Ilyas Bey, también llamada de "los noventa pasos" y construida en 1442. Está próxima al anfiteatro griego, posteriormente ampliado por los romanos hasta darle una capacidad de 15.000 espectadores. Las escasas visitas turísticas han permitido que sea muy fácil subir por sus gradas y que, desde la parte alta, se pueda contemplar la antigua ciudad y lo que fue su puerto marítimo, hoy cubierto de tierra y restos arqueológicos. Debido a la colmatación del antiguo golfo Latmiaco, las ruinas de Mileto están actualmente a 10 Km. de la costa. No hay parada de autobuses, ni el ajetreo propio de un lugar masivamente visitado. Solo la paz y tranquilidad propia de un enclave histórico. Allí todavía puede respirarse el aire peculiar y romántico de la Antigua Grecia...
RAFAEL FABREGAT
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