También en esta parte del mundo azotó la última crisis, pero con fortaleza y tesón supieron capear el temporal. Sus gentes otorgan a la naturaleza toda la relevancia que sin duda merece. Custodiada por ríos tan importantes como el Sava, el Drava y el propio Danubio, la región privilegiada de Eslavonia agradece de manera espléndida toda la dedicación que sus gentes le otorgan y paga con creces su esfuerzo. Un filón también para los amantes de la caza, la pesca y de una espléndida flora, que se convierte en arte a través del pincel y de la fotografía. Los parques naturales se suceden en este país donde nunca hay falta de agua y los lagos y las impresionantes cascadas se suceden unas tras otras. No en vano, aprovechando la paz que por fin se disfruta, el turismo europeo inunda Croacia.
El parque Kopacki es uno de los mayores humedales de Europa y también el más rico en especies animales. Ahora se cumplen cincuenta años desde que lo declararan espacio protegido. Nada menos que más de 300 especies de aves habitan el lugar, aunque el nivel de las aguas fluctúan bastante y su visión es muy distinta en verano e invierno. Cada época tiene diferentes especies que van turnándose en diferentes migraciones o hibernación. La vista se pierde en el horizonte, con diferentes manchas azules de agua o del amarillo del reseco carrizal veraniego, mientras diferentes graznidos llegan al oído del cazador o del aficionado a la fotografía de la fauna acuática. Cerca de esos humedales renace nuevamente el mayor de los tesoros eslavónicos: los viñedos.
Contrariamente a las costumbres españolas y tal como hace un servidor, los croatas acompañan la carne y las comidas contundentes con vino blanco. Los sábados, en cafeterías y restaurantes, grupos de música autóctona amenizan comidas que mayoritariamente tienen el cerdo como base. Esos locales suelen tener un sótano donde los vinos reposan a la espera de verse elegidos por los comensales. Allí se guarda también el buen queso y antiguos utensilios de cocina. Sobre las mesas bandejas de todo lo imaginable... Torreznos, salchichas, panceta, morcillas de diferentes tipos y, para que todo eso baje hasta el estómago, ensaladas, quesos, pan tierno y más vino de todos los colores. Osijek es la capital de la región de Eslavonia y San Pedro el titular de su catedral, con sello papal en la fachada por ser subsede vaticana. Sí o sí, hay que visitar Eslavonia... ¡Merece la pena!.
RAFAEL FABREGAT
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