14 de agosto de 2020

3008- HISTORIA DEL GIN-TONIC.

Según palabras de Winston Churchill, "el Gin-Tónic ha salvado más vidas que todos los doctores del Imperio Británico..."  Y eso que, en aquellos tiempos, la citada bebida no llevaba rodajas de limón, ni cubitos de hielo. Menos aún flores o hierbas de cualquier tipo. El gin-tónic era entonces ginebra y agua tónica sin mas. 
En cuanto a la Historia...
Estábamos a mediados del siglo XVII cuando el médico alemán Franciscus Sylvius de la Boe, holandés de adopción, buscaba un brebaje medicinal que eliminara las impurezas del cuerpo y aliviara las molestias de estómago y riñón. 
Conocedor de las propiedades diuréticas del enebro decidió destilar alcohol de cereales con bayas de enebro y al resultado lo bautizó "jenever", aunque el resto de mortales lo llamó "ginebra". Sea como fuere a los holandeses les gustó el invento y éste saltó de la farmacia a las tabernas en muy poco tiempo.

La vida también quiere suerte y por aquel entonces, siendo un producto nuevo, fácil de preparar y gravado con menos impuestos que la cerveza, se extendió rápidamente por toda Europa. 
La puerta grande en la Inglaterra de Churchill fue la primera en abrirse, pero creando un grave problema que alguien se aprestó a corregir... 
Al ser tan barata, las clases bajas lo consumían como si no hubiera un mañana, haciéndoles más llevaderas sus miserables vidas. 
El resultado eran borracheras interminables que llegaron a crear el fenómeno denominado "Gin craze" (locura de la ginebra) que fue asociado al vicio y a la decadencia social. Incluso se creo una cancioncilla que decía: 
Ginebra, maldito demonio lleno de furia,
que hace de la raza humana su presa,
que entra en un trago mortal
y lejos nuestras realidades vuelan.

La monarquía tomó cartas en el asunto como si de una droga de diseño se tratara y emprendió una especie de cruzada contra la afamada bebida y lo hizo restringiendo su consumo. Pero, en fin, dejemos a un lado tan interesante bebida y vayamos al agua tónica, el ingrediente que la acompaña... 
Los grandes inventos siempre acompañaron a empresarios inconformistas que no se cansan de buscar novedades exitosas. En este caso se trató del también alemán Johann Jacob Schweppe, el cual investigaba los efectos de gasificar el agua corriente con dióxido de carbono y que en 1792 lanzó al mercado bebidas carbonatadas a las que añadía azúcar y frutas diversas. 

Sin embargo fue en 1858 cuando Erasmus Bond inventó una nueva combinación que resultó ideal para los soldados británicos desplazados a la India. Se trataba del "agua tónica", agua carbonatada a la que se añadía quinina, una forma fácil de digerir la quinina con la que aliviar la malaria.
En 1870 Schweppe siguió los pasos de Erasmus Bond y creó la "Indian Quinine Tónic", un refresco medicinal que aliviara a las tropas, aunque el azúcar que llevaba el agua carbonatada no era suficiente para corregir el amargor de la quinina. Era cuestión de tiempo que a alguien se le ocurriera echar en el vaso un buen chorro de ginebra y se hiciera la luz. Faltaba el limón y alguna que otra historia, pero con el tiempo todo llega. Solo es cuestión de esperar.

Fue entonces cuando la combinación resultó casi perfecta, se mitigó el amargor de la quinina y se infundió a las tropas el valor necesario para combatir al enemigo. A partir de aquel momento el "gin-tónic" se convirtió en el fiel compañero de las tropas británicas. Es más, cuando aquellas campañas finalizaron y los supervivientes regresaron al Reino Unido, en las tabernas pedían esta bebida que les identificaba como "Héroes de Oriente" lo cual fomentó el aumento de consumo. Su éxito fue tal que el día 19 de Octubre se celebra en este país el "Día del Gin-Tónic". A España llegó en la década de 1950 y desde entonces su consumo no ha hecho más que aumentar.

RAFAEL FABREGAT

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