26 de agosto de 2020

3013- VENTAJAS DE LA JUBILACIÓN.

No sé por qué lo he dicho en plural. ¿Ser viejo tiene ventajas?. Madre mía del amor hermoso... ¿Cuáles y cuantas son?. 
Efectivamente no conozco a ningún trabajador en activo que no piense constantemente en la jubilación, especialmente cuando ese momento no está ya muy lejano. Todos los días contando lo que le falta para llegar a la tan ansiada meta. ¡Pobre Diablo, no sabe la que le espera!. 
Por de pronto la actividad sexual, uno de los mejores placeres de la vida y el único que no cuesta dinero (si tienes partener) no puedes llevarla a cabo si no es de forma artificial y claro, las mujeres, que siempre suelen estar menos predispuestas que los maridos, no paran de darte la vara argumentado los peligros de tal actividad farmacológica. Eso sin contar que las cosas propias de la juventud no son lo mismo cuando estás en la "tercera edad" y hay que buscar remedios artificiales, si los hay. Lo de las diferentes posturas... ¡todo un cachondeo!. La única ventaja es que no vas a dejar embarazado a nadie. Hombre, si nos ponemos a pensar, la jubilación tiene sus ventajas pero ni son muchas ni tan importantes. 

Una de las principales es que ya te ríes de los imbéciles que se han pasado la vida hablando mal de los demás y concretamente de ti. Lo que puedan decir ya te importa un pito. Menos mal, porque es un gran peso que se te quita de encima. A la mierda con ellos... Desgraciados imbéciles, hijos de su madre. ¡Que descansada quedaría cuando les parió!. Cuando eres viejo valoras solamente lo más importante y especialmente a los que te quieren, sean familia o no. Al menos en el caso de los hombres, que es el mío, el tener el pelo negro o blanco (incluso el no tenerlo) carece de importancia, como tampoco tiene mayor importancia el tener el vientre plano o una hermosa barriguita. ¿Gimnasio?. Que corran los jóvenes, que son a quienes menos falta les hace. Cuando te haces viejo eres más permisivo contigo mismo que eres quien más te quiere.

Tu mejor amigo eres tu mismo. Tienes algo de azúcar en sangre, pero no te culpas por pedir un postre dulce cuando vas de restaurante. Tampoco lo haces cuando te compras algún capricho que ninguna falta te hace. Después de toda una vida al servicio de jefes o  clientes, siempre tratado de forma tiránica e impersonal, te has ganado el derecho a pasar de todo y de todos, volviéndote desordenado y extravagante. Ya que estamos aquí, vamos a aprovecharlo. Hemos visto a demasiada gente de nuestra edad abandonar este mundo sin haber disfrutado de nada, sin poder darse cuenta de la libertad que conlleva el hacerse viejo. Sí amigos, esa es la única y gran ventaja de llegar a viejo: ¡pasar de todo!. ¿Quién me dirá nada si decido hacer una cosa u otra?. Y si quiero hacerlo hasta las tantas de la madrugada y levantarme a hora de comer, ¿quién me culpará por ello?.

Nuestra juventud no fue tan mala como algunos piensan. Disfrutamos de la mejor música de todos los tiempos y aunque el dinero no sobraba, lo exprimíamos sacándole el máximo provecho. Aquello ya acabó pero nos queda la libertad de ir a la playa o a la piscina mostrando un cuerpo con exceso de grasa o arrugas, sumergiéndonos en el agua con la misma tranquilidad que aquel que todo lo tiene en su sitio y en su justa medida. Nos importan poco o nada las miradas de las chismosas de siempre y sus consiguientes sonrisas. También ellos y ellas envejecerán, si tienen suerte. A lo largo de la vida mi corazón se ha roto muchas veces en mil pedazos, pero ya no. Curiosamente ese sufrimiento es el que después te da mayor fuerza si cabe, porque quien nunca ha sufrido no conoce la alegría de verse recuperado. Lo que piensan los demás ya importa poco o nada. Me gané el derecho a esta tranquilidad que estoy disfrutando. Cuanto más viejo, más positivo. Muchos nunca pudieron llegar a esta tranquila etapa. 

Unos porque murieron antes y otros porque emplearon su vida para sembrar el mal por donde pasaron, sin recibir lógicamente ningún pago por ello. Claro que ellos nunca comprenderán el significado de esta entrada, pero poco me importa. Mi cariño a los buenos amigos que quedaron en el camino y mi más absoluto desprecio a todos aquellos que, a sabiendas de mi inocencia, me acusaron injustamente procurando hacerme el mayor de los daños. No mucho más a quienes renegaron de mi amistad y apoyaron a los canallas. No hay marcha atrás. Yo no sé cuanto tiempo estaré en este mundo, pero no lo haré largo ni falta que hace. Tengo claro que no perderé un solo minuto de vida en lamentar lo que pudo haber sido y no fue, y menos aún preocupándome de las injusticias de los demás. Que se pudran en el Infierno. Mi mayor ventaja es el reloj. Por primera vez en mi vida soy yo quien marca las horas... 

RAFAEL FABREGAT

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