Unas décadas atrás, en la cueva Drimolen, a 30 Km. de Pretoria (Sudáfrica) se encontraron los restos fosilizados de una pareja de homínidos que vivieron hace cerca de 2 millones de años atrás. Se les denomina Austrolopithecus Robustus. El esqueleto de la mujer estaba casi completo, pero del hombre apenas quedaba la mandíbula inferior y poco más. Puede incluso que no fueran pareja, pero estaban el uno junto al otro en la misma cueva. Tan juntos estaban que los paleontólogos los bautizaron como Orfeo y Eudícide, en honor a los amantes mitológicos griegos. El hallazgo fue un acontecimiento excepcional, porque demostró que su alimentación no era solo vegetal, como se pensaba.
Otra cosa era la gran diferencia entre el tamaño del macho y de la hembra, esta última hasta un 50% inferior. En lo referente al cráneo del hombre es el más completo, de esa antigüedad, encontrado jamás. Hasta ahora, no habían sido encontrados restos de hembras del especimen Robustus. Nadie sabía cual era su aspecto ni las diferencias que podía haber entre machos y hembras de esta especie ancestral. A la vista de este hallazgo se sabe que las diferencias de tamaño estaban mucho más marcadas que en los hombres y mujeres actuales. Claro que ha habido alguna sorpresa más... El primer especímen de Australopithecus Robustus, fue encontrado el año 1.938 en el yacimiento, también sudafricano, de Kromdaai.
Hasta ahora los paleontólogos opinaban que se trataba de una raza vegetariana, incapaz de usar herramientas, pero estos hallazgos han puesto de relieve que esta clase de homínidos estaba más evolucionada de lo que se pensaba. Alimentados de vegetales y termitas, estaban lo suficientemente evolucionados intelectualmente como para selecionar huesos largos y afilados para abrir los termiteros y poder cazar los insectos que formaban parte de su sustento. Este nuevo descubrimiento nos explica el motivo por el cual, el análisis de estos esqueletos nos muestra un alto nivel de Carbono, impropio de animales exclusivamente vegetarianos, lo que nos indica que ingerían gran cantidad de proteínas que, no pudiendo ser mamíferos, habían de provenir de los termiteros, entonces abundantes.
Aún siendo seres de alimentación vegetal, queda demostrado que también ingerían proteínas, caminaban erguidos y eran fuertes y musculosos. Su altura era de 1,50 metros y su capacidad craneal de 530 cm3. Nada pues de alimentación vegetal exclusiva. Aunque no pertenezca a nuestra raza, nuestro antecesor ya tenía la capacidad suficiente para saber la comida que debía buscar. Era sin duda el llamado Periodo Cuaternario, comienzo de los grandes cambios climáticos, de la aparición de los grandes animales y del género Homo. Hace varios millones de años la vida en la Tierra no solo existía, sino que era exhuberante y diversa, lo que propiciaba también el inicio de la caza de animales menores.
El Periodo Cuaternario es fundamental para entender la evolución del ser humano y los eventos biológicos que ocurrieron en un momento tan importante para nuestra especie. Gracias a la arqueología y la paleontología sabemos mucho de lo que nos precedió en este planeta de características especiales para la vida. Hoy, millones de años después, todo es diferente y especialmente tecnológico pero el cambio es reciente. Apenas 10.000 años atrás, ¿quien hubiera podido preveer la evolución actual?. Porque diez mil años, apenas son un grano de arena en la transformación del mundo. Ahora, hemos evolucionado hasta poder ver lo que hay en nuestra galaxia y mucho más allá de la misma.
¿Hasta dode seremos capaces de llegar y comiendo qué?...
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