22 de diciembre de 2025

3309- LA RESURRECCIÓN DE ALEJANDRÍA.



Cuantas mentiras nos han contado, en nombre de Alá y de Jesús de Nazaret. Yo no sé qué tiene que ver una cosa con las otras, pero también el incendio de la Biblioteca de Alejandría, la más grande del mundo según la Historia, parece ser que fue un camelo que nos contaron, no sé por qué. Ya sabemos que eso de quemar libros ha sido históricamente una manía de las invasiones y dictaduras, pero no todo lo que nos contaron fue cierto. El gran incendio de la Biblioteca de Alejandría se atribuía al general árabe Amru en el siglo VII pero, al parecer, solo fueron habladurías de la cristiandad ya que, cuando éstos llegaron a Egipto la Biblioteca ya no existía. Pero a Egipto los bulos sobre sus raíces les interesan pues de ellos vive este país repleto de historia pero también de pillos y truhanes. 


Para más inri, haciéndose eco del interés general, la UNESCO apadrina proyectos y más proyectos en aras del interés mundial. Dos décadas atrás, apoyando los intereses del historiador egipcio Mustafá E-lAbbadi resucitó, una vez más si cabe, la mítica Biblioteca de Alejandría aportando dinero y 45.000 m2. de terrenos para ampliarla. Los terrenos los cedío el gobierno egipcio y allí se montó un colosal museo que contiene papiros y volúmenes de los tiempos de Ptolomeo II que hasta entonces dormían en el templo de Serapeum y su Biblioteca Hija. Se cuenta que Julio César mandó prender fuego a la flota de Ptolomeo en el puerto alejandrino y que las llamas se extendieron por la ciudad hasta alcanzar la Biblioteca de Alejandría, en lo que sería su primera quema del año 47 a.C. 


La segunda quema la ordenó Teodosio I en el año 391 que se llevó por delante la Biblioteca Hija, y dos destrucciones más llegaron a cargo de los árabes el año 639 cuendo, en realidad ya no había nada que quemar, pues en esa fecha la Biblioteca de Alejandría ya no existía. El resto, unos cuantos libros que escaparon de las últimas llamas, estaban en poder de manos particulares cuyos dueños los abandonaron precipitadamente tras escapar del holocausto. Al cabo de 1.348 años (1.987) Alejandría renació de nuevo de manos de la UNESCO. Varios países aportaron mobiliario, transporte, restauración, equipos audiovisuales, publicaciones científicas, miles de libros y el sistema informático para unirlo todo. El coste, en aquella fecha y aparte de las ayudas internacionales, supuso un total de 189 millones de euros que pagó el gobierno egipcio mediante suscripción popular.


Lo más característico de esta obra es una gigantesca pared de granito de Asuán en la que hay grabado en 50 lenguas diferentes el agradecimiento egipcio al apoyo internacional. Esta construcción, que mira al Mediterráneo, sí está a prueba de incendios y maremotos, aunque no muestra los 500 m. de muros contra humedades y 602 pilares que están enterrados a 41 m. bajo tierra. El resultado final es comparable a las más grandiosas bibliotecas de los países más importantes del planeta, con Planetario, Ciencias de la Información, de Caligrafía Mundial, Laboratorio de Restauración, Manuscritos y Palacio de Congresos. Con esta fabulosa construcción quiere transmitirse que, al igual que el Ave Fénix, la cultura puede quemarse pero siempre terminará renaciendo.

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