19 de julio de 2025

3189- LOS ARCHIVOS SECRETOS VATICANOS.

Poco se puede decir, que no haya sido dicho decenas de veces por escritores relevantes, pero me gusta el tema e intentaré plasmar algunos detalles que pueden interesar a los lectores.
Naturalmente, estos archivos secretos no están abiertos al público, pero sí a profesionales del agrado de sus custodios. El mundo de la investigación está tan avanzado que siempre hay filtraciones. No las más escabrosas pero, en fin, algo es algo. El asunto es largo y complejo. Así lo determinan los 17 millones de páginas que allí hay archivadas. Se puede decir, sin temor a equivocarnos, que sabemos lo que nos dejan saber. Minucias de escaso interés. No van a contarnos las fechorías más horrorosas, llevadas a cabo por alguno de los papas o la curia vaticana, que amenazarían con el desplome de una fe que, después de más 2.000 años de frenética actividad, da de comer a millones de practicantes y seguidores. Me limitaré pues a relatar una de las "minucias" que estos archivos contienen (la de Galileo Galilei) puesto que las más importantes están bajo candado de siete llaves. Más adelante, quizás se pueda ampliar esta relación con otros casos también relevantes.

Entre esos muros se esconden millones de documentos, unos importantes, otros no tanto y otros más, capaces de hundir el submarino de tan magna institución. Aquí no se pretende nada de todo eso sino, simplemente, curiosear entre la abundante información que allí se encuentra. Porque los servidores de la Iglesia Católica lo guardan todo. Son tan metódicos que no solo guardan lo que les interesa o engrandece, sino también lo que les hundiría. Ya se encargan ellos de que nadie meta la mano, o simplemente los ojos, donde no toca. Por lo tanto ellos están tranquilos y con razón. Nadie se irá de la lengua. Pero hay algunas insignificancias que se les permite conocer a unos pocos privilegiados como, por ejemplo, el silencio del papa Pío XII ante el genocidio de Hitler en la II Guerra Mundial, puesto que sus embajadores y los de Mussolini le habían ayudado a sentarse en el trono de Pedro. 

El archivo Vaticano es como un tesoro al que hay que acudir, con todos los permisos y provisto de pico y pala. La puerta, si te dejan pasar, está abierta pero nadie te ayudará a encontrar lo que puedas buscar, y saber hacerlo es poco menos que imposible. Al contrario, si ven que te interesas demasiado, lo mejor que te puede ocurrir es que solo te pongan palos en una de las ruedas porque, como sea en las dos, te mandan a la calle y te quedas a dos velas. Solo a personas relevantes, con lazos eclesiásticos, se les permite su acceso. 
Pero vayamos al grano...
El famoso Galileo Galilei (1564-1642) astrónomo y matemático, se enfrentó abiertamente contra la Inquisición de la Iglesia Católica que se postulaba a favor de las teorías heliocentristas de Nicolás Copérnico, Apoyado por la Iglesia, éste último opinaba que la Tierra era el centro del Universo y que todo lo demás giraba a su alrededor cuando, según Galileo, era justamente todo lo contrario.

De pequeño, Galileo entro en un convento pero su padre, bastante escéptico, aprovechó una infección en un ojo del muchacho para, alegando falta de cuidados, sacarle de allí e inscribirlo en la Universidad de Pisa. Su padre quería que estudiara medicina pero en 1583 su falta de interés en ese campo hizo que se decantara por las matemáticas. Dos años después retornó a Florencia, sin Diploma pero con grandes conocimientos y curiosidad científica. Nombrado profesor de matemáticas en la Universidad de Pisa, demostró en la Torre inclinada que el tiempo de descenso es el mismo, sea cual sea la masa del objeto lanzado al vacío.
Ya en 1592 se trasladó a la Universidad de Pádua, dependiente de la República de Venecia, como profesor de Geometría, Mecánica y Astronomía, aprovechando que la Santa Inquisición no tenía allí ningún poder. Siguieron años de éxitos en sus descubrimientos y en 1609 un antiguo alumno suyo le informó de la construcción de un aparato, el telescopio, que permite observar objetos lejanos y, con los escasos informes que posee, construye su propio telescopio anulando el problema de deformación de los objetos que el de su alumno tenía.

Unos meses después construyó un nuevo telescopio que aumentaba 9 veces el objeto a mirar y lo presentó al Senado de Venecia. Este aparado permitá ver la isla de Murano, situada a 2,5 Km., a 300 metros. En 1610 consiguíó fabricar un telescopio de 20 aumentos y descubrir la superficie lunar con sus valles y montañas. Pronto vió también los anillos de Saturno y las lunas de Júpiter, publicando sus descubrimientos siderales. Invitado por el Colegio Romano viajó a la ciudad de los papas, donde fué agasajado y donde se comprueba que sus mediciones son totalmente exactas. Sin embargo, con telescopios tan limitados, Galileo no logró probar la lejanía de los objetos vistos en el cielo puesto que, a excepción de los planetas y satélites, las estrellas siempre se veían con el mismo tamaño.

Viendo que Galileo va de triunfo en triunfo, los partidarios de la Teoría Egocéntrica se convierten en enemigos encarnizados. Al principio solo son escaramuzas pero finalmente la Iglesia toma cartas en el asunto, preguntándose si las teorías de Galileo serán acordes a las de la Biblia. ya que uno de los salmos dice que "Dios ha creado la Tierra firme e inmóvil". 
Desde ese momento la Inquisición haría un seguimiento y control de las actividades de Galileo. Los adversarios critican su teoría de los astros flotantes. Mientras Galileo dice que el hielo flota porque es más ligero que el agua, sus adversarios aseguran que los cuerpos celestes flotan porque su naturaleza es flotar. Galileo se defiende asegurando que, efectivamente, las Escrituras plantean diferencias desde el punto de vista cosmológico.

Galileo es citado por el papa, pero le falta la prueba de rotación de la Tierra y, además, su intervención llega tarde y la Inquisición ya ha empezado a instruir el caso. El 16 de Febrero de 1616 Galileo es convocado por el Santo Oficio y sus acusaciones ratificadas por el papa Pablo V.
En respuesta a la controversia entre sus tesis y la Teología, se llevó a cabo el pertinente juicio, en el que Galileo presentó pruebas irrefutables de sus observaciones celestes, pero tras múltiples juicios y recursos, en 1633 todas sus tesis fueron condenadas por la Iglesia como formalmente heréticas ya que, el movimiento de la Tierra, según Galileo, era contrario al contenido de las Santas Escrituras, por lo que se le exigió abjurar, madecir y detestar sus tesis sobre el movimiento de la Tierra.. 

Todos sus libros fueron prohibidos y él mismo condenado a abstenerse de defender y enseñar sus teorías heliocéntricas, para después aplicarle un encarcelamiento indefinido. 
Según una leyenda popular tras abjurar, como le habían ordenado, Galileo murmuró: "Eppur si muove" (Y sin embargo se mueve). Esta frase figura en un cuadro de 1640 atribuído al pintor Bartolomé Esteban Murillo, donde aperece Galileo Galilei señalando esta frase escrita en un muro de su celda. Finalmente se le computó su encarcelamiento por el arresto domiciliario. En base a ello, Galileo permaneció encerrado en casa hasta su muerte, producida el 8 de Enero de 1642. 
En 1992, el papa Juan Pablo II reconoció que se había cometido un error al condenar a Galileo Galilei.

RAFAEL FABREGAT

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