Con 17,5 millones de decesos anuales, las enfermedades cardiovasculares se han convertido en la primera causa de muerte en nuestro planeta. Lo más curioso es que ésta es justamente una de las enfermedades más fácilmente corregibles, a poco que una persona se decida a enarbolar la bandera de la salud por encima de todo. Al respecto pueden darse algunos consejos a título orientativo... Si tenemos el hábito del tabaco, lo primero es dejar de fumar. Un vasito de 200 ml. de vino tinto durante las comidas es saludable, pero todo cuanto pase de ahí es tentar a la suerte. El ejercicio siempre es bueno cuando se practica, según las posibilidades físicas de cada indivíduo. Es excepcionalmente bueno incluir en nuestra dieta los vegetales de hoja verde, los cereales integrales, las legumbres y la fruta natural, olvidándonos de los zumos elaborados.
Los investigadores del Centro Nacional Judío de Medicina e Investigación de Denver, ha determinado que muy pocos alimentos son tan cardiosaludables como el aceite de oliva virgen extra y el zumo de las frutas recién exprimidas, con la única recomendación de un consumo moderado a fin de no sobrepasar las calorías de una ingesta adecuada. Justamente por eso, por el peligro de pasarse, es preferible tomar fruta natural y no el zumo de la misma. Por contra, el consumo de aceites de palma y de coco, aún pudiendo ser ocasionales, no debería ser tan habitual como lo es en determinadas zonas del planeta. Una cosa a tener en cuenta es que no tiene ningún sentido que los no celiacos opten por dietas libres de gluten, ya que los beneficios atribuidos no tienen ninguna base científica.

Lamentablemente la mayoría de los médicos, especialistas en salud cardiovascular, tienen escasa preparación en materia de nutrición cuando en realidad es justamente en ese punto en el que radica la buena salud de sus pacientes.
Hace ya casi 2.500 años Hipócrates, el más famoso de los médicos de la Antigua Grecia, dejó escrita la siguiente recomendación saludable que, por la abundancia (casi) generalizada del presente siglo XXI, deberíamos tener en cuenta más que nunca:
"Deja que tu alimento sea tu medicina".
Hoy quizás no lo digamos con tan sabias palabras, pero la mayoría tenemos claro que "somos lo que comemos", tanto por las particularidades alimenticias de cada zona del planeta como por la moderación con la que deberíamos actuar, por ser la mejor consejera de nuestra salud general y de la cardiovascular en particular.
RAFAEL FABREGAT
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