3 de septiembre de 2010

0148- NOTICIA DEL DIA: ¡DIOS NO EXISTE!

Vamos, es que es de risa. Lo que algunos se inventan para sacar el dinero de las carteras de los demás.
¡Viva Ud. muchos años para escuchar cosa semejante!.
Si no llegamos a vivir en el año 2.020 y tenemos televisores por toda la casa... ¡no nos enteramos!. 
Menos mal por los ingleses, tan inteligentes ellos. Porque hay que reconocer la verdad, ¡esas cosas, a los españoles no se nos ocurren...!
Tuvo que ser un británico, Stephen Hawking y científico además, el que nos abriera los ojos. 
Este sabio, premio Príncipe de Asturias 1.989, aseguró en el telediario del día 3 de Septiembre de 2.010 (una fecha a recordar) que ciencia y religión son incompatibles. Esta no fue una noticia cualquiera. Vino a ser como el descubrimiento de la penicilina... ¡O algo así!.
Los sacerdotes, ante las dificultades económicas y la imperiosa necesidad de aumentar la cantidad de bancos de las iglesias por la abrumadora avalancha de feligreses, ya no tuvieron que pensar en la ampliación del número de asientos puesto que se supone que, ante la noticia que llegó aquel día a todos los hogares del mundo, bajaría la asistencia a los actos religiosos.
Pero que nadie se asuste...
El susodicho Míster Hawking no solo fue un sabio, sino un listo además. ¡O quizás los editores, vamos!. Su anuncio (una falacia comercial) no era otra cosa más que la manera de promocionar, a través de tan polémica presentación, un libro. Un libro que, con toda seguridad, sería un best-seller. El gran diseño, título del libro que se puso a la venta la semana siguiente a este anuncio, fue escrito por Leonard Mlodinow y no sería de extrañar que dejara bastante cortas las expectativas de los lectores. Yo, desde luego, no lo compré.

Cuando un producto tiene la calidad suficiente para triunfar, no necesita tan gran alarde promocional y muy especialmente recurrir a artimañas tan polémicas como puede ser la existencia o no de Dios, para llamar la atención de sus hipotéticos compradores.
Su planteamiento es la no necesidad de un Dios para que se creara la vida y el universo. ¡Vaya descubrimiento!. Nosotros la gente de a pie, profanos en toda matemática que exceda de la elementalmente necesaria para controlar nuestra escasa economía familiar, hace ya muchos años que tenemos esa creencia. Es más, lo de que el nacimiento de la vida puede ser una cuestión puramente física o química, lo tenemos asimilado desde muchos años atrás. Que esta creencia sea una certeza absoluta, no puede probarlo ni el célebre físico ni el más analfabeto de los mortales. Allá cada cual, pues, con su verdad.
El famoso astrofísico en este libro, de tan polémica como eficaz presentación comercial, no hace otra cosa que redundar en planteamientos teóricos tan antiguos como los de Charles Darwin que eliminaban la necesidad de un Dios en el campo de la biología y discrepa también con Isaac Newton haciendo incapié en la necesidad de un "Big-Bang" (la gran explosión) que formó el mundo y la no necesaria intervención de un Dios para crearlo. Una cuestión puramente física en la que una gran parte de la humanidad creemos, mucho antes de que los científicos apuntaran esa posibilidad.

De la misma manera existe la posibilidad (una certeza imposible de probar) de que, habida cuenta que el universo contiene millones de galaxias (una cantidad sin fin) y cada una de ellas millones de estrellas de igual o superior magnitud a la de nuestro sol, cabe esperar que alguna de esas estrellas (si no todas) tengan también un cierto número de planetas y algunos ¿por qué no? tengan parecida composición y atmósfera y por lo tanto, en fase más o menos adelantada, vida similar a la nuestra. Para llegar a esa conclusión no es necesario estudiar, sino tan solo observar, mirar al cielo en pleno campo y en una noche estrellada. Cosa que, dicho sea de paso, hacemos bien poco. Las tribus más primitivas, sin la contaminación lumínica que existe en el llamado "primer mundo" y ante la incapacidad de explicarse algo tan grandioso, abogaron por un Dios creador de tan vasto universo. Hasta ahora ha sido la única forma de justificar lo que allí vemos.

En la actualidad nuestras mentes, más desarrolladas y abiertas a todas las informaciones científicas que nos llegan cada día, ya pueden desarrollar otras opiniones más racionales que nos dirigen a puntos de vista físicos y no a los que han pregonado hasta ahora las diferentes religiones del planeta para su propio beneficio. Día no muy lejano vendrá en que la totalidad de la población mundial quedará liberada de los miedos que han gobernado el mundo espiritual y solo el mundo de la más pura ética será el encargado de limitar nuestras actuaciones. Cuando eso ocurra, no harán falta cárceles ni policías. Y ahora, volviendo a Míster Hawking, cabe decir que diga lo que diga en ese libro, como ser humano que es también él tiene sus dudas y lo prueba el hecho de que en su libro anterior "Una breve historia del tiempo", afirmaba que no tenía el porqué ser incompatible la visión de un universo científico con la creencia o no de la existencia de un Dios creador. 

¿En qué quedamos?.
Desde mi humilde punto de vista, todo esto son paparruchas... Y si estos libros tienen el éxito que tienen, es justamente por el tema que tratan, no por la calidad del escritor, ni por la fiabilidad del científico que no hace más que expresar ideas ya de todos conocidas y que nadie ha probado ni podrá probar jamás. Solo hay que mirar estas fotografías para poder opinar con garantía de no equivocarnos que ni el más sabio de los humanos sabe apenas nada, ni nadie sabrá (jamás) ni la millonésima parte de los misterios que el Universo encierra. Es algo que nos supera. 
El Universo es algo tan espectacular que nadie podrá investigarlo jamás en su totalidad. Ante tal grandiosidad solo caben dos posibilidades: creer en Dios o no creer en nada. Como hasta el más inteligente de los sabios, es apenas un grano de arena en el desierto de la sabiduría. 

Solo hay que mirar al cielo para eliminar la segunda posibilidad, los humanos que tenemos la fea costumbre de querer dar explicaciones a todo, solo con la existencia de un Dios creador podemos justificar la vista que el cielo nos ofrece.
Yo, para dar una imagen más próxima y familiar, cierro la entrada con una imagen de la luna. Algo conocido por todos. Pero, para que el lector tenga una vaga idea de la grandiosidad del Universo, hay que recordar que (a la velocidad de la luz) a la luna se llega en 1,3 segundos, mientras que la galaxia más lejana descubierta (IOK-1) está situada a 12.800 años luz, es decir que, en el hipotético caso de que esta galaxia se desintegrara en su totalidad y desapareciera en este mismo instante, nosotros seguiríamos viéndola durante casi trece mil años más. ¿Alguien puede comprender datos de esta magnitud?. Desde un punto de vista científico, es todo una cuestión física y la existencia de un Dios creador no tiene cabida pero... ¿esto no lo sabíamos ya?. Como en tantas cosas de la vida, que cada cual saque sus propias conclusiones.

RAFAEL FABREGAT

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