20 de octubre de 2016

2228- PAPA INOCENCIO III.

El controvertido Inocencio III lo fue todo, menos inocente. Sabio, inteligente, gran diplomático y batallador en busca de los intereses de la Iglesia Católica, además de encarnizado inquisidor. Nació en Anagni el año 1160 y cursó los primeros estudios en Roma. Hijo de familia noble recibió una sólida formación, completada con posteriores estudios de Teología en la Universidad de París y de Derecho Canónico en la de Bolonia. Todavía muy joven ya era persona influyente y muy respetada. A los 37 años y sin haber ejercido de sacerdote, fue elegido Papa 176 de la Iglesia Católica, por unanimidad del Colegio Cardenalicio. Nunca les defraudó. Su juventud le hizo desplegar energías nunca vistas en un pontífice y su diplomacia le permitió conseguir para la Iglesia metas antes inalcanzables.

Una de sus virtudes fue vivir de forma austera. Gracias a su diplomacia consiguió para la Iglesia todos los territorios próximos a Roma, creando con ellos los Estados Pontificios. Fue también famosa su lucha contra la herejía y el dictado de reglamentos que formaron la Inquisición Episcopal de 1215, dentro del Concilio de Letrán. Le tocó vivir un papado convulso por el fin del feudalismo y por las amenazas musulmanas de Saladino. Nuevas doctrinas como las de los Cátaros, Valdenses y Patarinos se estaban propagando con rapidez. Inocencio III actuó con esa misma diligencia para frenar todos estos frentes que amenazaban la estabilidad de la Iglesia Católica. Su formación y origen noble le ayudaron a reafirmar la soberanía de la Iglesia, incluso sobre los propios emperadores.

Inocencio III participaba incluso en política cuando, a su entender, los príncipes no actuaban con el debido respeto para con la Iglesia y sus seguidores. El papa consideraba que la Iglesia debía salvar sus almas, pero el emperador debía velar por su bienestar. Bajo el autoproclamado título de 'Vicario de Cristo' Inocencio III se autorizaba a sí mismo como mediador de los asuntos del Cielo y de la Tierra. Naturalmente esto le acarreó no pocos disgustos con las autoridades de los diferentes países, especialmente Francia, Inglaterra y Alemania. No faltaron voces que lo catalogaban de insensato, cruel y tirano, más fiel seguidor del poder y el dinero que de Dios. Ante la imposibilidad de hacer volver al redil de la Iglesia a los cátaros, por medio de las órdenes franciscana y dominica, organizó una cruzada contra ellos. De igual manera cargó contra los ortodoxos de Constantinopla.

El pontificado de Inocencio III culminó con la celebración del IV Concilio de Letrán (1215) el más importante de la Edad Media, en el que la Iglesia llegó a las cotas más altas de poder al influir directamente en las decisiones de los emperadores y expropiando dominios a quienes se negaron a obedecer. En la primavera de 1216, concretamente el 16 de Julio de dicho año, Inocencio III murió de forma repentina en Perugia a los 55 años de edad. Posiblemente no sería de forma natural ya que, enterrado en la catedral de la misma ciudad, la misma noche de su entierro la tumba fue profanada y arrancados del cadáver toda su vestimenta y demás adornos propios de su rango. Seis siglos después el papa León XIII ordenó trasladarlo a la Archibasílica San Juan de Letrán, en Roma.

En la biografía de Santa Lutgarda se cuenta que, ya en el lecho de muerte en su Monasterio de Aywiers, se le apareció Inocencio III envuelto en llamas y diciéndole: 
"Soy el papa Inocencio III. Estoy en el Purgatorio expiando tres graves faltas cometidas en mi vida terrenal. ¡Ay! Es terrible y mi pena durará siglos, si vos no venís en mi ayuda. En el nombre de María, que ha obtenido para mí el favor de poder recurrir a vos, ayudadme orando por mi alma". 
Dicho esto la figura del papa desapareció y Santa Lutgarda informó de todo ello a sus hermanas. 
Santa Lutgarda fue una de las grandes místicas del siglo XII y la primera en profesar devoción al Sagrado Corazón de Jesús pues, cuando tenía 17 años, tuvo una visión de Jesucristo mostrándole su herida en el costado.

RAFAEL FABREGAT


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