No es broma amigos. En Islandia y concretamente en Reikiavik está EL MUSEO DEL PENE, allí llamado "Icelandic Phallological Museum", el único museo de penes de mundo con diferentes especies del planeta. La gente lo califica de interesante y divertido. Así debe ser puesto que continuamente se escuchan risas entre la concurrencia. Desde los 2 milímetros de un pene de hamster, hasta los 1,70 metros y 70 kilos de peso de un cachalote. Alguno podrá pensar... ¿A quién puede interesarle semejante tontería?. Pues se equivocan. Miles de visitantes curiosos, de todas las partes del mundo, lo visitan cada año y le dan una puntuación de 4,5, sobre 5. Y es que hay gente para todo... Allí el invierno es largo y frío, con lo cual es obligado tener alguna afición para matar el tiempo y las noches interminables.
En países meridionales y altamente desarrollados la gente colecciona sellos, monedas, abanicos, cromos, revistas, muñecas u ositos de peluche pero, claro, en Islandia... ¡Tan al norte, con tanto frío y noches de seis meses de duración...!
Total, que un buen día, allí aburrido al calor de su estufa geotérmica, al amigo Sigurdur Hjartarson (vaya nombrecito) se le ocurrió la brillante idea de coleccionar penes de todo tipo, tamaño y condición. A partir de aquel momento, todo pene que se le ponía a tiro... ¡para casa!. Ya tiene un sinfin de muestras de más de 300 especies. Para complementar su colección tiene incluso una 'representación' de seres mitológicos, como los elfos, trolls, duendes... ¡Ay que risa!. Curiosamente le faltaba un pene humano, pero ya no...
El museo fue fundado en 1997 y llegó un momento en el que ya no sabía que animales buscar para engrosar su colección. Claro que le faltaba un pene humano que no sabía cómo conseguir. De pronto la solución llamó a su puerta pues su amigo Pall Arason, con 94 años de edad y no muy bien de salud, se ofreció a donar su pene para la posteridad. Al año siguiente moría el amigo y, mediante la correspondiente autorización firmada por Arason, en la morgue se procedió a la amputación del miembro que pasó inmediatamente al museo. De hecho Sigurdur tiene expuestos en el museo los documentos de otros tres conocidos que también le han donado sus penes cuando mueran. Vamos... ¡para mear y no echar gota!. Con esta muestra, el coleccionista ya se encuentra más satisfecho. Era la guinda del pastel...
En principio el Museo del Pene se abrió en la propia capital del país (Reikiavik) pero posteriormente se trasladó a la aldea de Husavik. El museo ha significado mucho para el comercio local, pues atrae cada año a miles de visitantes. Hjartarson hace algunas veces de guía y explica a los visitantes su afición a la 'falología' desde que era muy niño. Por ese motivo, cuando ya mozalbete tenía que sacar a pastar a los animales, su padre le regaló un látigo hecho con pene de toro para arrear al ganado. Cuando abrió el museo tan solo tenía 62 especímenes, aunque de varios tamaños y rarezas. Ahora ya supera los 300, también en múltiples muestras. El pene momificado de su amigo Arason, de 95 años, es una de las mayores atracciones, por la edad del individuo y el interesante tamaño de la pieza.
Sigurdur abre el museo de Mayo a Septiembre, desde las 12 de la mañana y hasta las 6 de la tarde, de forma ininterrumpida. Es la época en la que viaja el turismo por aquellas tierras. Sin embargo, en el caso de viajar a Islandia fuera de temporada este señor vive cerca y gustosamente abre su puerta al visitante curioso, más aún si se trata de grupos. Una simple llamada y el tal Sigurdur está allí dispuesto a hacerles una visita privada. Se complementa el 'negocio' con una pequeña tienda con souvennirs de lo más pintoresco, relacionados con la temática del lugar. No es que su visita sea obligada pero, si van a Reikiavik, les sobra tiempo y pasan por allí cerca... Desde luego es algo fuera de lo común, pero yo paso. Mucho me temo que la visita me dejaría mal cuerpo...
RAFAEL FABREGAT
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