Mientras en Europa se habla de 'El Renacimiento' en España, siempre diferentes, hablamos del Siglo de oro. En realidad para nuestro país no fue un determinado siglo en sentido nominal, sino que debemos dar inicio a este brillante periodo de la Historia de España a partir de finales del siglo XV, con tres hechos fundamentales: la definitiva Reconquista de España a los musulmanes, el Descubrimiento de América y la publicación de la Gramática Castellana, de Antonio de Nebrija. Por contra el final de este periodo sería a finales del siglo XVII, con la firma del Tratado de los Pirineos entre España y Francia, y la muerte del último bastión de las artes y las letras, el insigne escritor Calderón de la Barca, sucedida en Mayo de 1681 y que dejó inacabados los Autos Sacramentales encargados para el día del Corpus Christi.
Ese es, para España, el Renacimiento o el Siglo de Oro que, en realidad, fueron casi doscientos años. Entre medias... pasaron muchas cosas, casi todas excepcionales para nuestro país y para el mundo en general. Una de ellas fue la aparición de la imprenta (Gutenberg) y con ella el alcance generalizado de la cultura escrita. En ella destacaron grandes escritores como Cervantes, Luís de Góngora, etc. El mundo literario alcanzó cotas jamás imaginadas y las obras de escritores y dramaturgos traspasó las fronteras españolas. Todo el mundo del arte estaba al amparo de los poderosos, ahora convertidos en mecenas aristocráticos que provocaban la rivalidad entre los artistas. El alto precio del papel y la autorización del contenido, que solo un religioso podía otorgar, eran altos listones que pocos podían saltar.
También pintores y escultores estaban copados por la Iglesia y la burguesía y por tanto al exclusivo servicio de éstas. La arquitectura también vivió un aire inusitado y diferentes periodos artísticos. Del Plateresco se pasó al Renacimiento propiamente dicho y después al Marienismo, Churrigueresco y Barroco. La larga pervivencia del estilo gótico fue justamente la que retrasó el Renacimiento en España. En realidad en España el Plateresco es una corriente que no hace sino fusionar los espacios góticos con la decoración mudéjar del gótico flamígero y lombardo, así como de los elementos renacentistas toscanos. Tales novedades no solo se incorporaron a la arquitectura española, sino también a Nueva España (México).
Desde el punto de vista arquitectónico, el Siglo de Oro propició la construcción de grandes obras de estilo simétrico como la Universidad de Salamanca, cuya fachada podemos contemplar en la foto adjunta, pero también grandes conjuntos monumentales como el Real Monasterio de El Escorial, en estilo mucho más sobrio.
La escasa decoración y perfecto corte del granito dio paso a un nuevo estilo dado en llamar 'Herreriano', presente en la catedral de Valladolid, en el Monasterio de Uclés, el palacio ducal de Lerma y un largo etcétera que sembró el país de obras monumentales.
En aquellos tiempos los pintores viajaban muy poco. Tan solo Velázquez y Ribera estudiaron la corriente italiana en profundidad. De todas formas la pintura española creó su propia escuela con los hermanos Berruguete, Juan de Juanes, el Greco, Sánchez Coello, Zurbarán, Murillo, Francisco Ribalta o José de Ribera, entre muchos otros.
En lo referente a la música destacaron numerosos compositores zarzuelistas e instrumentales, que desarrollaron la polifonía, con obras que influyeron notablemente en toda Europa y que llegaron a triunfar incluso ya llegado el siglo XX. Ya llegado el barroco, aunque la música religiosa era la más importante, destacaron obras de carácter escénico para el acompañamiento de obras teatrales y muy especialmente la obra del genial dramaturgo Calderón de la Barca que puso fin a este periodo emblemático.
RAFAEL FABREGAT
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