Siempre he dicho que era imposible que ahí afuera, con millones y millones de galaxias, no hubiera otros mundos llenos de vida. Es como una lotería y con tantos millones de números era imposible que no tocara. Pues bien, alguien con más capacidad y conocimientos que los míos ha dado con la explicación a tanto silencio espacial. No. No hay extraterrestres que puedan visitarnos, ni podrá haberlos jamás. Ante tal afirmación quedé estupefacto... ¿Qué dice ese loco?.
¿Cómo que no hay ni puede haber extraterrestres? ¿En qué se basan para hacer una afirmación de semejante calado?. Pues bien, la explicación ha llegado y me parece tan coherente que he tenido que darla por buena.
Efectivamente con tantos millones de estrellas como hay en un Universo, que se presume infinito, estaba claro que hay, no una, sino millones de posibilidades de que pueda haber otros mundos similares, e incluso idénticos al nuestro. De hecho incluso puede haber otras formas de vida, que puedan desarrollarse en otros medios para nosotros hostiles. Sin embargo los científicos han llegado a la conclusión de que ningún tipo de vida puede existir en el Universo de forma permanente. La explicación es extremadamente simple...
La vida es posible y existente sin duda en millones de planetas. Como la nuestra o diferente, pero tan posible que puede afirmarse con toda rotundidad. Sin embargo hay un motivo para que no logremos detectarla. El ritmo de avances, en cualquier civilización, supera siempre al de las instituciones políticas capaces de gestionarlos y el resultado es la autodestrucción. En todo planeta la vida comienza con algo tan simple como pueda ser una simple molécula que, con el tiempo, pueda llegar a multiplicarse. Hacen falta miles de millones de años para ello, pero el final de toda esa metamorfosis es la vida. Cuando ésta se desarrolla y llegan los avances tecnológicos suficientes para generar y dominar las energías suficientes que puedan favorecer comunicaciones y desplazamientos a otros mundos, inevitablemente llega la autodestrucción.
El motivo es que la capacidad tecnológica supera en mucho a la capacidad política que domina esas fuerzas. Téngase en cuenta que mientras un indivíduo es capaz de situar, e incluso manejar a voluntad, una máquina en cualquier punto del sistema solar, todavía hay otros, sin valores de ningún tipo, que manejan armas nucleares capaces de destruir el mundo por completo sin otro freno que el saberse autodestruido en esa misma acción. Todas las semanas vemos casos de inmolación por lo que, más pronto o más tarde, la autodestrucción mundial es inevitable. ¿Con quien contactaremos cuando eso suceda?. Con nadie, ¿verdad?. Pues bien, eso mismo ha sucedido y sucede a todas horas en otras civilizaciones semejantes a la nuestra... ¡Así de fácil!. Y no lo digo yo, sino los más eminentes físicos de nuestro planeta...
RAFAEL FABREGAT
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