Imposible hablar de monasterios cántabros sin hacerlo de Santo Toribio de Liébana, uno de los más emblemáticos. Se dice que los restos del obispo de Astorga Santo Toribio y la reliquia del Lignum Crucis traído por él desde Jerusalén, llegaron a este monasterio a mediados del siglo VIII, con buena parte de la Península Ibérica invadida por los sarracenos.
La Iglesia Católica "garantiza", junto a otros cuatro lugares del mundo, la autenticidad del Lignum Crucis que se venera en el interior de este monasterio. Los otros se encuentran en Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz, siendo el de Liébana el de mayor tamaño. Es por ello que el 23 de Septiembre de 1512 el papa Julio II le otorgó al Monasterio de Santo Toribio de Liébana, mediante bula, el privilegio de celebrar el Año Jubilar Lebaniego. Para este monasterio el Año Jubilar es aquel en el que el 16 de Abril, festividad del Santo, cae en domingo. El último Año Santo fue en 2006 y era el número 72 desde la emisión de la bula. El siguiente (nº 73) será el año 2017. Como es preceptivo se abrirá la 'Puerta del Perdón' y todos los peregrinos recibirán las indulgencias plenarias.
Analizado científicamente, el 'Lignum Crucis' del Monasterio de Santo Toribio de Liébana corresponde a madera de 'cupressus sempervirens' (ciprés) extremadamente vieja, que fácilmente puede superar los 2000 años de antigüedad y posiblemente originaria de Palestina, área geográfica de la que es originaria esta especie. Las medidas del leño son de 635 mm. a lo largo y 393 mm. en el travesaño y, según el P. Sandoval benedictino, corresponde al brazo derecho de la Santa Cruz que Santa Elena, madre del emperador Constantino, dejó en Jerusalén. La madera sagrada está dispuesta en forma de cruz, quedando visible el agujero donde quedó clavada la mano de Cristo y dentro de un relicario de plata dorada, realizado en 1679 en un taller vallisoletano.
Justamente por su antigüedad, no está demasiado claro el origen de este monasterio enclavado en el municipio de Calameño (Cantabria). La tradición cuenta que, allá por el siglo VI, un monje benedictino de Turieno llamado Toribio, fundó con otros compañeros un pequeño oratorio, que dedicaron a San Martín de Turieno. A mediados del siglo VIII Alfonso I de Asturias, yerno de Don Pelayo, reconquistó la comarca a los musulmanes y se trasladaron a este monasterio los restos del obispo de Astorga y la reliquia del Lignum Crucis traída por él de Tierra Santa. Con la llegada de los restos de Santo Toribio de Astorga y de la Sagrada Reliquia, el lugar se engrandeció rápidamente, convirtiéndose en hermoso templo románico y el cambio de titularidad a Santo Toribio de Liébana.
Las primitivas construcciones de este monasterio serían sin duda sencillas, de estilo prerrománico o asturiano. Su mayor expansión se produjo a partir del siglo XI, pero es en 1256 cuando se construye la actual iglesia, con el apoyo de las limosnas de sus fieles y gracias a las indulgencias concedidas. Es tiempo de transición al gótico y en este estilo, pero con influencia de sobriedad
cisterciense. Tiene cabecera de tres ábsides poligonales y cuerpo de tres naves de similar altura con bóvedas de crucería. En el ábside del Evangelio se conserva la estatua yacente de Santo Toribio, talla de madera que conserva la policromía original. La Desamortización de Mendizábal de 1837 acabó con la vida monástica hasta 1960 cuando, ya en estado ruinoso, se hizo cargo de este emblemático lugar una comunidad franciscana.
RAFAEL FABREGAT
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