Interesante país insular compuesto por 6.852 islas que suman un total de 377.835 Km2., de los cuales solo el 0,8% es agua. Su población aproximada son 127 millones de personas y su capital y ciudad más poblada es Tokio, con 37 millones de habitantes en su área metropolitana, la mayor del mundo, dicho sea de paso.
Japón linda al norte con el mar de Ojotsk, al sur el mar de China Oriental y Taiwan, al este el océano Pacífico y al oeste el mar de Japón, China, Corea del Norte, Corea del Sur y Rusia.
Japón nace como Imperio en la segunda mitad del siglo XIX, con la restauración del poder en manos de su emperador Meiji, que puso fin a más dos décadas de conflictos internos. Con sus éxitos en la guerra contra China primero y Rusia después expandió sus fronteras en la I Guerra Mundial y amplió su poder bélico para enfrentarse nuevamente contra China y sus aliados en la II Guerra Mundial.
No pudieron contra tantos pero, incapaces de doblegarles, los Estados Unidos les
bombardeó con armas atómicas y consiguió su rendición. La expulsión de Mansuria y dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, pusieron punto y final a una guerra que hubiera costado más vidas de las casi 250.000 que estas dos bombas provocaron. A partir de ese momento Hirohito, el emperador 127 de Japón y considerado hasta entonces la encarnación del mismísimo Dios, pasó a ser un simple mortal. El Gobierno actual es una monarquía constitucional, votada mediante sufragio universal para elegir a los miembros del Parlamento, siendo éstos quienes eligen presidente. No hay una duración determinada, sino que ésta depende del tiempo que consiga estar en mayoría.
A pesar de ser la quinta potencia armamentística mundial, como consecuencia de las capitulaciones incondicionales habidas tras el ataque nuclear sufrido por Estados Unidos el año 1945 en su territorio, el artículo 9 de la Constitución japonesa prohíbe declarar la guerra o utilizar su fuerza militar para dirimir las controversias internacionales que se produzcan. No obstante, el Partido Liberal Democrático trabaja para reformar este precepto constitucional sobre las fuerzas armadas, en aras de expandir sus capacidades a fin de darles el mismo estatus que tienen las del resto de naciones del planeta. También como consecuencia de aquellas capitulaciones, aunque los Estados Unidos abandonaron Japón en 1952, mantiene todavía casi un centenar de bases militares en territorio japonés.
Japón es la tercera economía más grande del mundo, tras Estados Unidos y China, fundamentada sobre su elevada capacidad industrial y tecnológica. También por la alta producción de todo tipo de vehículos a motor, barcos, herramientas de todo tipo y productos químicos. También la presión fiscal es mínima, en comparación con la establecida en los países occidentales, lo que le permite tener como clientes a países tan pioneros como Estados Unidos, China, Corea del Sur, Taiwan, etc. La fuerte presión demográfica, debido a la alta longevidad de los japoneses, se compensa con una baja natalidad, que tan solo llega a un hijo por cada mujer fértil. En respuesta a este problema el gobierno ha elevado la edad de jubilación y permite la entrada de mano de obra extranjera no cualificada.
Los ancianos japoneses son muy tradicionales, con una educación basada en el respeto a la familia y al trabajo, lo cual ha provocado algunas revoluciones juveniles puesto que la juventud actual intenta imitar conductas occidentales más permisivas. Hay que destacar, no obstante, que tales revoluciones han perdido fuerza al ver el fracaso de estos comportamientos en los países occidentales. Ellos mismos se han dado cuenta de que una mayor presión familiar y educacional redunda en frutos futuros que no se dan en occidente. Finalmente tales revoluciones solo afectan a un 5% de la población estudiantil, puesto que el resto respeta y admira la cultura tradicional. Los frutos, a la vista están, son haber situado a Japón en el tercer lugar económico del mundo.
La gastronomía también ha cambiado con los años y la llegada de la modernidad. Aunque en el seno familiar se mantienen los platos tradicionales, derivados de la gastronomía china, en los restaurantes japoneses podemos encontrar platos de todo el mundo y naturalmente los de comida rápida más occidentales, así como la tan socorrida pizza. Por cierto, por si no lo sabían, las propinas a las camareras están prohibidas...
Por si eso fuera poco y abundando en la internacionalización de los países asiáticos modernos, en la foto adjunta los españoles podemos vernos perfectamente representados.
Ya no es necesario ir a Extremadura (España) para comer el auténtico jamón ibérico pata negra, sino que es incluso más fácil encontrarlo en el extranjero (también en Japón) que en nuestro propio país, habida cuenta las pocas piezas auténticas que se producen en las dehesas extremeñas y los miles de jamones que se venden en España y fuera de ella.
Pero claro, esa ya es otra historia que nada tiene que ver con el país del sol naciente...
RAFAEL FABREGAT
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