2 de agosto de 2013

1093- COLISEO DE THYSDRUS. (TÚNEZ)





















Así es a veces de obstinada la Historia. Auténticas maravillas de la humanidad desaparecieron prontamente y otras se mantienen altivas viendo pasar el tiempo sin inmutarse. Tal es el caso del Anfiteatro de Thysdrus, también conocido como Coliseo de El Djem, por estar ubicado en esta provincia tunecina. 


Emperador Maximino el Tracio.
El mayor coliseo construido en la provincia romana de África y cuarto más grande del mundo, con capacidad para 35.000 espectadores. Inaugurado por Cayo Julio Vero Maximino (el Tracio) el año 238 se constituye actualmente en el monumento más visitado de este país, que algunos atribuyen sin motivo a Gordiano IAl respecto cabe recordar a los lectores que en esa época sentencias corruptas contra terratenientes locales provocaron una revuelta que desembocó en el nombramiento del procónsul Sempronianus Gordianus (Gordiano I) como emperador, motivo por el cual hay algunos artículos que le dan a éste la autoría del monumento, que no es real puesto que en ese momento el coliseo ya estaba terminado. Gordiano I apenas reinó tres semanas. El Senado había ratificado  el nombramiento de Gordiano (22 Marzo) y persiguió a Maximino. 
Deseando hacer méritos Gordiano marchó sobre Cartago pero fue derrotado por los locales. Su hijo murió en la batalla (12 Abril) y él, al enterarse, se ahorcó con su propio cinturón.

La rápida muerte del usurpador no mejoró las condiciones de Maximino pues Roma nombró emperadores a Pupieno y Balbino para frenar su avance. Con unas tropas hambrientas, Maximino se encontró asediando la ciudad de Aquilea. Algunos de sus soldados se amotinaron y asesinaron a Maximino y a su hijo, mandando sus cabezas a Roma. Su reinado fue de tres años y un mes. Este emperador fue el primero de una época de emperadores-soldados caracterizada por luchas internas permanentes que no finalizaría hasta la llegada al poder de Diocleciano. Durante estos 50 años de anarquía ocuparon el trono 26 emperadores diferentes que, menos uno, todos murieron de forma violenta. 

Pasadizos de acceso bajo las antiguas gradas.
Teniendo en cuenta que la construcción del Coliseo duró aproximadamente 8 años, el inicio de la obra bien pudo hacerse a instancias del emperador Alejandro Severo (222-235). Con una ciudad muy inferior a la que había en aquellos tiempos, en los que estaban en cultivo 15.000 Has. de olivos, el viajero tiene una sensación extraña a su llegada a Thysdrus. Desierto y casas bajas, mayormente desvenciajadas, saludan al visitante en unas calles atiborradas de niños. A medida que te internas hacia el centro de la ciudad la gran mole del anfiteatro se hace presente. En la plaza adjunta al coliseo, bares y restaurantes esperan al viajero. También algunos camelleros están a la caza de turistas que buscan el exotismo de caminar un trecho con tan incómodo sistema. La buena conservación del monumento permite al visitante trasladarse a los tiempos en que aquellas 35.000 personas gritaban al unísono ante la disyuntiva de leones o gladiadores que luchaban por defender su vida. A pesar de los 18 siglos transcurridos, de haber sufrido diversos ataques y hasta el robo de muchas de sus piedras para la construcción de edificios de la ciudad, el monumento se puede decir que está bastante bien conservado. El anfiteatro es ovalado, con un diámetro de 148 m. de largo por 122 m. de ancho. El óvalo interior tiene 64,5 m. por 38,8 m. 

Por sus características se cree destinado a la lucha de gladiadores, carreras de carros y juegos cirquenses. Se supone intacto hasta el siglo XVII cuando cuenta la tradición que se inició la demolición de la fachada exterior para el aprovechamiento de sus piedras. Se conservan excepcionalmente bien los diferentes fosos para la custodia de las fieras y las canalizaciones y cisternas del agua de lluvia. El anfiteatro fue declarado en 1.979 Patrimonio de la HumanidadEl monumento del Djem es una joya en medio de la nada. A su alrededor no hay bonitos paisajes ni una bella ciudad. Arena, casas viejas y polvo, mucho polvo. Sin embargo allí está el hermano gemelo del Coliseum romano. Nadie que viaje a Túnez lo puede dejar de lado. Hay que pasear por sus gradas y bajar incluso a los fosos donde luchadores y animales esperaban el final de sus vidas. En la actualidad una parte de las gradas están arregladas para su aprovechamiento en determinados eventos.

La leyenda cuenta que en el siglo VII la princesa Kahena se refugió con fieles soldados y allegados en el interior del anfiteatro, perseguida por los invasores musulmanes que no lograron entrar en el recinto. Los asaltantes rodearon el edificio esperando que se rindieran o que murieran de hambre. Después de cuatro años de espera, la princesa fue traicionada por un amante que la apuñaló y mandó su cabeza al jefe árabe. Otros van más allá y añaden otras leyendas más variopintas si cabe. Una de ellas nos dice que en el interior del recinto se halla escondido el tesoro que esta reina ocultó en el más estricto secreto y que solo una joven de El Djem que sea capaz de matar un cordero, hacer cuscús con su carne y tejer una alfombra con su lana, será quien lo encuentre. La más sorprendente de ellas, relacionada con un pasadizo que nadie ha encontrado, dice que la reina mostraba peces vivos durante el cautiverio, de lo que se deduce que el pasadizo subterráneo conectaba el anfiteatro con el mar y permitía la entrada de alimentos a los sitiados.

RAFAEL FABREGAT

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