Emperador Maximino el Tracio. |
Deseando hacer méritos Gordiano marchó sobre Cartago pero fue derrotado por los locales. Su hijo murió en la batalla (12 Abril) y él, al enterarse, se ahorcó con su propio cinturón.
La rápida muerte del usurpador no mejoró las condiciones de Maximino pues Roma nombró emperadores a Pupieno y Balbino para frenar su avance. Con unas tropas hambrientas, Maximino se encontró asediando la ciudad de Aquilea. Algunos de sus soldados se amotinaron y asesinaron a Maximino y a su hijo, mandando sus cabezas a Roma. Su reinado fue de tres años y un mes. Este emperador fue el primero de una época de emperadores-soldados caracterizada por luchas internas permanentes que no finalizaría hasta la llegada al poder de Diocleciano. Durante estos 50 años de anarquía ocuparon el trono 26 emperadores diferentes que, menos uno, todos murieron de forma violenta.
Pasadizos de acceso bajo las antiguas gradas. |
Por sus características se cree destinado a la lucha de gladiadores, carreras de carros y juegos cirquenses. Se supone intacto hasta el siglo XVII cuando cuenta la tradición que se inició la demolición de la fachada exterior para el aprovechamiento de sus piedras. Se conservan excepcionalmente bien los diferentes fosos para la custodia de las fieras y las canalizaciones y cisternas del agua de lluvia. El anfiteatro fue declarado en 1.979 Patrimonio de la Humanidad. El monumento del Djem es una joya en medio de la nada. A su alrededor no hay bonitos paisajes ni una bella ciudad. Arena, casas viejas y polvo, mucho polvo. Sin embargo allí está el hermano gemelo del Coliseum romano. Nadie que viaje a Túnez lo puede dejar de lado. Hay que pasear por sus gradas y bajar incluso a los fosos donde luchadores y animales esperaban el final de sus vidas. En la actualidad una parte de las gradas están arregladas para su aprovechamiento en determinados eventos.
La leyenda cuenta que en el siglo VII la princesa Kahena se refugió con fieles soldados y allegados en el interior del anfiteatro, perseguida por los invasores musulmanes que no lograron entrar en el recinto. Los asaltantes rodearon el edificio esperando que se rindieran o que murieran de hambre. Después de cuatro años de espera, la princesa fue traicionada por un amante que la apuñaló y mandó su cabeza al jefe árabe. Otros van más allá y añaden otras leyendas más variopintas si cabe. Una de ellas nos dice que en el interior del recinto se halla escondido el tesoro que esta reina ocultó en el más estricto secreto y que solo una joven de El Djem que sea capaz de matar un cordero, hacer cuscús con su carne y tejer una alfombra con su lana, será quien lo encuentre. La más sorprendente de ellas, relacionada con un pasadizo que nadie ha encontrado, dice que la reina mostraba peces vivos durante el cautiverio, de lo que se deduce que el pasadizo subterráneo conectaba el anfiteatro con el mar y permitía la entrada de alimentos a los sitiados.
RAFAEL FABREGAT
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