7 de julio de 2016

2141- LA CATEDRAL DE VALENCIA.

La Seu (en valenciano) tiene otras dos denominaciones no menos importantes. Se la llama Catedral de Santa María, por estar consagrada desde 1238 a la Asunción de la Virgen María, pero también se la llama la Catedral del Santo Cáliz pues en su interior se venera el Santo Cáliz del siglo I cedido a esta catedral en 1436 por el rey Alfonso V el Magnánimo. Este Sagrado Cáliz, pequeño cuenco de piedra de caldedonia y usado supuestamente por Jesucristo en la Última Cena, fue traído a España por San Lorenzo mártir en el siglo III procedente de Roma. Tras la crucifixión de Jesucristo había sido llevado por el apóstol San Pedro a Antioquía, pero posteriormente fue trasladado a la capital romana para ser usado por los primeros papas. El Cáliz estuvo en Roma hasta el pontificado de Sixto II, en el año 258.


Asustado por las persecuciones romanas Sixto II confió el Santo Cáliz a su joven diácono Lorenzo (posteriormente mártir y santo) que lo mandó a la casa de sus padres en Huesca (España) por medio de un amigo legionario. Ante el avance musulmán, el Santo Cáliz recorrió un largo periplo que pasaría por la Cueva de Yesa, San Pedro de Siresa, San Adrián de Sásabe, San Pedro de la Sede Real de Bailo y Jaca, todo ello en la actual provincia de Huesca. Ya en 1071 el obispo de Jaca llevó el Santo Cáliz a San Juan de la Peña, por haber sido anteriormente monje de esta congregación. 

En 1399 el rey Martín I el Humano ordenó que el Santo Cáliz fuera trasladado al Palacio de la Aljafería de Zaragoza por ser residencia de los Reyes de Aragón. Trasladada su corte a Barcelona, se llevó consigo el Sagrado Relicario que fue depositado en la Capilla del Palacio Real. A la muerte del rey en 1410, el Cáliz quedó en poder de su esposa Margarita de Prades. En 1422 el rey Alfonso V recuperó el Santo Cáliz y dos años después traslada la corte aragonesa a Valencia, llevándose también la Sagrada Reliquia. Para atender los gastos de la campaña de Nápoles, Alfonso V pidió un préstamo al cabildo catedralicio de 40.000 ducados de oro que le fue concedido con aval del Santo Grial. 


Ante la imposibilidad de devolver el préstamo, el 18 de Marzo de 1437 su hermano Juan II entregó el Santo Cáliz a la Catedral de Valencia. Alfonso V murió en Nápoles en 1458.
Hasta 1744 el Santo Cáliz era usado con cierta regularidad, al menos en las fiestas más solemnes, pero ese año se le cayó de las manos al sacerdote que celebraba la Eucaristía y se rompió. El vaso fue reparado y se levantó acta notarial del hecho ocurrido, momento a partir del cual se decidió que no fuera usado en ningún acto posterior. Solamente en 1982 y en 2006 celebraron la Eucaristía los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI con motivo de su visita a Valencia. El arco central del retablo mayor sirve de marco para la más valiosa reliquia de la Catedral de Valencia: el Santo Grial.


Las obras de la Catedral de Valencia dieron comienzo en 1262 sobre la antigua mezquita árabe. De hecho siendo todavía mezquita musulmana ya se usó como Catedral Católica en los 24 años que precedieron al comienzo de las obras. El estilo imperante es ya el gótico. La catedral se construye básicamente entre 1262 y 1356, aunque las obras no finalizan hasta 1708 de la mano del maestro de obra Juan Bautista Pérez Castiel. A petición del cardenal Rodrigo de Borja, en 1492 fue elevada al rango de Catedral Metropolitana por el papa Inocencio VIII. La visita a esta catedral es impresionante pues nos lleva de unos a otros estilos sin notar discontinuidad. Durante la Guerra Civil Española (1936-39) la catedral fue incendiada y muchos de sus elementos artísticos destruidos. El Cáliz fue escondido en diversos enclaves. En la década de 1970 nuevas obras devolvieron a la catedral su pureza original.


Su Puerta del Palau o de la Almoina es la más antigua y única de estilo románico. Para desdibujar su condición de antigua mezquita, se construyó en la fachada de Levante, donde se encontraba el mihrab. Con esta operación la mezquita perdía su condición musulmana y pasaba a ser considerada catedral cristiana. Llama la atención que siendo la fachada gótica, su puerta sea de estilo románico. En su austeridad se observan no obstante los canecillos que por encima de la puerta sujetan el tejaroz y que son las cabezas de siete parejas que, según la tradición, representan a siete matrimonios que llegaron desde Lérida para repoblar la región conquistada a los moros, trayendo consigo a 300 doncellas que casaron con los nuevos colonos. Naturalmente es solo una leyenda.


El cimborrio es un prisma octogonal de doble cuerpo con ventanales de tracería calada. Dispone de 16 ventanas de arcos ojivales.
Su función es dotar de luz natural al espacio más sagrado de la Catedral. 
Lo minúsculo de su armazón y la ausencia de contrafuertes hacen que su construcción y permanencia en el tiempo sea considerado un verdadero prodigio.
Estas ventanas están cerradas mediante piedra de alabastro traslúcido. 
La cubierta está formada por bóveda de crucería de ocho nervios y enlosado de ladrillo. Son cientos las curiosidades que encierra esta Catedral pero, para los verdaderos interesados, aconsejo documentos especializados sobre el tema y naturalmente su visita personal.

RAFAEL FABREGAT

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