
En la mayoría de los casos por desconocimiento y otros muchos por la referida cotidianidad, no nos percatamos de la grandeza que esta vía tuvo en épocas pasadas, casi remotas.
Para orgullo de todos los cabanenses, tenemos la suerte no solo de que pase por nuestro territorio tan "augusta vía" sino que tenemos, además, la estampa más evocadora de todo su recorrido en tierras peninsulares: EL ARCO ROMANO DE CABANES. Un arco polémico que nadie ha podido datar con exactitud, ni justificar con seguridad. Todos hablan y escriben sobre él, pero nadie sabe la fecha de su construcción ni tampoco lo que que conmemora. Pero ahí está, orgullosamente erguido, esperando que la gente de Cabanes empiece de una vez por todas a valorar lo que tiene. No hace tantos años el monumento estaba desamparado en la planicie de su mismo nombre, con un corral de ovejas prácticamente a sus pies.

En los casi dos mil años, que se yergue arrogante vigilando nuestros campos, nadie ha hecho prácticamente nada por él. Es más, cuando en el siglo XVII le cayeron las enjutas y el entablamento, lejos de recolocar las piedras en su sitio original éstas quedaron desparramadas en el suelo durante décadas, hasta que una parte de las mismas fueron aprovechadas para construir abrevaderos en el cercano "Pou de la Roca". El resto se las llevó alguien para cimentar con garantía una de las casas de la población.


Ya había anteriormente un camino de menor entidad puesto que, se dice, que ya Hércules lo recorrió en su viaje mitológico a Occidente, motivo por el cual se llamaba hasta entonces Vía Hercúlea y que también el propio Julio César pasó por este corredor mediterráneo, con objeto de controlar unas revueltas.
De todas formas, fue el emperador Octavio Augusto quien lo convirtió en eje vertebrador peninsular de primer orden, enlosándolo en la totalidad de su recorrido y sembrándolo de miliarios, monumentos y nuevas ciudades.
Con una longitud aproximada de 1.500 km., la Vía Augusta era, sin lugar a dudas, la más larga y transitada en tierras Hispánicas y una de las más importantes del Imperio. Procedente de las Galias y anteriormente de Roma, cruzaba los Pirineos atravesando Gerunda, Tarraco, Saguntum, Valentia y Carthago Nova, alejándose de la costa en ese punto, ya en dirección al valle del Guadalquivir y en busca del puerto de Gades. Aunque disfrutada por todos, el objetivo prioritario de uso y motivo de su construcción era el paso de ejércitos y mercancías.

Hoy se pretende preservar lo que, durante más de veinte siglos, quedó olvidado. Se está señalizando y despejando en lo posible el antiguo recorrido que, demasiadas veces, se encuentra cruzado por carreteras y vías férreas que lo cubrieron sin miramiento. Construir una ruta de senderismo o de bicicleta, que lo preserve definitivamente de su anterior abandono, puede ser una buena idea y solución de continuidad, pero ¡Ay...!

Los grandes generales romanos volvían a Roma con sus centurias, serpenteando por valles y planicies y bordeando la vía jaras y romero. A partir de la Puebla Tornesa en dirección nordeste... tres miliarios, restos de la calzada original y finalmente un arco, L'Arc Romá de Cabanes.
Faltaban 420 Km. hasta la frontera gala... ¡Y 1.650 hasta Roma!.
RAFAEL FABREGAT
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