24 de junio de 2014

1422- RUINAS ROMANAS DE SISAPO.

En pleno Valle de Alcudia, paraje de La Bienvenida y término municipal de Almodóvar del Campo (Ciudad Real) ESPAÑA, se encuentran las ruinas de la ciudad romana de Sisapo, comarca minera mundialmente conocida por su riqueza en plata y cinabrio. El histórico emplazamiento de esta ciudad romana, mencionado por Plinio el Viejo, había sido confundido por la cercana Almadén gran productora de estos minerales. Sin embargo fue en este paraje de La Bienvenida fue donde se encontró la inscripción (S) ISAPON (E) confirmando su titularidad.


Para mayor seguridad, el año 2001 se localizaron nuevas inscripciones romanas que hacen referencia al "municipum municipii SISAPONENSIUM" lo que asegura su correcta identificación. 
El asentamiento no fue erigido por los romanos, sino que éstos reutilizaron construcciones tartésicas e ibéricas ya existentes con anterioridad y así lo demuestra una estela de guerrero y restos de cerámica encontrados en este lugar, tanto tartésicos como de importación fenicia. 


La fundación de este núcleo se estima en el siglo VIII a.C. mientras que la ocupación romana se constata que tuvo lugar entre los siglos II y I a.C. La práctica totalidad de la población se dedicaba a la explotación de las minas próximas, a través de la Socii Sisaponensis, registrada en Corduba, Capua y en la propia Roma. La explotación mineral y la propia ciudad de Sisapo fue potenciada durante el reinado de Augusto y hasta finales del siglo II de nuestra era.


Plinio el Viejo (23-79 d.C.) en su obra Naturalis Historia 
cuenta:
"El minio (cinabrio) lo importamos de Hispania, principalmente de la región sisaponense de la Baética, mina que es propiedad del pueblo romano. Para evitar su robo está prohibido refinarla en plaza y se envía a Roma en bruto y sellada en cantidad de 10.000 libras al año. Se lava en Roma y para que no se sobrevalore se ha fijado por ley un precio de 70 sestercios la libra. Es un material de fácil adulteración, lo cual otorga gran beneficio al comercio. El cinabrio de las minas sisaponenses es de calidad muy especial puesto que las vetas solo son de tierra de cinabrio, con ausencia de plata".


Necrópolis visigoda.
Pasada esa época gloriosa de extracción mineral la ciudad siguió su camino algunos siglos más, lo que se constata con la presencia de abundantes monedas del siglo IV y la construcción de una necrópolis visigoda. A partir de ese momento se ve una reutilización de los materiales constructivos de épocas anteriores y es con la llegada de los árabes cuando se inicia el declive vertiginoso de la ciudad. En pocas décadas solo una escasa presencia árabe y medieval habita el lugar. Con la marcha de sus últimos habitantes comienza el expolio de todo elemento de utilidad y el paso de los años acabará por sepultar su recuerdo. En los últimos siglos nadie habló ni escribió sobre su existencia y no será hasta finales del siglo XX cuando se localice este enclave romano. Los restos más destacados son la llamada "casa de las columnas rojas", con numerosos mosaicos y pinturas murales que hablan claramente de la importancia de su propietario. Las excavaciones son puntuales, a cargo de estudiantes y especialmente en época veraniega. Por falta de presupuesto apenas hay excavados unos 400 m2. 


Anfiteatro romano de Sisapo, sin excavar.
Una depresión circular próxima parece indicar la existencia de un anfiteatro romano, todavía no excavado. Rodean la ciudad restos de una muralla datada del siglo II a.C. que cierra algo más de 10 hectáreas de terreno. El historiador Estrabón menciona el Sisapo Vetus y el Sisapo Nova por lo que los arqueólogos proponen como Nova la mina de Cerro de las Monas, emplazada al sur de Almadén. Invadida la Península Ibérica por las principales culturas de la antigüedad, en España basta escarbar medio metro en el terreno y ya has encontrado vestigios del pasado. Claro que, ¡hay tanto por saber y una vida tan corta para averiguarlo...!

RAFAEL FABREGAT

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