18 de junio de 2014

1415- LA IRA Y LA PACIENCIA.

Dos han pasado por caja. Queda un tercero pero tranquilos, no hay prisa.
Pecado y virtud capitales. Abundante en el primer caso y escasa en el segundo. La ira es la furia con la que damos rienda suelta a nuestra irritabilidad. El odio ante la afrenta recibida cuando es injustificada. La respuesta y comportamiento con el que intentamos controlar una fuerza externa amenazante. Reacción natural cuando recibimos un daño o trato injusto por parte de los demás. Porque las cosas no siempre son lo que los deslenguados digan. Debe comprobarse. Sin embargo no hay que responder con ira, pues ésta se síntoma de frustración, de debilidad y es la paciencia la que permite algunas veces alcanzar nuestro objetivo. "La venganza no es la solución. Ten paciencia. Siéntate y verás pasar el cadáver de tu enemigo". (Proverbio chino)

La paciencia, permite mantener la calma ante los diferentes avatares de la vida y se considera una virtud admirable. Sin embargo el excesivo control de la ira puede derivar en persistentes pesadillas, malos pensamientos e incluso en males físicos. Explotar es a veces conveniente, necesario para sacar de nuestro interior la mala sangre creada por determinadas situaciones negativas. Con esa explosión de ira el daño interior se libera y cuerpo y alma quedan relajados. La ira contenida puede agravar patologías psicológicas y físicas. Sabio es aquel que aplica todo en su justa medida.

La ira lleva al odio, al lado oscuro de la vida.
La ira es, según la Iglesia Católica, uno de los siete pecados capitales. Es ansia de castigo propio o ajeno, ambos castigados por Dios, único que puede ejecutarlos. Según el apóstol Santiago (1: 19-21) "Todo hombre debe ser presto en el oír y lento en el hablar, o con la ira, pues ésta no va unida a la justicia de Dios". Los violentos están divididos en dos ramas perversas: la injuria y la avaricia. En el islam la ira se ve como signo de debilidad y al respecto dijo Mahoma: "El fuerte no es el que se impone a los demás por la fuerza, sino el que se controla por mucha que sea su ira. Los mejores son quienes son lentos en el enfadado y rápidos en la calma".


Paciencia y buenas maneras son la base del éxito. Aunque pueda tener algunos efectos positivos en cuanto a supervivencia, la ira es una emoción destructiva, inaceptable como comportamiento virtuoso y uno de los obstáculos para alcanzar el amor de los demás y todo aquello que anhelamos. Va por tanto unido también a la ignorancia de la vida y trae la confusión, la miseria y el odio hacia todo y a todos. Es por lo tanto de nuestro propio interés el apartarla de nuestra mente. Está claro que la vida empuja a muchas personas hacia la ira. La miseria, el hambre, la injusticia y el sufrimiento predisponen a ello pero, aún así, demostraremos inteligencia apartando la ira de nuestra mente y haciendo de la paciencia virtud.

Contrariamente a lo que muchos creen, la paciencia no es pasividad ante el enemigo, sino fortaleza para aceptar el dolor con serenidad. No puede presumir de paciencia aquel al que todo en la vida le haya salido bien. La prueba llega cuando nuestra reputación o nuestros derechos son violados. Somos muchos los que creemos que tenemos derecho a irritarnos cuando algo no sale como merecemos, cuando alguien abusa de nuestra buena fe, de nuestra confianza, cuando se burlan de nuestras desgracias, cuando dan malo por bueno sin buscar la verdad de las cosas... Es entonces cuando nuestra ira la vemos lógica, algo santo, comprensible a Dios por ser nuestra verdad. Sin embargo, aún así, no es el camino correcto.

Paciencia es perseverancia hacia tu propia meta, sin hacer excesivo caso de las zancadillas que te pongan en el camino. Nadie escapa de la puñalada trapera en la sombra. Basta que no acudas o marches temprano de una reunión para que seas centro de la conversación. Es el pan nuestro de cada día. Poco podemos hacer para evitarlo y lo mejor es tomarlo con paciencia pues visto está que la ira no lleva a parte alguna. Solo con paciencia podemos tener algún amigo, mantener buena relación con nuestros familiares y alcanzar algunas de las metas propuestas. Tened por seguro que si obráis con paciencia seréis recompensados. Al menos con vuestra tranquilidad de conciencia...

RAFAEL FABREGAT

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