16 de diciembre de 2013

1212- ...Y BARCINO SUPERÓ A TARRACO.

Moneda (dishekel) cartaginés de Amilcar Barca, acuñada en Cartagena.
No tengo interés en viajar entre las ramas de la mitología y aparco por tanto la leyenda sobre la fundación de Barcelona, a cargo de Heracles y los argonautas de Jasón, en busca del Bellocino de Oro y fundando una ciudad (Barcelona) allí donde encontraron la "Barca Nona" extraviada bajo la tormenta. 
Las leyendas llaman mi atención, aún sin creerme nada, sobre todo por ver como se mueve el autor entre los hilos y como consigue finalmente hilvanarlos. 
Sin embargo el tema mitológico me supera de tal manera que difícilmente mantiene mi atención dos minutos seguidos. Esta y no otra cosa es la que me inclina a dar como cierta la segunda versión que nos habla de su origen cartaginés, versión bastante más creíble. Según ésta, Barkenon o Barci Nova (Barcelona) fue fundada por Amilcar Barca, padre de Aníbal, alrededor del año 230 a.C. 

Aníbal cruza los Pirineos hacia Roma.
Sin embargo no hay una base histórica o arqueológica que lo corrobore, así que cada cual piense lo que más le agrade... 
Todo lo anteriormente citado son conjeturas de historiadores medievales del siglo XV que no merecen ninguna credibilidad. Puede decirse, cuanto menos, que la fundación de Barcelona es confusa y que no hay evidencia alguna hasta la llegada de los cartagineses que dominando las tierras peninsulares al sur del río Ebro, fundaron Catago Nova y Alicante. En el transcurso de la Segunda Guerra Púnica (218-202 a.C.) los ejércitos de Aníbal cruzaron el Ebro en su marcha hacia los Pirineos y ocuparon Barcino, motivo por el cual algunos historiadores dan a esta fecha (218 a.C.) la fundación real de la ciudad y señalando el Barcino anterior a su llegada como campamento erigido unos años atrás por su padre, con motivo de la exploración de las costas mediterráneas. 

TARRACO, capital romana de la Hispania Citerior.
Desde la llegada de Aníbal (218 a.C.) hasta el siglo I a.C. apenas hay información alguna sobre Barcino
La marcha de Aníbal hacia Roma es aprovechada por los romanos que ese mismo año 218 a.C. desembarcan en Ampurias iniciando la conquista de la península Ibérica. 
Su primer objetivo es aliarse con los Iberos, lo que consiguen unas veces mediante alianzas y otras a la fuerza, pero prontamente dominan la zona costera y se establecen en Tarraco que posteriormente adquirirá el estatuto de colonia romana de derecho y se convertirá en capital de la Hispania Citerior
Las guerras entre romanos y cartagineses se suceden, pero finalmente (19 a.C.) la península queda bajo el dominio de César Augusto y ante la falta de enemigos Tarraco efectua una expansión hacia la zona portuaria. 

BARCINO. La Barcelona de César Augusto.
Es en este momento cuando Barcino (Barcelona) toma también una forma urbana de castro fortificado. Se trata de un recinto de unas 10 Ha. protegido por 1.270 m. de muralla que durante el siglo I alberga menos de 2.000 habitantes. 
Sin embargo el aumento de población se muestra imparable y en el siglo II Barcino ronda los 4.000 habitantes que serán 7.000 un siglo después. Tal como se puede ver en una lápida conservada en el Museo de Historia de Barcelona, la colonia romana tenía el nombre de Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino
Barcino fue una más de las ciudades romanizadas a partir del momento del declive cartaginés y la expansión romana en la península Ibérica. 
Comparada con otras ciudades peninsulares Barcino era muy pequeña, aunque mantenía la estructura habitual de las ciudades romanas. 
A la muerte de César Augusto, en el año 14 d.C., se calcula que Barcino apenas si llegaría a los 1.500 habitantes, que rápidamente irían aumentando en un progreso imparable hasta convertirse en uno de los principales puertos del Mediterráneo occidental. 
Barcino es el nombre reducido de la colonia romana y con esa denominación se incluye en el mapamundi de Claudio Ptolomeo, momento en el que se creía que la tierra era un plano inmóvil y que el sol, luna y estrellas giraban a su alrededor. 

Geographia de Ptolomeo. Copia de Johannes de Armsshein 1482.
Plinio el Viejo la nombra también como Colonia Faventia, en forma reducida. La principal actividad económica era la agrícola y concretamente el cultivo de la vid. Los restos arqueológicos determinan el buen nivel de vida de sus habitantes, aunque no el suficiente como para disfrutar de teatro, anfiteatro ni circo pues sus ciudadanos eran principalmente soldados retirados del ejército a los que se les distribuían tierras en agradecimiento a sus servicios durante las guerras cántabras.
Como ciudad de origen castrense Barcino tenía un muralla de fábrica sencilla que se empezó a construir en el siglo I. De hecho solo tenía torres en los ángulos y puertas de acceso, pero las incursiones de francos y alamanes a mediados del siglo III obligaron a reforzarlas. Las nuevas murallas se construyeron sobre las anteriores y eran un doble muro de dos metros con relleno de piedra y mortero entre ambas. 

Anfiteatro de Tarraco.
En esta última fase, el muro constaba de un total de 81 torres de 18 metros de altura. La mejora fue tan importante que a partir de ese momento Barcino empezó a considerarse más importante que la propia Tarraco
Dos acueductos llevaban aguas a la ciudad, uno desde Collserola y el otro desde el río Besós. 
El foro coincidía, más o menos, con la actual Plaza de San Jaume; enclave dedicado a la vida social y a los negocios y lugar de las termas o baños públicos. 
En esos primeros siglos de nuestra Era, Tarraco todavía tiene el esplendor de antaño o más si cabe. Se erige un altar dedicado a Augusto y se inicia un culto Imperial. Sede de culturas de la amplia y rica provincia que gobierna, Tarraco edifica su anfiteatro, el circo, el forum provincial, etc. Todo es esplendor en las primeras décadas del siglo I d.C. y esa bonanza se alargará durante mucho tiempo. 

TARRACO. Bóveda bajo las gradas del circo de 30.000 espectadores.
La parte alta donde se ubicaba el antiguo Praesidium militar son ahora dos amplias plazas repletas de tiendas y actividad, jardines, templos y edificios públicos y administrativos. Sin embargo en el siglo III se persigue a los cristianos y en la arena del anfiteatro son quemados vivos el obispo y sus diáconos. Pronto llegarán los invasores del norte y la decadencia de Tarraco se hace evidente en los siglos siguientes a favor de Barcino
Contrariamente a lo que sucede en Tarraco, los visigodos apuestan por el enclave al que llaman Barcinona y con ellos la ciudad sigue progresando. Por el contrario la ciudad de Tarraco se repliega y queda reducida a la Parte Alta que ahora conocemos. Vuelve, en definitiva, a lo que fue su origen: la zona ocupada por el Praesidium militar. Más tarde la invasión musulmana hará el resto y Tarraco dejará de existir como ciudad hasta después de la Reconquista.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario