27 de diciembre de 2013

1217- JUANA LA LOCA.

Juana I de Castilla, la Loca.
Juana fue la tercera hija de Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla, llamados los Reyes Católicos mediante bula Si convenit del papa Alejandro VI. La corta vida de sus hermanos mayores situaron a Juana como heredera del trono de Aragón y Castilla y de todos los territorios que hoy conocemos como España, pero apenas si llegó a gobernarlos. Como siempre sucede con los perdedores, tampoco la Historia la trató con generosidad al darle un apelativo que no merecía, porque la reina Juana no estaba loca, sino desquiciada por el desamor de su marido y las traiciones de aquellos a quienes más amaba. Primero por su esposo Felipe el Hermoso, después por su padre Fernando el Católico y más tarde por su hijo Carlos I de España, al que había dado vida en sus entrañas. Entre los tres la encerraron de por vida -cerca de 50 años- hasta que murió. ¿No son esas suficientes razones para enloquecer?. Psíquicas y no de tipo esquizofrénico fueron las razones de que mostrara comportamientos extraños e inexplicables para las gentes de su entorno. Pero vamos a relatar someramente su vida y ustedes mismos juzgarán qué hubieran hecho en sus circunstancias... 

Isabel I de Castilla, la Católica.
Eran muchos los intereses e impedimentos para que Isabel de Castilla no se casara con Fernando de Aragón, pese a estar comprometidos desde los tres años de edad. 
Enrique IV, rey de Castilla y hermano de Isabel por parte de padre, rompió el acuerdo con Juan II de Aragón para casarla con el Príncipe Carlos de Viana y el mismo intento llevó a cabo posteriormente con Alfonso V de Portugal, 20 años mayor que Isabel. 
A los 16 años de edad nuevo intento de casarla con Pedro Girón, Maestre de Calatrava, de 43 años que murió durante el viaje de encuentro. No sería el último intento de Enrique IV por casar a su hermanastra. Le tocaba el turno al Duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia y una vez más Isabel se negó. Finalmente Juan II de Aragón, padre de Fernando, negoció directamente con Isabel la boda con su hijo, aquel con el que estuviera comprometida en su niñez. Ya cansada de tantas intrigas cortesanas, a Isabel no le desagradó la idea de unirse a un futuro rey de Aragón, bien parecido y un año más joven que ella. 

Fernando II de Aragón, el Católico.
Pero había un impedimento por parentesco pues eran primos segundos, ya que sus abuelos Fernando de Antequera y Enrique III eran hermanos. Necesitaban pues una bula papal que, ante la posibilidad de enemistarse con los reyes de Castilla, Portugal y Francia, el papa Pablo II no quiso firmar. 
Los consejeros de Isabel falsificaron una bula supuestamente emitida por el papa anterior Pio II a favor de Fernando II por la cual se le permitía contraer matrimonio con princesas de grado consanguíneo de hasta tercer grado. 
Isabel aceptó y el 5 de Marzo de 1469 se firmaron las capitulaciones en Cervera. Ante el temor de que su hermanastro Enrique IV abortara sus planes, Isabel escapó a Ocaña con la excusa de visitar la tumba de su hermano Alfonso que descasaba en Ávila. Fernando atravesó Castilla en secreto disfrazado de mozo de mulas de unos comerciantes y finalmente, como el más maravilloso cuento de amor, el 19 de Octubre de 1469 los dos jóvenes príncipes (ella 18 años y él 17) contrajeron matrimonio en el Palacio de los Vivero de Valladolid.

ISABEL Y FERNANDO. Los Reyes católicos.
Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, posteriormente apodados los Reyes Católicos, tuvieron 5 hijos:
ISABEL. Se casó con Alfonso de Portugal y, a la muerte de éste, con su primo Manuel I. Tuvo un hijo de su segundo marido que murió a los 23 meses. Ella murió en el parto.
JUAN. Se casó con Margarita de Austria y murió prontamente sin hijos.
JUANA. Apodada "la loca" fue reina de Castilla como Juana I. 
MARÍA. Casó con el marido viudo de su hermana Isabel, Manuel I de Portugal. 
CATALINA. Se casó con Arturo de Gales que murió a los pocos meses. 
Unos años después se casó con el hermano de su marido, que posteriormente sería Enrique VIII siendo por tanto reina de Inglaterra y madre de María I de Inglaterra o María Tudor.

Juana I de Castilla, apodada Juana la Loca.
Sin embargo el personaje que nos interesa en esta entrada es Juana la Loca, tercera hija de los Reyes Católicos, que reinaría como Juana I de Castilla y por lo tanto es en ella en quien vamos a centrar nuestro relato... 
Juana nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479 y fué reina de Castilla durante 55 años (1504-1555) y de Aragón y Navarra desde 1516 hasta su muerte, si bien no ejerció poder alguno a partir del segundo año de su reinado puesto que su padre la encerró de por vida en la cárcel-palacio de Tordesillas, sin poder retirarle sus privilegios. En 1496 se había casado locamente enamorada con Felipe "el Hermoso" de Habsburgo. 
Tuvieron tres hijos: Leonor de Austria, Carlos I de España, que sería también Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico y Fernando que, sucesor de Carlos en el Sacro Imperio Germánico, reinaría como Fernando I y restauraría la rama austriaca imperial de la Casa de los Austrias. 
Felipe perdió pronto el interés por su mujer y buscó otras con quienes retozar día tras día, lo que hizo nacer en Juana unos celos patológicos. El nacimiento de sus hijos no hizo decrecer esta situación, sino que la agudizó más si cabe. A la muerte de Isabel I la Católica en 1504 y por muerte de sus hermanos Juan e Isabel, así como de su sobrino Miguel de la Paz, Juana se convirtió en heredera legítima de la Corona de Castilla, cargo que compartiría con su padre Fernando y con su esposo Felipe tras el acuerdo de Salamanca de 1505. 

Periplo de Juana por tierras castellanas.
Impregnado de grandes ambiciones, la relación entre Felipe el Hermoso y su suegro era pésima, motivo por el cual Fernando II optó por retirarse a Aragón y en Octubre del mismo año se casaba con Germana de Foix. Prontamente empezaron a extenderse por Castilla los rumores sobre la supuesta locura de Juana, lo que motivó que fuera declarada incapaz y su esposo elevado a rey con el nombre de Felipe I de Castilla. Sin embargo el 2 de septiembre de 1506 y de forma súbita, Felipe el Hermoso murió con solo 28 años en la Casa del Cordón (Burgos) no sin que se rumoreara que había sido envenenado por orden de Fernando. 
Previamente embalsamado y remitido su corazón a Brujas, su tierra natal, se le dio sepultura en Burgos pero, atendiendo su última voluntad, Juana mandó trasladarle a la Capilla Real de Granada, acompañándole junto a un gran séquito de personas, a pesar de su adelantado estado de gestación. 

TORQUEMADA. Iglesia de Santa Eulalia.
Por la natural fatiga y el adelantado embarazo de la reina solo se viajó por la noche. El 14 de Enero de 1507, en la iglesia de Santa Eulalia de Torquemada, la reina Juana dio a luz a la hija póstuma de su marido a la que puso el nombre de Catalina
En Torquemada esperaron durante cuatro meses por un incipiente brote de peste. Cada día mandaba abrir el féretro para comprobar que Felipe seguía dentro y guardaba la llave en la cinta que llevaba atada en el cuello. Entre unas cosas y otras el viaje se prolongó casi ocho meses mientras un gobierno interino, presidido por el cardenal Cisneros, atendía las necesidades del reino. 
Su padre contacta con ella y le pide que renuncie a ese viaje, sin que ella atienda sus consejos. Mientras deambula el cortejo de un lado para otro Fernando consigue finalmente acercarla nuevamente a Burgos, sin que acepte entrar en la ciudad por lo que se queda en el pueblo de Arcos durante casi un año con el cadáver insepulto de su esposo Felipe. Esperando su recuperación, su padre Fernando el Católico se hace cargo nuevamente del gobierno mientras ella, totalmente desquiciada, apenas come ni se lava. Finalmente en 1509 Fernando toma la decisión de internarla en el Palacio de Tordesillas, junto a su hija Catalina y un buen número de sirvientas. 

Doña Juana y su hija Catalina, en Tordesillas.
El cadáver de su esposo no fue enterrado, sino depositado en el Convento de Santa Clara, de tal manera que la reina podía ver el féretro desde su ventana. El 23 de Enero de 1516 muere Fernando II de Aragón y en su testamento evita que los tronos de Castilla y Aragón caigan en manos de la incapacitada Juana, nombrando regente en ambos reinos hasta la mayoría de edad de su nieto Carlos, primogénito de Juana que sería Carlos I de España y V de AlemaniaLa situación de Juana es de total abandono. Nadie cree que pueda vivir mucho tiempo en tales condiciones. Tras ocho años atendiendo a Juana, Mosén Ferrer es destituido por su hijo Carlos y algunos de sus ayudantes azotados en público por haber empleado la violencia para obligarla a comer. El cambio de cuidadores ofrece cierta mejoría pues la reina se lava y come con regularidad. 

Carlos I de España y V de Alemania.
A Juana no le informan de la muerte de su padre pero ella parece conocerla y pregunta quien es el regente, aprobando el saber que se trata del Cardenal Cisneros
A pesar del testamento de su abuelo, que dice que debe esperar a los 20 años, Carlos se autoproclama rey a los 16 años y en 1517 se desplaza a Tordesillas a ver a su madre. Unos meses después muere el Cardenal Cisneros y Carlos jura en Valladolid, aunque en los documentos aparece por detrás de su madre por prudencia política. Carlos I no cree en la locura de su madre pero entiende que su aislamiento es vital para la continuación del proyecto de sus abuelos y el suyo propio. Sigue pues otro periodo de soledad para Juana que dura tres años más, mientras el reino vive momentos de gran agitación. Es la llamada Revuelta Comunera de gremios y maestros artesanos que quiere restaurar el poder de su reina, recluida a la fuerza en Tordesillas y ajena a todo cuanto acontece en su reino. En 1520 la guerra civil estalla en Castilla y los vecinos de Tordesillas asaltan el palacio llegando hasta Juana a quien liberan y proponen la devolución del trono pero la reina, aunque lo admite, no firma la legitimación por no causar daño mayor a su hijo. A partir de ese momento Juana I de Castilla parece otra, goza de libertad y recibe visitas, lo que en el bando realista resulta preocupante puesto que si ella se pusiera al frente de la revuelta todo estaría perdido. 

Sin embargo las tropas realistas recuperan Tordesillas y Juana vuelve a ser aislada con la aprobación de su hijo Carlos IA partir de 1521 el estado físico y moral de Juana empeora, alternando momentos de lucidez con otros de demencia. De repente estalla en Tordesillas la peste, pero su hijo no permite su evacuación a lugar más seguro. Ante la reclusión de Juana, Felipe el Hermoso tuvo que esperar muchos años para llegar a Granada. Por fin en 1525 su hijo Carlos I el rey, ordenó el traslado definitivo del cuerpo de su padre a la Capilla Real de Granada, como él pidiera en su última voluntad y lecho de muerte, lugar al que su demente esposa Juana se le uniría todavía 30 años después.

Catalina de Austria, reina de Portugal.
Documentalmente consta que Carlos I visitó a su madre en 1522, 1524 y 1536. Consta también que en la segunda de esas visitas el rey ordenó el expolio del tesoro que ésta conservaba, llevándose joyas y toda clase de objetos valiosos y sustituyendo éstos por ladrillos en los cajones que guardaban las joyas, en la confianza que la reina Juana no lo descubriera. 
Sin embargo descubierto el robo Juana lo denunció a su secretario y tras recuperar el tesoro lo destinó a dote de su hija Catalina que con 18 años se casaría en Salamanca, el 2 de Febrero de 1525, con su primo Juan III de Portugal
Con los naturales altibajos van pasando los años hasta que en 1551 la reina Juana sufre parálisis en una pierna que la deja postrada en la cama. En 1552 la visita el jesuita Francisco de Borja asegura que no está loca, sino que necesita atención. La visita nuevamente en 1554 y aunque la encuentra en mejor estado le suministra la extrema unción. Llagada en diferentes partes del cuerpo empieza a sufrir fiebres y vómitos y finalmente el Viernes Santo 12 de abril de 1555 Juana I de Castilla abandona este mundo a los 76 años de edad, en el palacio-prisión de Tordesillas y tras 46 años de reclusión.

Sepulcro de los Reyes Católicos (izq) y Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso.

Estando en Bruselas, su hijo el emperador Carlos V tardó veintisiete días 
en enterarse de la muerte de su madre. Sus restos fueron enterrados en la cripta del convento de Santa Clara en Tordesillas hasta que finalmente su hijo Carlos los trasladara en 1574 a la Capilla Real de Granada, junto a los de su amado Felipe el Hermoso. Esta fue la vida de Juana I de Castilla. Una mujer a quien la Historia eligió como primera reina de lo que actualmente conocemos como España, pero cuyo derecho le fue arrebatado primeramente por su esposo, después por su padre y posteriormente por su hijo. Aunque mantuvo la dignidad real hasta su muerte, en la práctica jamás llegó a reinar. 

Cripta donde yacen los cuerpos de los reyes.
Aquellos a quien más amaba la condenaron a quedar en la Historia como Juana la Loca, cuando por derecho le correspondía ser la más grande de España. 
Maltratada por su marido, por su padre, por sus hijos y por sus guardianes, nunca doblegada por la política ni por la Iglesia cayó finalmente presa de una demencia provocada por el desamor de sus seres más queridos. Juana no estaba loca sino que, entre unos y otros, la volvieron loca. Tal como se ve en la foto superior, el sepulcro de Juana I de Castilla y de su esposo Felipe el Hermoso está situado junto al de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla si bien, como es normal en estos casos, los restos de todos ellos descansan en una cripta situada debajo de los sepulcros y compartida en este caso por Miguel de la Paz, nieto de los Reyes Católicos.

RAFAEL FABREGAT

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