24 de enero de 2010

0032- Y NOSOTROS... ¿QUIENES SOMOS?

GRANADA. La Alhambra. Patio de los leones.
La prepotencia es algo que todos llevamos dentro. Pero que nadie se asuste, es algo natural.
Muchos, pensando que eso no va con ellos, lo interpretan como un orgullo desmedido y por lo tanto desdeñable. Sin embargo nadie es ajeno a la prepotencia puesto que no se trata de un defecto, sino de un mecanismo de autodefensa. El prepotente, en el fondo y muy a su pesar, no hace sino intentar disimular su debilidad. Una debilidad que es general.
No obstante el motivo de este artículo no es el de hablar de la prepotencia personal, sino de aquella que para los españoles cumple, en el presente 2.010, el cuarto centenario de su expresión más desmedida. Justamente cuatrocientos años atrás y por el solo hecho de tener unas creencias religiosas diferentes a las que otros pregonaban, los españoles de religión musulmana fueron expulsados de nuestra península.
La Historia, que muchísimas veces no merece escribirse en mayúscula por las muchas barbaridades que encierra, nos dice que en el año 1.610 fueron expulsados del territorio español "los moros que todavía permanezcan en España", pero no todos estamos de acuerdo con esa expresión, que poco tiene que ver con la realidad.

El 2 de Enero de 1.492 los Reyes Católicos derrotaron a Boabdil, último rey musulmán en Granada, que se exilió a Fez junto a su séquito y las escasas tropas que le quedaban. Quedaron en la península los "moros conversos" o mudéjares.
Los "moros" a los que se alude en dicha frase (mudéjares) eran hijos y nietos de españoles, desde más de 800 años atrás... Trabajadores que tenían sus casas y su negocio o tierras, honradamente compradas con el sudor de su trabajo. ¿Quienes entonces, eran más españoles que ellos?
¿Quizás los Visigodos a los que desplazaron en el año 711? Aquellos también habían desplazado a los romanos... Entonces, ¿quienes tenían mayor derecho a estar aquí?. ¿Los cristianos quizás?. Llegados a este punto la pregunta es obligada: ¿Donde estaban y quienes eran los reinos cristianos en el año 711, cuando llegaron los musulmanes a la península?. Sencillamente no existían... 

A excepción del nororeste peninsular, dominado por Los Suevos, el resto estaba en manos de Los Visigodos que en el siglo IV pactaron con los romanos su conversión al Arrianismo, secta oriental del cristianismo declarada herejía en el Concilio de Nicea. 
Es en el siglo VII cuando Suevos y Visigodos se unen y cuando el Rey Recaredo se convierte al catolicismo en el Concilio de Toledo.
Hasta entonces una mezcolanza de creencias, dominadas por decenas de dioses germánicos agrupados en Aesir (o Ases) y en Vanes encarnaban las funciones religiosas y aristocráticas.
Luchas encarnizadas por el poder, sitúan a Don Rodrigo en el trono, mientras sus rivales se unen al líder musulmán Tariq Ibn Ziyad que, con la victoria de la Batalla de Guadalete (711) pone fin al reino visigodo, iniciando el periodo islámico en España.
Sin embargo en el año 722 Don Pelayo (un noble de ascendencia incierta, pero que se presume goda) apoyado por indígenas astures, derrota a un ejército expedicionario musulmán e inicia la llamada Reconquista, poniendo los cimientos del reino de Asturias, primera entidad política cristiana establecida en la península Ibérica y embrión del Estado Español.

A Don Pelayo le sucede su hijo Fáfila, y muerto éste por un oso, le sucede Alfonso I que había casado con su hermana Ermesinda, hija también de Don Pelayo. Es Alfonso I el que inicia la expansión del pequeño reino cristiano avanzando hacia Galicia, hacia el sur y hasta Vizcaya.
La Crónica Rotense dice: "En este tiempo se poblaron las Asturias, las que ahora llaman Castillas y la parte oriental de Galicia". La sequía que afectó a la submeseta en las décadas centrales del siglo VIII, despoblaron el territorio de la cuenca del Duero hasta convertirlo en tierra de nadie. Esta falta de defensores le llevó hasta Oporto, asentando la frontera oriental en la Rioja y Ribera Navarra, junto a las tierras de los Vascones.
Del reino de Asturias nacieron los reinos de León, Castilla, Aragón y Portugal.
Naturalmente toda esta información habría de desmenuzarla, para entender los años y diferentes monarcas que hicieron falta para llegar a la compleja formación del Estado Español y la definitiva expulsión de los musulmanes, pero en esta ocasión no hace falta extendernos más. En todo momento, a partir del año 711 y exceptuando las tierras astures que gobernaba Don Pelayo y las que se consiguieron anexionar a través de los años y diferentes monarcas posteriores, el resto del territorio estaba en manos musulmanas.

Conquistas y reconquistas de las diferentes plazas y territorios nos llevan hasta la derrota final islámica en 1.492, casi ocho siglos después. Pero la pregunta se repite... ¿tenía más derecho el visigodo Pelayo a establecerse en el territorio peninsular que el musulmán Tarik?. Sencillamente no. Era una cuestión de fuerza amparada, una vez más, en la religión.
La gente en general, influidos por las enseñanzas recibidas, demasiadas veces damos por buena una opinión o conducta sin pararnos por un momento a pensar cuanto hay de cierto o de falso en aquella materia que la determina. Ya es demasiado trabajo tener que procurarnos el sustento diario, como para "perder el tiempo" divagando sobre cuanto hay de cierto en lo que nos enseñaron en el colegio y siguen contándonos cada día. ¿Donde está nuestro sentido de autocrítica?. Ya está bien de engullir lo que otros mastican... ¿Cuando seremos capaces de masticar lo que comemos?

Está mil veces demostrado que "la plebe" no ha tenido nunca derecho a opinar. Pocos años atrás se les castigaba por ello y hasta se les encerraba en una mazmorra por tiempo indefinido. 
Si esto es así, ¡porque todos sabemos que lo es...!, ¿como es posible que seamos tan ingenuos, como para pensar que todo cuanto (ellos) nos han enseñado pueda ser cierto?. 
En todo caso será lo que (ellos) creen o pretenden hacernos creer. Como mucho será su verdad, pero nunca la verdad absoluta. 
Hoy, con la llegada de la Democracia y la Globalización (también suyas, con el fin de conseguir sin lucha los mismos objetivos) podemos al menos expresar nuestra opinión y abrir nuestros pensamientos al mundo. Acertados o no son los nuestros y es nuestro derecho tenerlos y expresarlos.

Expuesto lo anterior, retomo el motivo de esta entrada que no es otro que la escasa legitimidad de la expulsión morisca de tierras peninsulares. Para ello me es obligado recordar, aunque sea de forma general, la Historia y sus acontecimientos en esta parte del mundo.
- Se dice que los Íberos (2.600 a.C.) fueron los primeros pobladores de la península pero, cuando ellos llegaron, nuestras tierras ya estaban habitadas por pueblos asentados en época paleolítica y mesolítica.
- Hacia el 1.300 a.C. se produjo la invasión de los Celtas por el Noroeste y con los años, éstos se fusionaron con los íberos formando el pueblo Celtíbero. Tras ellos invasiones Fenicias y Cartaginesas dominaron el territorio hasta el siglo III a.C. que es cuando empieza la dominación romana.
- Los Fenicios, marinos-comerciantes llegados del cercano Oriente (en lo que hoy es Líbano, Siria e Israel) legaron al mundo el Alfabeto Fonético (de 22 signos consonantes y sin vocales) que los griegos adaptaron a su lengua y posteriormente al resto del mundo conocido. Fundaron Gadir (Cádiz) en el año 1.100 a.C. y Cartago en el 814 a.C., por lo que los Cartagineses son de origen y cultura fenicias.
- Los Cartagineses, descendientes de los Fenicios, fundaron Carthago-Nova (Cartagena) como capital peninsular y se establecieron en todo el sureste peninsular (s.VI a.C.), conquistanto en el 219 a.C. la ciudad de Saguntum, aliada de Roma, y desatando la segunda guerra Púnica que acabaría con Aníbal y conquistaría Cartago en el 201 a.C.
- A partir de ese momento todo el territorio cartaginés en Hispania es ya una provincia romana, aunque es en el 218 a.C. cuando oficialmente desembarcan los romanos en Ampurias y cuando empieza la verdadera romanización que duraría nada menos que ocho siglos. De todas formas tuvieron que pasar aún dos siglos para que la dominación romana en la península fuera total, debido a la fuerte resistencia de celtíberos, lusitanos, etc. que finalizó con la eliminación de todas las culturas prerromanas. Los romanos nos legaron su cultura y con ella el Derecho y el Latín. Crearon nuevas ciudades y modernizaron otras construyendo circos, teatros, puentes y acueductos que todavía hoy podemos admirar. Pero en este mundo nada es para siempre y también el Imperio Romano terminaría desapareciendo.

- Aprovechando el debilitamiento del Imperio Romano, el año 419 numerosos pueblos bárbaros invadieron nuestra península, estableciéndose en diferentes zonas de la misma. El 416 llegan los Godos que derrotan a los anteriores en diferentes guerras que nos llevan hasta el año 572 en que el rey Leovigildo los aniquila definitivamente estableciendo el Estado Visigodo.
- El año 711 los árabes al mando de Tarik, penetran en la península por el estrecho de Gibraltar y derrotan al último rey Godo (Don Rodrigo) que fue vencido y muerto en la Batalla de Guadalete. Muerto Rodrigo no hubo rey electo que le sucediera ni noble que organizase la defensa. En apenas nueve años los Visigodos habían desaparecido y la mayor parte de la península era musulmana. Solo el norte peninsular y algunos pequeños reinos cristianos quedaban al margen de la dominación morisca. Una dominación que había de durar casi 8 siglos y uno más que, tras la Reconquista, estuvieron todavía entre nosotros.
- Aunque ya en el año 722 tuvo lugar la rebelión de Don Pelayo, impidiendo la conquista de la cornisa cantábrica e iniciando la Reconquista cristiana, ésta no se materializó hasta el 2 de Enero de 1.492, cuando los Reyes Católicos derrotan y expulsan a Boabdil, rey de Granada.
- Más de un siglo después (118 años) se expulsa a los mudéjares (cristianos conversos) que habían quedado integrados totalmente en España.

Esta es, extremadamente resumida y muy particular, la Historia de España y las diferentes culturas de las que somos hereditarios. Colonizada esta parte del mundo por todos los pueblos y culturas que nos precedieron, nada puede extrañarnos que diferentes personas, con iguales apellidos, seamos unos rubios descendientes de pueblos germánicos y otros morenos como el más auténtico de los moriscos. Todos aportaron su granito de arena para que hoy seamos lo que somos y de todos ellos corre sangre en nuestras venas.
Si esto es así, ¡porque lo es...!, ¿a que viene la xenofobia que muchos tenemos ante las diferentes culturas que actualmente nos visitan, intentando encontrar una vida mejor? ¿Quienes somos nosotros para rechazarles solo por parecernos diferentes cuando, es más que probable, que seamos descendientes de las mismas ramas y por lo tanto familiares directos?
¿Acaso hemos olvidado a los miles de españoles que hasta hace bien poco emigraron a otros países para poder ganarse el sustento?

No obstante todo lo anterior mi humilde opinión es que también ellos, que son los que al fin y al cabo están en un país que no es el suyo, deberían intentar integrarse al máximo con la sociedad que les acoge adoptando, al menos en los lugares públicos, los comportamientos propios del país de acogida. Las manifestaciones religiosas y comportamientos extraños para el autóctono, deberían evitarse.
Hay comportamientos que, sin estar prohibidos, no agradan a la mayoría. Diré, como ejemplo, que nadie va desnudo por la calle por mucho calor que haga; ellos deberían hacer lo mismo con su forma de vestir. Cada cual, en su casa, hace lo que quiere pero en la calle hay que tener civismo y ese civismo se traduce en un refrán muy español que dice: "Donde fueres haz lo que vieres". Querer imponerte a los demás es incorrecto y solo acarrea problemas.
A pesar de lo dicho en el párrafo anterior, sigo pensando que todos cuantos nos visitan merecen de nuestra parte menos orgullo y más tolerancia... ¡No somos tan diferentes!
Al fin y al cabo, nosotros ¿quienes somos?. Moros, visigodos, romanos, cartagineses, fenicios, iberos, celtas... ¿Qui lo sa...?

RAFAEL FABREGAT

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