Se trata de un monasterio benedictino del siglo XI, construido sobre otro del siglo IX, muy cerca de la localidad catalana de Escaló, en la comarca del Pallars Subirá (Lérida) España.
Siguiendo con el expolio gubernamental practicado en su día a buena parte de las iglesias de las comarcas catalanas del interior, las pinturas murales originales de los ábsides, datadas en la segunda mitad del siglo XI, fueron sustraídas y trasladadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña, ubicado en Barcelona capital.
Las pinturas representan el Pantocrátor, entre los arcángeles Miguel y Gabriel, adorado por dos santos. En otra de ellas está la Virgen portando un cáliz y a su derecha está San Pedro y a la izquierda San Juan Bautista y San Pablo. Debajo la imagen de una dama con los restos de una inscripción en la que solo se puede leer: "...cía Conmttesa" que parece indicar que se refiere a la condesa Lucía de la Marca, casada con Artal I, conde de Pallars, que regentaba la comarca el año 1085.
Arrancadas las pinturas originales, como en multitud de iglesias románicas de la comarca, lo que actualmente podemos ver si visitamos la iglesia son burdas reproducciones.
Así están igualmente las iglesias de "la Vall de Boí", tesoro del románico en Cataluña y que también fue expoliado con el mismo sistema. Quienes intentan justificarlo nos cuentan que toda esta histórica riqueza del románico catalán fue arrancado y trasladado a la capital catalana justamente para preservarlo de la rapiña, pero lo cierto es que nadie tocó nada hasta que no llegaron los que llegaron, o sea, los verdaderos depredadores. En lugar de arrancarlo, ¿Por qué no lo protegieron, dejándolo en su lugar?.
Este monasterio románico de San Pedro del Burgal está mencionado por vez primera en un precepto del conde Ramón I de Tolosa del año 859, en el que se concede la inmunidad de los monjes que lo habitan. Este hecho nos indica claramente que el monasterio ya estaba consolidado en esa fecha, pudiendo incluso haber sido fundado por el propio Ramón I. Algunos años más tarde y debido a la decadencia del lugar, los dos únicos monjes que quedaban cedieron los derechos al Monasterio de Santa María de Gerri, situado unos 35 Km. más al sur y se integraron al mismo. Después pleitos y abandono.
El santuario que los acogió, también bajo la regla de San Benito, data del año 807 y todavía conserva todo su esplendor. Tiene su enclave en el actual municipio leridano de Gerri de la Sal, capital del Baix Pallars, bañado por las aguas de río Noguera Pallaresa. Por el contrario, el monasterio de San Pedro del Burgal está totalmente en ruinas, no quedando cubierta más que la cabecera oriental, con los tres ábsides convertidos en capilla. Nada es para siempre...
RAFAEL FABREGAT
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